Estos coches clásicos de carreras son la compra de tus sueños

Más allá de la exclusividad, más allá de la velocidad y mucho más allá de lo asequible. También más allá de lo deseable.

Texto: Craig Jamieson

¿Cómo comprar coches clásicos de carreras? Primero, elige bien lo que quieres y después, hazlo encajar en tu presupuesto. Por ejemplo, si deseas alguno de los de esta galería, tendrás que estar en la lista Forbes y tu apellido deberá aparecer junto a algunos como Musk, Bezos o Zuckerberg.

Verás, estos vehículos de competición serán sacados a subasta por Gooding & Company en Amelia Island el mes que viene. Son tu entrada a un universo en el que el aire está enrarecido: en él viven algunos de los coches más rápidos que el dinero puede comprar. Y necesitarás mucha pasta, como ya hemos dicho.

Mazda 767B de 1989 (1,64 a 2,22 millones de euros)

Comprar coches de carreras: Mazda 767B de 1989 (I)

¿Alguna vez has escuchado el motor de un Mazda en Le Mans siendo exprimido a tope? Es uno de los pequeños (o no tan pequeños) placeres de la vida. Y en esta subasta de coches tendrás la oportunidad de hacerte con uno; concretamente, con el que hay en este 767B de finales de los 80, cuando la marca nipona llevaba su propulsor rotativo al límite.

Las 24 horas de Le Mans. La historia del acontecimiento más importante del universo.

Lo intentó con una configuración birotor en el 717, el 727C y el 737C, que demostraron que las mecánicas Wankel podían ser tan fiables como las ‘normales’ (al menos, en las carreras de resistencia). El 757 apareció con tres rotores en Le Mans y la conclusión lógica fue añadir un cuarto para ganar velocidad.

Así, con casi 640 CV provenientes de un motor que subía hasta unas siniestramente suaves 9.000 rpm, Mazda dio con la fórmula que los encaminó hacia una victoria en La Sarthe, la única conseguida por un vehículo con mecánica rotativa.

Cierto, lo lograron en 1991 con el 787B, la interpretación final (y quizá la mejor) de la barqueta de la marca para las pruebas de resistencia. Pero este coche de carreras era una evolución del 767; llevaba un propulsor revisado, pero con el mismo diseño básico y una configuración mecánica muy similar a la del 767 en todos los aspectos.

Aunque -seamos honestos- comprar este ejemplar como documento histórico para almacenarlo equivale a perder el norte del todo. El sonido que regala su motor ya justifica el precio que has visto sobre estas líneas. Al máximo, parece un cruce entre un lince y una trompeta de Jericó. De repente, los coches de carreras modernos se nos antojan un poco domesticados.

Porsche 934/5 de 1977 (de 1,3 a 1,5 millones de euros)

Comprar coches de carreras: Porsche 934/5 de 1977 (I)

El Porsche 930 de calle es considerado (con toda la razón) como un monstruo bestial, que derrapa a lo loco y que muestra retraso en el turbo. ¿Qué pasaría si colocáramos un turbo aún más perezoso y más grande en su motor 3.0?

Bien, con más de 600 CV, este 934/5 tiene una respuesta al acelerador salida directamente de la escuela de explosiones retardadas del Coyote (el del Correcaminos, ya sabes). Al parecer, para llevar rápido esta cosa hay que frenar en la curva y dar una patada al pedal derecho antes incluso de que hayas empezado a girar. Y antes de que salgas, ya estará listo para destrozar los neumáticos traseros, que es cuando levantarás y volverás a posar suavemente tu pie en el acelerador. Parece sencillo.

Derrapes Porsche Carrera GT

Pues bien, pocos pilotos lo pudieron hacer (los separamos de los simples mortales), llevando este Porsche 934/5 a lo más alto del podio en carreras de velocidad y de resistencia tanto en Europa como en Australia. Nuestro protagonista logró el Campeonato de Coches Deportivos en el continente de los canguros en 1981, obteniendo más del doble de puntos que el segundo clasificado, un Lotus.

Porsche 964 Carrera 3.8 RSR de 1993 (de 1,17 a 1,4 millones de euros)

Comprar coches de carreras: Porsche 964 Carrera 3.8 RSR de 1993 (I)

No todos los vehículos de competición están concebidos para luchar en los límites más extremos del diseño. Las carreras son un negocio muy caro –que se lo digan a los equipos de la F1 2017- y no siempre sus soluciones se trasladan a los coches que salen de los concesionarios.

Pero, ¿qué pasaría si pudieras construir un automóvil para competir basado en uno de calle (por lo que sus vínculos con el modelo de producción serían fuertes) y vender el resultado? Genial.

Eso es lo que tenemos aquí, una especie de carreras cliente llevado a cabo por el departamento de Vehículos Especiales de Porsche. Es lo suficientemente rápido para ganar las 24 horas de Spa, las de Interlagos y los 1.000 km de Suzuka. Y no hablamos de una victoria en su categoría, sino absoluta.

Por supuesto, los triunfos en su clase también estaban en la lista: se lograron en las 24 horas de Le Mans y en las 12 horas de Sebring, gracias a un motor 3.8 refrigerado por aire que ofrecía unos conservadores 325 CV (aunque se rumoreaba que, en realidad, tenía 380). Asimismo, era ligero –sólo pesaba 1.215 km), lo que le ayudaba a pasar de 0 a 100 en 3,7 segundos y a frenar desde 112 km/h en 45 metros.

Todo lo que lo rodea son datos muy potentes, así que lo convierten en el coche perfecto para los pilotos privados. También hacen de esta unidad una rareza, ya que jamás ha participado en una carrera. Nunca. Ha recorrido apenas 4.000 km y ninguno de ellos parece haber sido hecho a fuego. Así que, por favor, ten corazón. Lleva esta Porsche a un circuito, el lugar al que pertenece.