Prueba del Opel Mokka GS Line de 130 CV: funcional, pero con un estilo personal

Opel Mokka 2021

Un SUV polivalente de carácter urbano

No todos los SUV urbanos son iguales y eso queda claro en esta prueba del Opel Mokka GS Line de 130 CV. Este modelo llegó al mercado hace ya una década, pero ha sabido cambiar con los tiempos para diferenciarse entre sus competidores en la actualidad y mantenerse fresco. ¿Lo consigue?

De entrada, es evidente que sí. Lo primero que me llamó la atención cuando vi las primeras imágenes sobre él es su aspecto, y eso es algo que mantengo al tenerlo frente a mí. Es sorprendente la evolución que ha protagonizado este modelo, con un estilo que poco tiene que ver con el de aquella primera versión que llegó al mercado a finales de 2012.

La unidad que me acompaña tiene el acabado GS Line y está pintada en color blanco. Eso sí, con motivo de este equipamiento, cuenta con la parte superior en color negro y algunos detalles en rojo que generan una apariencia mucho más moderna. Con estos toques y unas llantas de 18” -con neumáticos 215/55 R18-, el diseño del Mokka capta muchas miradas y ese es uno de sus puntos fuertes.

Es evidente que Opel ha querido potenciar el carácter urbano de este modelo con este aspecto y eso se nota con muchos detalles. Aspectos como el frontal Opel Vizor añaden personalidad y la combinación de colores juega a su favor, ya que escapa de esa imagen de ‘coche serio’ que muestran otros modelos en favor de una faceta más juvenil.

Ambiente moderno y funcional en el interior

Esto también sucede en el habitáculo, que sigue la tónica del exterior. Aquí se han colocado acentos en rojo que destacan sobre el negro, color que ocupa la mayor parte de los elementos. Además, hay un patrón en la zona del salpicadero que pretende imitar a la fibra de carbono, de acuerdo con el toque más deportivo del acabado del coche.

Más allá de esto, una cosa que reconozco que no me convence en el interior del Opel Mokka son algunos materiales. Por una parte, el uso del negro piano es algo excesivo para mi gusto, ya que es fácil que se llene de huellas o polvo. Asimismo, hay algunos plásticos en zonas como las puertas que podrían tener un mejor tacto. 

Solo permanecen los motores del volumen y la climatización
Solo permanecen los motores del volumen y la climatización

Aun así, la sensación al estar sentado en el coche es agradable. Atrás, los ocupantes viajarán algo más estrechos, pero no incómodos. Delante, por otra parte, me encuentro con unos asientos cómodos y ergonómicos, así como con una sensación de amplitud general.

Delante me encuentro con dos pantallas, las cuales tienen una buena legibilidad. Una hace las veces de cuadro de instrumentos, mientras que la otra es táctil y se coloca en el centro. Su respuesta podría ser algo más rápida, sí, pero no es excesivamente lenta. Además, no concentra todos los controles, ya que también hay botones físicos debajo de ella. Me gusta.

Estos mandos y los que hay colocados en el volante -algo grande, pero cómodo- son realmente útiles durante la conducción. Se agradece que algunas marcas aún opten por esta solución, mucho más efectiva y segura cuando estás circulando.

En cualquier caso, me dispongo a arrancar para llevar la prueba del Opel Mokka a la carretera, aunque antes me percato de algo. En la zona de carga inalámbrica de la consola central veo la figura de un tiburón grabado, que es una especie de ‘easter egg’ en algunos modelos de la marca. No tiene ninguna función, pero es un detalle simpático y combina con el estilo del coche.

Tiburón grabado en el interior del Opel Mokka

Sin más esperas, inicio la marcha para comprobar cómo responde el motor de 3 cilindros de gasolina, que en este caso viene asociado a un cambio automático de 8 relaciones. En los primeros momentos, la respuesta es suave, independientemente del modo de conducción que haya seleccionado: Eco, Normal o Sport.

Los 130 CV de potencia del Opel Mokka se entregan de forma gradual y con más intensidad a partir de unas 3.500 rpm. Aun así, el rendimiento del motor es bueno en ciudad y carretera, con un sonido que no se adentra demasiado en el habitáculo. 

En ciudad, el tacto es blando, especialmente en lo referido a la dirección. Echo en falta más información transmitida por el volante, pero eso depende de los gustos de cada uno. Asimismo, la suspensión es firme, pero no es incómoda y absorbe los baches y resaltos sin problemas.

Por lo general, tengo buenas sensaciones. Eso sí, una cosa que noto es que el cambio hace que el arranque sea algo lento en situaciones como las incorporaciones a las rotondas. No obstante, puedo optar por cambiar de marcha con las levas para paliar esto, las cuales no tienen una respuesta inmediata, pero sí bastante rápida.

Por otro lado, el Opel Mokka GS Line de 130 CV también hace una buena actuación en carretera, con un buen aplomo y un rendimiento satisfactorio. La única pega la noto a partir de unos 105 km/h, cuando se empieza a adentrar un silbido en el interior, probablemente causado por los espejos.

Prueba Opel Mokka 120

De todas formas, realizar un viaje por autopista en este modelo no supone el más mínimo problema. Sin duda, aspectos como la buena insonorización del interior o la comodidad de los asientos son esenciales aquí y son requisitos que se han cumplido por completo en este caso.

En resumen, la marca alemana ha dado con una interesante opción para la ciudad en esta nueva versión de su SUV. No es un coche pensado para lograr una conducción emocionante, pero es un modelo bien construido con cualidades de sobra para un uso diario. Esto, unido a un estilo único y una gran oferta mecánica, hacen que sea una alternativa que deberías tener en cuenta.

Nuestro veredicto

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Etiquetas: SUV, Motor, SUV compacto