Los 5 peores pilotos de la Historia de la F1

Javier Prieto

Hoy conocerás a los 5 peores pilotos de la Historia de la F1. Entre sus hazañas, ser descalificados por correr demasiado despacio o ser doblados 43 veces en un GP.

Otro día te hemos hablado de los grandes corredores del Gran Circo. Pues hoy toca lo contrario. Vamos a presentarte a los 5 peores pilotos de la Historia de la categoría reina. Evidentemente, nunca condujeron los mejores monoplazas ni protagonizaron las carreras más espectaculares de automovilismo. Sin embargo, no nos hemos olvidado de ellos. 

En sus hilarantes trayectorias, establecieron marcas imposibles de igualar. Algunos jamás se clasificaron para disputar un gran premio. Otros terminaron a 43 vueltas del vencedor. Y algún virtuoso del volante llegó a competir 800 metros y jamás se volvió a saber de él. Pero el campeón del selecto grupo fue un canadiense que consiguió conducir tan despacio que los comisarios le mostraron la bandera negra. Sí, sí, has leído bien, era tan lento que constituía un grave obstáculo para sus rivales. Un auténtico crack en lo suyo. Si quieres conocer estas y otras historias de personajes de leyenda, acompáñanos. Te vas a partir de risa.

Víctor Al Pease: la tortuga canadiense

El puesto número 1 de nuestro ranking lo ocupa con mucha diferencia Víctor Al Pease. Así se llamaba un fenómeno canadiense. Debutó en la máxima categoría, para bochorno de sus propios paisanos, en el GP de su país disputado en Mosport Park 1967. El día de autos -en el amplio sentido de la palabra- fue un lluvioso 27 de agosto. Y parece que al bueno de Víctor conducir con el asfalto mojado no se le daba muy bien. O mejor dicho, era una auténtica tortuga. Porque marcó una velocidad media de unos ¡69,4 km/h! Con ese tiempazo no es de extrañar que terminara a 43 giros del ganador, Jack Brabham. Menudo estreno tan glorioso de Al Pease en la primera prueba de F1 que tenía lugar en Canadá. Evidentemente, pasó de héroe y promesa locales a villano en cero coma.

A pesar del revés, no sucumbió al desánimo. Y continuó exhibiendo sus cualidades por los trazados del mundo hasta que llegó el GP de Canadá 1969. En esa fatídica cita se superó a sí mismo logrando el culmen de su trayectoria. Te hablamos de un hito que jamás ha igualado nadie. En esa ocasión sí se clasificó para el domingo, algo casi sobrenatural teniendo en cuenta sus facultades. Partió desde la 17ª posición de la parrilla, sobre un total de 20. Hasta ahí, todo sobresaliente. Sin embargo, tras ponerse el semáforo rojo a los rivales les dio por ir muy deprisa, todo lo contrario que a Pease. Su velocidad en pista era tan baja que acabaron descalificándolo. Impresionante. La bandera negra y la estupefacción de sus compatriotas fueron sus únicos trofeos.

Finalmente, recuperó el sentido común y salió corriendo del Gran Circo. Después, tuvo cierta relevancia en otras especialidades del motor en su sufrido país. Y lo que ya es para partirse de risa es que en 1998 ingresó en el ¡Salón de la Fama de Canadá! Nos quedamos sin palabras, ¿y tú?

Marco Apicella, El Breve 

El italiano Marco Apicella estableció una marca que a pesar de los esfuerzos de otros colegas, todavía sigue vigente. Su trayectoria en la máxima categoría se reduce a la friolera de 800 metros. ¿Cómo consiguió este meritorio registro? Llegó al GP de Italia 1993 con ganas de demostrar de lo que era capaz. Y vaya que si lo hizo. Cuando llegó a la primera curva a lomos de su Jordan-Hurt chocó contra medio pelotón y contra la cruda realidad. La pericia demostrada en esta maniobra le supuso la pérdida inmediata del asiento...y casi de la cabeza. Eddie Jordan comprobó el explosivo potencial que atesoraba el debutante. Lo extraño del caso es que durante su paso por la Fórmula 3000 italiana y japonesa había demostrado cierta pericia.

