Comprar un monovolumen en 2021, ¿tiene ya sentido?
Javier López
Un segmento que está en plena desaparación
El mundo del automóvil está cambiando mucho en todos los sentidos. Estos están promovidos por las normativas anticontaminación, cánones y gustos del mercado, provocando así la erradicación de algunos segmentos. Entre estos se encuentra el de las berlinas y el de los monovolúmenes, cuyo espacio está invadiendo con diligencia los SUV.
Sin embargo, siguen existiendo algunos vehículos y representantes de ambos segmentos dispuestos a dar la talla. Con esta premisa, ¿realmente merece la pena a día de hoy comprar un monovolumen?
¿Tiene sentido comprar un monovolumen en 2021?
Para poder responder a esta pregunta debemos tener varios factores en cuenta. Y es que los monovolúmenes nacieron con un propósito muy claro: ofrecer espacio para numerosos pasajeros, viajar cómodamente y contar con un volumen considerable de maletero. Los SUV de siete plazas han intentando replicar dicha fórmula para fallando en el espacio de carga y en el de los pasajeros de la última fila.
Sin embargo, está clara la tendencia del mercado independientemente de las virtudes de un segmento frente a otro. Un punto negativo de los monovolúmenes promovido por este contexto es su falta de renovación o de actualización. Y es que, mientras que el resto de la gama avanza, podemos apreciar como los pocos que queda en el mercado se quedan atrás hasta el punto de tener que retirarlos del mercado.
Y es que eso nos lleva directamente al tercer punto, los pocos representantes de este segmento que se siguen manteniendo en pie hoy en día. El Renault Scenic, Espace, Volkswagen Sharan y Seat Alhambra son algunas de las pocas alternativas del segmento de los monovolúmenes, lo que nos puede echar atrás a la hora de comprar uno de ellos.
Entonces, ¿merece la pena? Todo depende un poco de nuestras necesidades, del espacio que queramos, de cuánto vayamos a aprovecharlo, de si nos importa tener la última tecnología y de si requerimos de un vehículo con ciertas licencias a la hora de afrontar terrenos no asfaltados. Sea como fuere, y muy a nuestro a pesar, este segmento que lleva en declive desde hace tiempo está condenado a la erradicación.