Cuando el Volkswagen Golf se convirtió en coche eléctrico en los 80

golf eléctrico
El CityStromer.

Aunque la marca Volkswagen está ahora inmersa en una profunda ofensiva en el mercado de los coches eléctricos, una ofensiva que une a la mayoría de fabricantes, la compañía lleva fabricando coches eléctricos desde hace varias décadas. Y es que, en estas líneas descubrirás cuando el Volkswagen Golf se convirtió en coche eléctrico en los 80, y no era el primero, ¡no lo fue!

En los años setenta la compañía fabricó un Volkswagen Transporter de segunda generación que contaba con una enorme batería de plomo ácido que por poco llegaba a pesar una tonelada. Contaba con una autonomía de entre 50 y 80 kilómetros, y una velocidad máxima de solo 75 km/h. Se construyeron varias unidades aunque entonces el coche eléctrico no era lo que es hoy en día.

Pese a ello, la marca no se rindió y en los años ochenta lanzarían un Volkswagen Golf de primera generación totalmente eléctrico. Lo llamaron CityStromer y fue contraído en colaboración con la empresa de servicios públicos alemana RWE. Hubo hasta tres generaciones de los conocidos CityStromer pero todos ellos tenían un gran problema, eran más pesados y su autonomía no era muy extensa.

Por poneros un ejemplo, el primer Golf eléctrico pesaba unos 1.500 kg, eso era sustancialmente más que sus hermanos de combustión interna, los cuales no llegaban a la tonelada. Solo se construyeron unos 25, vendiéndose la mayoría a la empresa de servicios públicos RWE como parte de una prueba. De las siguientes generaciones se venderían más, 70 del mk2 y 120 del mk3, vendiéndose estos últimos al público desde el inicio. Según parece, en la actualidad, unos 50 siguen todavía rodando.

El Volkswagen Golf CityStromer llegó a competir en carreras. Sería el mk2, el cual fue aligerado y preparado para la competición. Fue a finales de los años ochenta y principios de los noventa, y según parece debían de conducir con una sola carga durante una hora con reglas de regularidad, completar tres vueltas a alta velocidad y terminar la carrera con un sprint de un cuarto de milla.

Por su parte, la tercera generación fue protagonista de un experimento en una isla. Se pidió a los residentes que solo utilizaran los coches eléctricos cedidos de marcas como Volkswagen, BMW, Mercedes u Opel. Fue en Rügen, la isla más grande del país. Un proyecto del que salió una respuesta negativa por parte de los residentes.