Andrea de Chesaris o  de Crashseris

Andrea de Chesaris es otro de los grandes exponentes que nos ha regalado la exitosa escuela transalpina de estrellas del motor. Andrea participó en 214 grandes premios entre 1980 y 1994. ¿Te imaginas cuántos ganó? Ninguno. Además es el corredor con mayor número de carreras disputadas -208- sin llegar el primero a la meta. Y si esto te parece poco mérito, también acumula la mayor cifra de abandonos, 148. En la temporada de 1981 depuró su técnica a los mandos de un McLaren . Había llegado el momento de marcarse nuevos retos. Destrozó un total de 18 coches entre clasificaciones y carreras. Ante su atracción por los accidentes e incidentes, fue apodado por sus propios mecánicos Andrea De Crasheris. Desgraciadamente, en años posteriores han surgido imitadores que no han llegado al grado de excelencia del irrepetible Andrea.

Takachiho Taki Inoue, víctima de un safety car 

Las andanzas de Takachiho Taki Inoue tampoco tienen desperdicio. Este gran exponente de la cultura kamikaze japonesa se coló en el GP de Suzuka 1994. Un saco de yenes le abrieron las puertas de la escudería Simtek-Ford. Como te podrás figurar, su calidad era inversamente proporcional a la pasta que había puesto sobre la mesa para correr delante de amigos y familiares. Pero la inspiración oriental le abandonó desde las pruebas de clasificación. Su compañero David Brabham -otra calamidad sobre ruedas- le metió 3,4 segundos. La carrera terminó al estilo Taki. Chocó contra el Benetton de Johnny Herbert y lanzó al Tyrell de su compatriota Ukyo Katayama hacia una de las paredes de los boxes.  No contento con las marcas de ese año, en 1995 volvió a la carga  con la complicidad y la insensatez de la escudería Arrows. Pero sus sueños... y una de sus piernas se rompieron en el GP de Hungría 1995 en una de las acciones más tragicómicas que se recuerdan. 

El valiente Inoue se encontraba en el arcén del circuito magiar tratando de extinguir el fuego que se había declarado en su bólido. En ese momento, llegó el coche de ¿seguridad? y lo atropeyó. El pobre Taki salió volando y en el aterrizaje forzoso sufrió la fractura de su extremidad izquierda. Pero nuestro bravo samurai, con una fuerza interior digna de mención, se recuperó para la siguiente carrera en Bélgica. Por su bien y por el de los espectadores y rivales, su sponsor le retiró el apoyo. Todos, dentro y fuera del paddock le dieron las gracias a ese juicioso patrocinador. Lo contrario habría sido hacerse el harakiri. Por cierto, todavía tuvo la moral de protagonizar una película con sus hazañas en la categoría reina. Moral no le faltaba.

Hans Hayer, un tipo muy espontáneo 

El gran Hans había tenido éxito en los campeonatos de turismos en los que participó. Llegó a ganar la edición de 1974. Nada hacía presagiar los reveses que el destino le deparaban. Su gran oportunidad de saltar al ruedo le llegó en la plaza del GP de Alemania de 1977. El hombre puso toda su experiencia y ganas. Sin embargo, no superó la preclasificación. Hans fue relegado al puesto de reserva. Parecía que su sueño se había esfumado. Pero aquel 31 de julio se las apañó para hacerlo realidad. Aprovechó el desconcierto tras un accidente y salió desde boxes al trazado con su coche, ¡sin tener autorización para ello! Y ni corto ni perezoso se puso a competir con los otros colegas. Lo más curioso del asunto es que nadie de la organización se apercibió del suceso hasta que el público presente en las gradas de Hockenheim se chivó. Y ahí estuvo el espontáneo Hayer disfrutando de su momento de gloria. Se marcó un porque yo lo valgo durante 9 vueltas hasta que falló la caja de cambios. Y ahí se acabó su aventura.

Seguramente que, ante la dura competencia encontrada en este tema, se han quedado fuera de ella otros nombres ilustres. Tranqui, habrá otra entrega.

 

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