¿Es realmente malo para tu coche arrancar en segunda?

Cambio de marchas del León Cupra R
Hazlo bien o llorarás...

Si tienes inquietudes a la hora de colocarte tras el volante lo más probable es que en más de una ocasión hayas oído o te hayas planteado el arrancar en segunda. ¿Crees que se trata de un buen truco para suavizar la marcha? En determinadas situaciones puede ser la mejor opción... pero en otras podrías estar causando un desgaste prematuro de elementos cruciales para la vida de tu transmisión -aquí los vicios que destrozan tu caja de cambios-. ¿Quieres saber cuánto daño puedes hacerle a tu querida montura? Acomódate, que empezamos. 

Arrancar en segunda: ¿tan bueno como lo pintan? 

Vídeo: flipa con esta caja de cambios de Lego... ¡que funciona de verdad!

Aunque seguramente no lo hayas oído pocas veces, utilizar una marcha distinta de la primera para empezar a mover tu vehículo no es una idea demasiado buena. En primer lugar porque al elegir un desarrollo más largo -como el de la segunda o la tercera, en función de lo animal que seas- estarás haciendo que la maniobra sea mucho más lenta de lo deseable y, por consiguiente, mucho más peligrosa en el caso de que se te haya ocurrido llevarla a cabo en una intersección delicada como puede ser un ‘ceda el paso’ o un ‘stop’. ¿Lo practicas sólo en situaciones controladas sin peligro alguno para la circulación? Enhorabuena: entonces sólo estarás poniendo en peligro a tu automóvil. Ejem

¿Y esa cara de preocupación? Ah, sí: lo has hecho alguna vez creyendo que así estabas cuidando de tu coche nuevo al hacer las cosas más suaves, ¿eh? Pues te equivocas: al emplear una relación del cambio distinta a la diseñada para empezar a mover el vehículo en realidad lo que estás consiguiendo es que el embrague trabaje durante bastante más tiempo que si utilizaras la secuencia normal de marchas. ¿La razón? Muy sencillo: ¿has probado a tratar de salir con la segunda engranada haciendo el mismo juego con el pedal izquierdo que si fuera la primera la que estuviera seleccionada? El resultado es esperable: motor calado. Esto se debe a que para compensar la diferencia entre los distintos desarrollos tendrías que revolucionar más la mecánica -lo cual es absurdo, poco eficiente y más contaminante- o sujetar el pedal del embrague durante un lapso mayor. Lo cual no es una buena idea: de este modo lo estarás obligando a trabajar durante más segundos de lo necesario y, al tomarlo como costumbre, reducirás su vida útil considerablemente

¿Y sobre superficies resbaladizas? 

Si alguna vez te has enfrentado a superficies como la nieve o el hielo -aquí unos cuantos consejos estúpidos para conducir en invierno-, sabrás que con el calzado inadecuado es muy fácil que las ruedas de tu coche empiecen a patinar como si no hubiera un mañana al tratar de ponerte en marcha. ¿Es justificable en estos casos arrancar en segunda? No... pero como último recurso no es algo tan grave. Aunque lo ideal sería que tuvieras el tacto y sensibilidad suficientes como para saber dosificar la presión sobre el acelerador de un modo que evite que las cosas giren por encima de sus posibilidades, lo cierto es que no es tan terrible el recurrir a una marcha más larga como la segunda o incluso la tercera. No, no le estarás haciendo un favor a tu embrague, pero podrás salir del atolladero relativamente rápido. ¿Vives en una zona fuertemente azotada por los temporales de frío? Monta unas ruedas de contacto y compra un automóvil con tracción integral. Animal. 

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