Algunos tienen más de 30 años y otros unos pocos, pero el resultado es el mismo. Los 50 mejores juegos de conducción de la historia, nos divirtieron horas y horas pegados a las pantallas de la televisión o máquinas recreativas, al igual que los 10 juegos de coches que ya tienen más de 15 años y lo siguen haciendo.
Aquí tienes los listados anteriores, es decir del 50 al 41 , del 40 al 31 y del 30 al 21 . Creemos que no falta ninguno de los imprescindibles y, en la redacción, nos hemos divertido mucho elaborando este listado con los 50 mejores juegos de conducción de la historia. Si vas avanzando por la galería verás los 50 mejores juegos de conducción de la historia: del 20 al 11
Los mejores videojuegos de coches que llegarán en 2017
Mientras ves este listado es fácil que derrames alguna lagrimilla, al recordar tiempos pretéritos. Esos en los que eras joven y con una moneda de 25 pesetas podías conquistar el mundo. Esa época en la que disfrutaste de las 10 máquinas recreativas de conducción en las que te dejaste tus ahorros .
En la galería de arriba tienes los que van del 20 al 11 , es decir, que entramos en el grupo de los mejores juegos, con el Top 10 de los 50 mejores juegos de conducción de la historia, ya muy cerca en la siguiente entrega.
Nos encantaría conocer tu experiencia con estos juegos y saber cuáles crees que aparecerán en los siguientes listados. Seguro que la mezcla entre videojuegos y coches la llevas en la sangre desde pequeño, como el personaje que escribe esta noticia.
Micro Machines fue una línea de juguetes creada en los años 80’ por Gaalob y posteriormente adquirida y popularizada en los 90’ por Hasbro. Los Micro Machines eran básicamente recreaciones en miniatura (menos de 4 cm) de vehículos de cualquier tipo, desde una ambulancia hasta un avión militar. El hecho de ser un producto de una calidad optima en su conjunto y estar acompañados por una gran campaña de marketing, hizo que en pocos años la mayor parte de la muchachada tuviésemos nuestra particular colección de Micro Machines (nada baratos, por cierto).
Micro Machines 2 Turbo Tournament se basa en una vista cenital (desde arriba), desde la que veremos a nuestros diminutos coches o demás vehículos, surcando escenarios tan dispares como una pista de billar, un baño, un pupitre, una playa, jardines, una mesa de cocina, un garaje…
Chocaremos contra vasos, saltaremos sobre gelatinas, esquivaremos amenazantes objetos o deberemos esperar pacientemente que una esponja nos lleve al otro lado de la bañera. El modo multiplayer era de lo mejor de la época.
Una de las sagas más exitosas de juegos de conducción para ordenadores de principios de los 90. Constaba de 32 circuitos ficticios alrededor del mundo. En ellos tenías que enfrentarte a 19 oponentes (15 en las versiones de 8 bits). Para poder pasar de nivel había que quedar entre los 10 primeros (8 primeros en 8 bits) y así pasar a la siguiente ronda.
Aunque no fuera una maravilla técnica, estaba muy conseguida la sensación de velocidad y una partida resultaba una experiencia muy divertida. En algunos de los niveles necesitabas hacer alguna parada en boxes, para recargar tu depósito de combustible. Además, los pilotos contrincantes no eran nuestro único problema, sino que tenías que ir con cuidado para no tener un percance con los distintos obstáculos de la carretera: manchas de aceite, obras, ríos, etc… Uno de los aspectos más destacados era el modo dos jugadores, con el clásico modo a pantalla partida. Si ya el juego era divertido en sí, con el modo a dos jugadores ganaba muchos enteros.
Road Rash es el término anglosajón para referirse coloquialmente a ‘los raspones’ o heridas por abrasión en la piel tras una caída en moto, pero Electronic Arts decidió que el concepto también era perfecto como título de su nuevo videojuego para Megadrive, el mítico y gamberro Road Rash.
Así, Electronic Arts sorprendió gratamente a todo el mundo en 1991, proponiéndonos formar parte de unas salvajes carreras de moto callejeras y totalmente ilegales, cuya característica más llamativa era la de permitir liarnos a puñetazos contra el resto de rivales sin bajarnos de nuestra moto.
Fue de los primeros en contar con la licencia oficial de la FIA, por lo que por fin tenías los nombres reales de las 14 escuderías que competían en el fatídico año 1994. También estaban los 28 pilotos, exceptuando por respeto a Ayrton Senna y a Roland Ratzenberger, que habían fallecido en el circuito de Imola unas pocas semanas antes.
