Antes de ponerte a leer esta prueba del BMW Serie 5 Touring 2017 debes tener clara una cosa: la quinta generación de este BMW Serie 5 es, evidentemente, la más refinada y eficiente tecnológicamente hablando. En 1991 se lanzó la primera generación y hasta el día de hoy se han vendido en todo el mundo más de un millón de ejemplares. Sin duda es una referencia en el segmento familiar de los coches nuevos de 2017.

El nuevo BMW Serie 5 Touring 2017 crece en todas sus cotas. Especialmente en su longitud, ya que aumenta en 3,6 cm. Aunque este superior tamaño general no implica mayor peso, sino todo lo contrario: ahora es 100 kg más ligero de media. Y es que se ha utilizado metales ligeros como el aluminio en diversas partes de la carrocería, como en el portón posterior, donde se han ahorrado 4,5 kilos.

Este BMW mantiene la luneta trasera practicable, un acierto por la versatilidad que permite a la hora de introducir cualquier tipo de objeto si no podemos o no queremos abrir el portón trasero entero, algo que podremos hacer pasando el pie por debajo del mismo, eso sí, en una opción que se paga aparte. Tras ese portón, se esconde la parte más interesante de este familiar y por la que muchos se decantarán por su compra: su maletero. Es 40 litros más capaz que antes y llega hasta los 570 litros de capacidad, pudiendo alcanzar los 1.700 con los asientos traseros abatidos, lo que también supone un aumento de 30 litros respecto a su predecesor. Por supuesto, también incrementa su capacidad de carga en 120 kilos, llegando hasta 720 o 730 kg dependiendo de la variante del modelo.

El interior también ofrece más espacio para los pasajeros traseros, sobre todo en anchura, lo que permitirá colocar hasta tres sillitas para niños. Delante, lo más destacable es un panel de instrumentos menos intensivo en la cabina de pasajeros, por lo que se aumenta la sensación espacial en un diseño heredado de su hermano mayor, el BMW Serie 7. También hereda de éste el sistema de aparcamiento remoto o el sistema de asistencia de dirección y mantenimiento de carril, una tecnología de conducción semiautónoma que funciona hasta una velocidad de 210 km/h.

Aunque lo más destacable y lo que más llama la atención en este amplio habitáculo es la pantalla de control táctil de alta resolución de 10.25 pulgadas del sistema de control iDrive. Podrás controlar sus funciones de conducción, navegación, comunicación e infotainment de forma táctil, por voz, mediante el botón central y ahora también, por control gestual, al estilo del nuevo Volkswagen Golf 2017. Entre sus múltiples funciones de conectividad e infotainment, destaca la comunicación car-to-car, mediante la cual el coche informa a otros BMW de su entorno de cualquier incidencia en la ruta.

En el momento de su lanzamiento, en poco más de un mes, habrá cuatro motores disponibles: dos de gasolina, 530i con 252 CV y 540i xDrive con 340 CV; y dos diésel: 520d con 190 CV y 530d de 265 CV, esta última también disponible con tracción xDrive de forma opcional. Todos vienen de serie asociados a una caja de cambios automática de ocho velocidades, mientras que el 540i incluye el sistema de tracción total xDrive de serie.

Una dinámica que no te vas a esperar

Como parte del equipamiento de serie del BMW Serie 5 Touring 2017 de esta prueba se incluye una suspensión neumática en el eje trasero con control automático de la altura. De manera opcional, se ofrece el control de amortiguamiento dinámico, el sistema Adaptive Drive con estabilización activa antivuelco, la dirección activa integral disponible ahora en combinación con xDrive y la suspensión deportiva M, junto con una altura rebajada en 10 milímetros.

Todo esto está muy bien… pero seguro que estás preguntándote: ¿cómo va? El ahorro de peso representa el principal elemento diferenciador con la anterior generación. Solo he podido probar el BMW Serie 5 Touring 2017 en sus dos mecánicas diésel: la primera, de 190 CV y cuatro cilindros, ya debería de bastarle a cualquiera, por su nivel de prestaciones, pero es cierto que este coche es grande y puede llevar cinco adultos y su equipaje, que puede ser mucho, y solo en esta circunstancia puede que eches de menos algo más. De todas formas me ha sorprendido su agilidad general, su aplomo en virajes y, sobre todo, su bajo nivel sonoro y de vibraciones. Al volante es una delicia y su refinamiento es tal que te hace dudar si llevas de verdad un motor diésel bajo el capó.

Claro que después conduje el 530d, con seis cilindros en línea y 75 CV más. Con estos argumentos, parece claro que responde mucho mejor a cualquier demanda del acelerador, con una entrega de potencia prácticamente instantánea que te deja pegado literalmente al asiento. Sus 620 Nm (400 en el 520d) también se hacen notar, pero sobre todo, el refinamiento es tal que ya este sí que pasaría por un motor de gasolina. Hacía tiempo que un motor diésel no me gustaba tanto. Son 12.300 euros de diferencia entre uno y otro, pero si tienes una familia crecidita, piénsatelo. Sólo gasta un poco más (0,2 l/100 km hasta alcanzar los 4,7 litros, otra cifra que me parece espectacular para un seis cilindros), la compensación en recuperaciones va a ser muy satisfactoria y, sobre todo, lo que te digo: su refinamiento en marcha es hoy por hoy, de lo mejorcito que he probado en cuanto a motores diésel.

Además, los distintos modos de conducción disponibles adaptan perfectamente la filosofía del coche a la personalidad del conductor o a su estado anímico en un momento dado. En el modo Sport parece que el coche gana potencia a la vez que pierde kilos. Sin embargo, en el modo Confort, viajarás con la comodidad que le puedes presuponer a un coche como éste.

En cualquier caso, uno de los mejores familiares que he probado y que podrás tener en el garaje desde 52.400 euros, un precio muy razonable para el ‘pedazo’ de coche del que se trata.