El Nissan GT-R es un coche tremendamente especial, y que nos trae muy buenos recuerdos a aquellos que rondamos la treintena. O la cuarentena. Nissan ha sabido crear un superdeportivo del pueblo, pero que a pesar de ser más barato que prácticamente toda su competencia consigue transmitir unas sensaciones únicas. Y también ser el más rápido. Por eso, el hecho de que no se hayan vendido todavía los Nissan GT-R50 que se fabricaron me parece un sinsentido. ¿Qué podría no llevar a alguien con el dinero necesario a no quedarse con una de las ediciones especiales del Nissan GT-R más increíbles que han visto la luz?

Aún no se han vendido todos los Nissan GT-R50. ¡Corre, insensato!

Por si necesitas que te refresque la memoria, el Nissan GT-R50 es una serie limitada a 50 ejemplares que Italdesign hizo en colaboración con la firma nipona. Se trata de un GT-R con un diseño mucho más radical que de costumbre, pero a la vez muy fino y con mucho gusto. Hazme caso, en persona impresiona muchísimo y resulta incomprensible que Nissan todavía no haya encontrado a 50 millonarios que quieran poseer una unidad de este GT-R en su colección de coches deportivos.

El anuncio de su producción tuvo lugar hace aproximadamente un año y nosotros pudimos disfrutar de su presencia por primera vez en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra 2019, que se celebró en marzo. La verdad es que nada hacía presagiar que tuviera demasiados problemas para encontrar 50 dueños. Pero la cruda realidad es que así es. Al fin y al cabo sigue tratándose de un coche que tiene un precio de 990.000 euros, así que no es que esté precisamente al alcance de todo hijo de vecino.

Lo último que ha dicho Nissan al respecto es que "la demanda de los clientes de la versión de producción del Nissan GT-R50 ha sido fuerte"; sin embargo, desde el seno de la compañía nipona también resaltan que "todavía hay un número limitado de reservas". Recordar que este coche cuenta con una potencia de más de 700 CV y que su par motor máximo llega hasta los 780 Nm. Esto implica que mejora, y mucho, los 600 CV de la versión estándar, lo cual debería ser un reclamo por sí mismo más allá de un diseño muy particular.

Lo cierto es que el hecho de que este modelo lleve a la venta más de una década seguramente implique que quien quería uno ya lo tendrá, por lo que se antoja complicado que pague un millón de euros por otro. En cualquier caso, Nissan confía en que se vuelva un coche de coleccionista y que se revalorice con el tiempo, lo que debería atraer a más compradores. Veremos lo que sucede.