Estos son los 5 pecados capitales con la caja de cambios

Los 5 pecados capitales de la caja de cambios
Si la caja de cambios se rompe, la reparación suele ser bastante compleja y, por lo tanto, costosa. Por ello hay tratar este elemento con cuidado. Estos son los cinco errores más comunes que debes evitar:

Estos son los 5 pecados capitales con la caja de cambios. ¿Los has cometido alguna vez? ¿Los conocías, al menos? Ojo: porque provocan envejecimiento y averías. 

"¡Toma rascada!", se suele decir cuando se escucha fuerte un cambio de marcha muy brusco. ¡Si es que duele al oído... y al bolsillo! Estas acciones con la palanca no son nada divertidas, porque el roce casi puede entenderse como un grito de agonía procedente de lo más profundo de la transmisión.

Los 5 pecados capitales de la caja de cambios
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Y ojo, porque una vez que se rompe alguno de sus componentes, unos costes de reparación en el rango de los cuatro dígitos son más la regla más que la excepción.

Pero hay otros pecados con los que mandar al infierno a la transmisión hasta sin saberlo. ¡Pon atención o reza lo que sepas!  

1 Cambiar de marcha demasiado rápido

Lo vemos frecuentemente en las películas: automovilistas cambiando de una marcha a otra en menos de un segundo. Lo que ayuda al romanticismo no es tan bien recibido por la transmisión manual. Dentro de ella hay engranajes de diferente tamaño.

Con la palanca, seleccionas el piñón  -la marcha- mediante la que el movimiento del motor acabará en las ruedas a las revoluciones elegidas. Sin embargo, para que eso se produzca, tiene que haber un elemento que sincronice la velocidad del motor y del piñón de la caja con la de las ruedas, para que giren a la misma velocidad. Si bien esta circunstancia ha sido solventada por las transmisiones de ‘doble embrague’, ahora hay anillos ('sincros') que hacen este trabajo y que actúan casi como una especie de embrague entre los dos engranajes.

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Si cambias a una marcha diferente, el manguito de conexión es empujado en la dirección de la marcha apropiada y, por lo tanto, ejerce presión sobre el anillo sincronizador, que luego frena o acelera la marcha y la ajusta a la velocidad necesaria para que todo vaya bien. Pero ¿qué sucede si cambias demasiado rápido? Pues que el mecanismo de sincronización no tiene tiempo para ajustar suavemente la rueda dentada a la velocidad de la rueda: así que este anillo roza bruscamente la rueda dentada durante un cambio rápido, lo que conduce a un mayor desgaste de este elemento 'mediador', e incluso puede romperlo.

Además, el desgaste provoca, como consecuencia un mal funcionamiento que empeora con el tiempo y que acaba, en último término, en daños muy costosos. Las virutas que se forman en el proceso de rozamiento flotan en el aceite del cambio (o valvulina) y lo contaminan. Como resultado, los cojinetes en la caja de engranajes y los engranajes en sí mismos ya no pueden lubricarse adecuadamente, lo que a su vez aumenta el desgaste.

Si cambias de forma más lenta, el anillo sincronizador se desgastará con el tiempo, pero no de manera tan precoz. Además. el cambio de marcha lento tiene otra ventaja: el riesgo de engranar accidentalmente una relación más baja en lugar de una más alta también es significativamente menor. Si esto sucede, no sólo puedes dañar gravemente la caja de cambios, sino que puede sufrir mucho todo el motor.

2 Engranar la marcha atrás cuando el automóvil está rodando

La marcha atrás asegura que las ruedas giren en un sentido distinto. Para que esto pueda suceder, hay un engranaje 'aislado' para la marcha atrás que está acoplado a otro a través de un manguito de conexión. A diferencia de los engranajes delanteros, generalmente este no está sincronizado.

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Por lo tanto, el automóvil debe detenerse antes de activar la marcha atrás. El embrague también debe presionarse un poco antes de insertar la marcha atrás, para que ambos engranajes se detengan y se pueden acoplar entre sí sin dañarse. Este consejo también se aplica a los automóviles con transmisión automática. Si la palanca selectora se mueve de ‘D’ a ‘R’ mientras el vehículo está rodando hacia adelante, las bandas de freno y los embragues multidisco en el interior de la transmisión se desgastan mucho más rápidamente. Si, por el contrario, cambias de ‘R' (retroceso) a ‘D’ (directa) cuando ruedas hacia atrás, lo que pasa en la caja de cambios es igual de negativo. Por lo tanto, recuerda: siempre es mejor detener el automóvil por completo antes de cambiar entre ‘D’ y ‘R’.

