¿Tienen sentido los nuevos límites de velocidad?

Las nuevas velocidades de la DGT para 2021: el 11 de mayo entran en vigor estos límites en vías urbanas
¿Qué opináis?

Antes de atacar este tema, un asunto que por otra parte ha suscitado gran polémica en los últimos días, debemos dejar claro que se trata de nuestra opinión. Una opinión que, por supuesto, nos atrevemos a dar con fundamento tras escuchar y analizar todas las partes, emitiendo con ello un juicio en base a nuestra experiencia. Y es que, somos responsables del altavoz que se nos brinda cada vez que sacamos a pasear nuestro parecer. ¿Tienen sentido los nuevos límites de velocidad?

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Si bien, es cierto, que la opinión acerca de que estos nuevos límites de velocidad traerán más perjuicios que beneficios es bastante unánime. A excepción de la DGT, si preguntamos a los usuarios que utilizan la vía pública estos mismos entienden que hay más inconvenientes en esta nueva normativa que ventajas, dejando a un lado el plano de la seguridad. Y es que, si solo pusiéramos la seguridad como objetivo estaríamos de acuerdo, no así con otros razonamientos que se exponen.

No entraremos en la hipotética “mejora en la convivencia” a la que se ha aferrado la DGT. Probablemente este punto sea uno de los más controvertidos, aunque no estamos aquí para valorar este tipo de argumento. Si el objetivo es que solo circulen vehículos eléctricos por las ciudades, e ir poco a poco desterrando a los que no son de esa condición, podrían haberse evitado tanto alboroto.

Rodar en ciudad a 30 km/h exige que continuamente manoteemos entre primera y segunda velocidad, un hecho que ya hemos visto que tiene efectos negativos en la mecánica. Y no hablamos de aquellos elementos que tienen como objetivo reducir las emisiones, como son el Filtro Antipartículas y la válvula EGR. Este tipo de pieza tendrá más riesgo de averiarse con esta nueva normativa.

Vehículo con etiqueta '0' en Madrid Central

Axel Springer España

Si solo tenemos en cuenta la velocidad, estamos exigiendo que todo conductor circule a esta velocidad, lleve un eléctrico o un gasolina. Simplemente, estamos acortando la vida de estos últimos, dado el impacto negativo que tiene en sus mecánicas. Igualmente, no estamos reduciendo las emisiones, ni tampoco el ruido, pues en un coche de combustión interna a esa velocidad tendremos que echar mano de velocidades cortas y de un régimen de vueltas superior.

Con todo ello, si esquivamos la opinión de un gran número de conductores que ponen el afán recaudatorio como único objetivo, podríamos concluir con que la seguridad está en valor con esta medida, pero nada más. El resto de razonamientos nos parecen infundados, sin un plan específico que entendamos y que, en resumen, cuide al que utiliza la carretera para moverse. La transición hacia el coche eléctrico debe ser limpia, tan limpia como se busca que sean nuestras carreteras.

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