¿Qué hace falta para que un tramo sea declarado punto negro?

Por qué un coche negro tiene más opciones de tener un accidente

Javier Leceta

Muchas veces has oído hablar de los puntos negros de las carreteras, pero ¿sabes por qué son considerados así?

El punto negro es un concepto estadístico que ha utilizado tradicionalmente la Dirección General de Tráfico para el análisis viario de la accidentalidad de las vías.

Pero, ¿sabes realmente qué es un punto negro? Según la DGT es “aquel emplazamiento perteneciente a una calzada de una red de carreteras en el que durante un año natural se hayan producido tres o más accidentes con víctimas, con una separación máxima entre uno y otro de 100 metros”.

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De esta manera, un punto negro siempre tendrá una longitud mínima de 100 metros, aunque esto no quiere decir que tenga una extensión limitada. De hecho, si se diera el caso de que en el tramo de una vía se produjeran numerosos accidentes cada 100 metros, la extensión de ese punto negro podría ser kilométrica. No obstante, lo normal es que tenga una extensión de unos 200 o 300 metros y que los más extensos lleguen al kilómetro.

Muchos de los puntos negros de España se localizan en la red viaria convencional (red viaria interurbana distinta de autovía y autopista). Generalmente, cuando se trata de vías convencionales sin calzadas separadas, el punto negro engloba ambos sentidos de circulación, mientras que en vías con calzadas separadas solo se refiere al sentido de la marcha en que se han producido los accidentes. El periodo de análisis recomendable para determinar un punto negro oscila entre tres y cinco años (un año en el caso de España).

En ocasiones se confunden los puntos negros con los tramos de concentración de accidentes (TCA). Estos últimos pretenden identificar los tramos de concentración significativa de accidentes asociada a un nivel de peligrosidad de la vía superior a la media.