3 Colocar la mano sobre la palanca de cambios

Queda molón eso de colocar la mano derecha en la palanca de cambios. Es muy de tenerlo todo controlado, de ser un 'profesional'... o de tener mucha inseguridad. Sea como fuere, a la larga esta acción daña la transmisión, porque vas forzando gratuitamente ese manguito de conexión entre los piñones del que antes hablábamos.

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Esta presión continuada provoca una tensión 'artificial' en la caja de cambios, que no sólo ejerce a su vez una mayor presión sobre esta conexión, sino que también lo hace sobre los anillos sincronizadores y los engranajes acoplados. Por tanto, también se desgastan más rápido, al igual que otros elementos de la caja de cambios, como los cojinetes. Así que mantén siempre las manos en el volante mientras conduces: es lo mejor para la mecánica y, cómo no, también para la seguridad.

4 No presionar correctamente el pedal del embrague

Otro error frecuente derivado de cambiar de forma rápida y deportiva: no presionar adecuadamente el pedal del embrague o no hacerlo a tiempo. Por no hablar de tenerlo pisado parcialmente todo el rato, mientras se circula.

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Estos descuidos acaban en reparaciones realmente costosas. Si el embrague no separa completamente cuando debe el motor y la caja de cambios o no lo hace a tiempo y aun así cambias a la siguiente marcha, la caja de cambios a menudo reacciona con un fuerte crujido. Ese crujido es causado por el hecho de que los anillos sincronizadores no pueden acelerar los dos engranajes durante el proceso de cambio. Mientras un engranaje gira a la velocidad de la rueda, el otro gira a la velocidad del motor y hay desfase.

Si aun así se cambia, el manguito de conexión es empujado a la fuerza sobre los engranajes que giran a diferentes velocidades. Los engranajes raspan el manguito de conexión, se producen ruidos desagradables y se acelera el desgaste. Hasta pueden romperse algunos dientes de los engranajes. ¡Imagina la avería!

Conducir con chanclas, tacones y demás calzado inadecuado propicia el empleo incorrecto de los pedales 

5 Descuidar el mantenimiento

Para garantizar que la caja de cambios permanezca en forma durante mucho tiempo, debe someterse a un mantenimiento regular. Muchos fabricantes de automóviles ni siquiera tienen previsto el mantenimiento de la transmisión.

Ya sea cambio manual o automático, a menudo existe la cláusula de 'llenado de por vida' para el aceite de la transmisión (valvulina). Sin embargo, aquí debes saber que los fabricantes a menudo proporcionan una vida útil para un automóvil de alrededor de 200.000 kilómetros. Pero con un mantenimiento periódico, una caja de cambios puede durar más. Y es que, con el tiempo, la valvulina también envejece: se enturbia por el desgaste normal y, además, no lubrica bien los rodamientos.

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Las impurezas se eliminan mediante cambios regulares de valvulina. Un cambio de aceite de la transmisión debería ser particularmente notable en las transmisiones automáticas, donde no influye tanto tu gestión como conductor y se aprecia enseguida que las marchas vayan pasando de manera mucho más suave.

Pero, por supuesto, una transmisión manual también agradece una lubricación renovada. Hay que revisar periódicamente la caja de cambios en busca de fugas. Si no hay suficiente aceite en este elemento, todos los componentes se desgastarán de manera prematura. Si controlas el nivel de la valvulina, la cambias antes de los plazos estipulados (puedes hacerlo tú o encargarlo en el taller, pero el proceso -mira las imágenes- es sencillo) y usas la palanca como te hemos indicado, pisando bien los pedales, la transmisión tendrá una larga vida por delante.

¿Cómo se sustituye el aceite de la caja de cambios? 

  • Si te decides a hacerlo tú, mira que la valvulina sea la adecuada para tu modelo de coche y tu tipo de cambio.
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  • La valvulina de la caja de cambios tiene su propio cárter, aunque han existido vehículos en los que el aceite motor ¡lubricaba el cambio y refrigeraba algunos elementos!
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  • Una vez que se extrae el aceite del cambio o valvulina con el motor en caliente, se inyecta directamente el fluido nuevo con esta especie de jeringuilla. Conviene renovar los tapones.
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Conclusión

Es muy tentador ilusionarse con aquella creencia de que "en los coches actuales la valvulina suele durar la vida útil del vehículo". Lo malo es que si nunca le prestas atención al nivel, o a las posibles fugas, cuando el cambio empiece a quejarse puede ser demasiado tarde. ¡Sigue, al menos, estos consejos preventivos!