Que las redes sociales nos han embobado (por ser suave) es un hecho, y que la gente esta dispuesta a tomar malas decisiones en pos de llenar su perfil (y su ego) de likes es algo que está clarísimo. La historia de hoy viene por conseguir lo que a priori parecía un buen selfie.

Antes de destripar los hechos, echad un ojo al vídeo:

En las cámaras de un túnel se ve como un sedán plateado, sin previo aviso y sin aparente motivo, se para en el carril derecho, activa los warning y de su interior salen cuatro individuos. Cualquiera pensaría que tendrían algún tipo de emergencia, pero no, ni cortos ni perezosos se colocan en el carril central, sacan una cámara y uno de ellos se pone a hacer poses.

Para salir todos en la foto, uno de ellos tiene la idea de poner el móvil en el parabrisas, para que haga de trípode improvisado. Mientras se colocan ya se ve pasar un coche por el carril más alejado, pero ellos ni se inmutan.

Por si acaso la primera instantánea no ha sido buena, echan otra (ya que estás ahí en medio, que menos llevarte una fotografía que sea de buena calidad, mejor asegurarse) y una vez la hacen, van a meterse en el coche para irse.

Sin embargo, en el último momento dirigen su mirada a la parte trasera (que queda fuera de cámara) y salen corriendo hacia el pequeño arcén: apenas unos segundos más tarde entra en el encuadre un camión a bastante velocidad que, por suerte, corrige su trayectoria y se desvía lo suficiente como para no llevarse el coche puesto y causar como único daño un retrovisor arrancado.

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