Investigadores universitarios desarrollan un cable que facilitaría cargar un eléctrico en 5 minutos

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Miguel Ángel Moreno

Con el apoyo de Ford

El despegue definitivo de los vehículos eléctricos depende de dos factores: precio y autonomía. El primero depende del incremento de la oferta, algo en lo que están trabajando la mayoría de las compañías, pero es en el segundo donde son necesarios más avances técnicos, en baterías o estaciones de carga.

Si habitualmente suelen ser las baterías y sus diferentes tecnologías las que acaparan las conversaciones, las estaciones de carga también tienen un importante papel en acelerar el tiempo de recarga, un elemento fundamental para mejorar la comodidad de los conductores.

Pues bien, un grupo de investigadores universitarios apuesta por reducir el tiempo de recarga a su mínima expresión, que le haría equiparable a un vehículo de combustión: 5 minutos. ¿Cuál es su secreto? Un nuevo cable de carga capaz de entregar mayor intensidad de corriente.

El punto crítico de ese cable, ideado por los científicos de la Universidad de Purdue (Indiana, Estados Unidos) es la refrigeración. Su diseño refrigera el cable no solo con líquido, sino con vapor, lo que permite enfriar 10 veces más el cable, y por lo tanto permitir una mayor intensidad de energía, lo que permitiría una carga hasta 4,6 veces más rápida.

Los estudios de este grupo de investigadores universitarios han demostrado en el laboratorio que su cable podría soportar corrientes de hasta 2.400 amperios, mucho más de los 1.400 que calculan que serían necesarios para reducir los tiempos de carga de coches eléctricos a 5 minutos.

El problema de esta tecnología son los puntos de carga. Hasta el momento, la mayoría de cargadores entregan un máximo de 150 amperios y los más avanzados no pasan de los 520. Este sería el cuello de botella para esta tecnología tan prometedora.

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La investigación de la Universidad de Purdue cuenta con el apoyo de una de las grandes compañías automovilísticas estadounidenses, Ford, cuyo director del área de carga y servicios de energía, Matt Stover, asegura que están "comprometidos con facilitar la transición a la electrificación" de la movilidad.

"Estas investigaciones tienen el potencial de hacer que la compra de un vehículo eléctrico y las flotas comerciales eléctricas sean más atrayentes y accesibles", opina Stover, en declaraciones que recoge la Universidad de Purdue.

Las aplicaciones de este método de refrigeración van mucho más allá de los coches eléctricos, asegura  Issam Mudawar, profesor de Ingeniería Mecánica de Purdue. Entre las industrias que podrían aplicarla está la aeronáutica o la aeroespacial, por su capacidad para refrigerar aviones o cohetes. De hecho, sus investigadores ya la han patentado y buscan más socios para seguir desarrollándola.

Una historia publicada originalmente en BUSINESSINSIDER.es