Prueba: el Range Rover Evoque más alto de la gama

Avisamos: es caro.

Texto: Stephen Dobie

Una prueba del Range Rover Evoque. No es algo nuevo, ¿verdad?

No del todo, pero se trata de la prueba del Range Rover Evoque más alto de la gama. O uno entre los más altos. Además, Land Rover es muy buena actualizando con frecuencia sus coches para que las últimas tecnologías y sus opciones mecánicas más recientes no tengan que esperar al siguiente lavado de cara.

Prueba: Range Rover Evoque cabrio: el SUV que también presume en verano.

Eso mola, porque así siempre consigues un modelo con lo más nuevo, pero tiene un lado negativo: ¿deberías esperar un poco más para lograr la próxima puesta a punto o no? Se parece un poco a comprar cierta marca de smartphones, quizás.

De todas formas, estás ante el Evoque más actual. Y uno de los más caros: es la versión HSE Dynamic y cuesta casi 59.500 euros. Sin opciones…

Joder Vaya. ¿Qué me dan por ese dinero?

No mucha potencia. Tiene el mismo motor diésel de la familia Ingenium de 2 litros y 4 cilindros que encuentras en cualquier Range Rover Evoque más ‘normalito’, con 180 CV. Se puede escoger uno gasolina con 240 CV, pero, seamos honestos, pocos lo elegirán.

El Evoque no es un coche especialmente aparatoso, así que se deja llevar muy bien, es casi sorprendente. Su velocidad máxima es de 195 km/h y pasa de 0 a 100 en 9 segundos, mientras que el consumo oficial llega a los 5,1 l/100 km. Nosotros hemos obtenido un gasto de 7 l/100 km sin intentar ser especialmente ahorradores, así que un mínimo de cuidado con el acelerador te acercará a las cifras de la marca.

Puede que no haya mucha fuerza, pero lo que logras por lo que pagas es equipamiento. Te llevas la pantalla táctil más chula de Land Rover, la InControl Pro de 10,2”, de serie, además de los altavoces Meridian. Y el habitáculo es una pasada. Pero cuando te gastas cerca de 60.000 euros en un vehículo diésel pequeño, una pasada es, probablemente, lo mínimo que buscas.

El Evoque ya está un poco desfasado, ¿no? ¿Acusa los años?

Dejando aparte la nueva tecnología, quizá su habitáculo sí está un poco desfasado; al menos, comparado con el de sus rivales más jóvenes. Es algo pequeño y la disposición, un pelín simple. Pero eso quiere decir que su utilización es sencilla… y se agradece que evite un diseño interior complejo y sobrecargado.

Cuando se lanzó el Range Rover Evoque, inauguró un segmento: el de los SUV pequeños y premium. Pero desde entonces han llegado el Audi Q3, el BMW X1 y el Mercedes GLA, además de los Porsche Macan más bajos de la gama y los VW Tiguan con el equipamiento más alto. Todos ellos son altamente recomendables y, en ciertos aspectos, le han comido terreno al Range Rover.

Aun así, parecen versiones encogidas de un SUV más grande. Mientras que el Evoque imita a sus hermanos mayores en algunas de sus líneas maestras de diseño, todavía piensas en él como algo destacable y único.

También se ha mantenido como un vehículo que brilla por su dinamismo: ofrece mucho agarre en el que confiar y su comportamiento va más allá de contener simplemente los balanceos de la carrocería. No es tan divertido como un Macan, pero no está lejos. Es suficiente para darte algo más que tranquilos paseos admirando el silencio de su propulsor de gasóleo y la suavidad de su nuevo cambio automático de nueve marchas (hay uno manual de seis velocidades, pero pocos lo elegirán).

En las carreteras rápidas y bacheadas, es muy cómodo, pero ten en cuenta que rueda sobre llantas de 20”. Además de dar al Evoque la apariencia de un coche de Hot Wheels, hacen que sea algo más tosco cuando pasa sobre roderas o sobre los badenes de la ciudad.

¿Algo más que anotar en esta prueba del Range Rover Evoque?

Ummm, sí. Algo un poco extraño. Esta unidad específica mostró dos fallos técnicos muy molestos durante su estancia con nosotros: la transmisión se quedó estancada en punto muerto mientras conducíamos. Aunque se solucionaba volviendo a tirar de la palanca, apagaba y encendía el Evoque constantemente.

En otra ocasión, el nuevo sistema de infoentretenimiento se congeló. No sólo paralizó todas las funciones (sonido, navegación, sensores de aparcamiento), sino que bloqueó el volumen. Ni siquiera se arregló apagando el vehículo, así que tuvimos que dejarlo cerrado, con la radio atronando y rezando para que no se agotara la batería. Por suerte, no lo hizo.

Ambas cosas son detalles tontos, más que fallos drásticos, pero ya nos ha ocurrido con otros automóviles de Jaguar Land Rover. Muchos coches fallan con frecuencia (la complejidad actual hace que sea, en cierto modo, inevitable), pero es un patrón que hay que señalar. Porque en el resto de los apartados, este pequeño Evoque lo hace muy bien, demostrando que merece la pena su abultado precio.

Los rivales del Range Rover Evoque

Audi Q3

Prueba Range Rover Evoque, rival: Audi Q3

30.900 – 45.820 euros

Nuestro veredicto sobre el Audi Q3: el crossover pijo de la marca germana tiene motores geniales y un habitáculo encantador, pero todo es muy predecible.

Infiniti QX50

Prueba Range Rover Evoque, rival: Infiniti QX50

62.230 – 66.940 euros

El Infiniti QX50 muestra un importe muy serio para tratarse de un SUV compacto, pero a cambio ofrece un pequeño toque de lujo. 

Nuestro veredicto

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