Las mejoras introducidas en el juego saltaban enseguida a la vista gracias a unos excelentes gráficos super vga (SVGA) que permitían alcanzar una resolución de 800x600 y, que sin embargo fueron una de sus grandes pegas, al exigir un PC muy potente que poca gente tenía en esos momentos. El detalle gráfico alcanzado, siempre comparándolo con lo visto en la época, era asombroso tanto en los coches y sus decoraciones, como en el cock-pit, donde tenías mucha más información, así como en los circuitos, que ya se describían en aquella época como ‘foto-realistas’.
Con el mismo estilo que consagró años atrás la saga: licencias exclusivas de coches de ensueño, recreaciones reales de ciudades como París, Tokio, Las Vegas o Londres, un sistema revisado para ir avanzando en el manejo de los vehículos y, un estilo de conducción, que mezcla un manejo muy preciso, con el aliciente de conseguir unos trazados limpios y atractivos, sin chocar en exceso ni cometer locuras innecesarias. Pese al intento de que el control de cada vehículo sea el propio y lo más cercano posible a la realidad, el resultado no es 100% simulador ni tan exigente como otros títulos del género.
Un número considerable de los compradores de Dreamcast, bien en su lanzamiento, bien en los meses inmediatamente posteriores, probablemente fundamentaron su decisión en la posibilidad de tener conversiones de recreativa prácticamente perfectas; juegos como Sega Rally 2 o The House of the Dead 2 ocupaban por entonces la mayor parte de las horas de juego de muchos poseedores de DC, pero un arcade sobre todos se alzaba como el más deseado: Crazy Taxi. Cuando en marzo de 2000 salió en Europa se convirtió en un gran éxito tanto a nivel comercial como a nivel de crítica, pocas publicaciones, ya fueran electrónicas o impresas, se atrevieron a poner la más mínima pega a la conversión.
Visualmente, Crazy Taxi fue uno de los títulos más impactantes durante los primeros pasos de Dreamcast en el mercado europeo. Sus ciudades, extraordinariamente complejas y llenas de vida (abundante tráfico rodado, peatones poligonales, interactuación con elementos del decorado...) para los cánones de la época y el frenético ritmo de juego, enmascaraban defectos ‘menores’.
El concepto de Crazy Taxi no podía ser más sencillo: llegar desde el punto A (donde recogías al cliente) al punto B (el destino) lo más rápido posible y de la forma más temeraria posible.
Es un videojuego de carreras gratuito de alto nivel, en continuo desarrollo, con varios modos de juego y, una marcada orientación social. Sin coste alguno, los jugadores disponían de cinco vehículos y dos pistas en las que competir, pero quien lo deseaba podía ampliar los contenidos del título, mediante una tienda online con más de 25 fabricantes oficiales o 20 circuitos mundiales.
Al igual que sucedió con el título original de Evolution Studios, estás ante un arcade de velocidad, aunque uno muy exigente, que requiere de toda tu pericia al volante. Esto se deja notar desde la primera carrera, dado que el sistema de control es más o menos realista, aunque no busca ser un simulador en ningún momento.
No se trata de un juego nuevo, sino que gran parte del material que integra ha sido reciclado del título original y de sus múltiples DLC posteriores, si bien es verdad que presenta varias novedades como nuevos circuitos y modos de juego. Es fantástico girar la cabeza hacia los lados y contemplar la presencia de tus rivales acechándote, echar un vistazo a los retrovisores y comprobar cómo de hecho te marcan lo que sucede detrás de ti o, sobre todo, disfrutar del impecable aspecto que muestran los salpicaderos de los coches. Es una gozada se mire por donde se mire.
En esta versión Dreamcast vas a encontrar exactamente lo mismo que aquellos que tuvieron la oportunidad de jugar a la versión recreativa, esto es, un completísimo, exigente y bestial SIMULADOR (así con mayúsculas) de conducción en el que hacerte a la perfección con el manejo del coche te va a llevar horas y horas de arduo entrenamiento, a los mandos de tu control pad.
Aquí no hay decenas de coches para ir consiguiendo, ni deberás ganar carreras para obtener nuevas piezas, ni siquiera hay un garaje donde guardar los coches. Cuentas con el mítico Ferrari F-355 desde el principio, únicamente con él...y te basta. Además todos los demás vehículos participantes en las carreras (concretamente siete) serán también F-355, eso sí, de distinto color. No hay más que hablar, sólo competir y (si quieres ganar alguna carrera) aprender a tomar las curvas de cada circuito a la perfección. Y para eso se te ofrece la posibilidad de seguir pausadamente tres pasos o fases antes de cada carrera: Training, Driving y finalmente Race.
IRacing era un simulador de carreras híper realista que pretendía servir de entrenamiento de pilotos, tanto virtuales como reales, para que pudieran competir en Internet o, simplemente planificar y preparar las carreras reales con un coste mucho menor que en la realidad. Utilizaba un sistema de cuotas mensuales de doce euros, lo que daba derecho al contenido básico. Sin duda era un precio elevado, pero su calidad compensaba el desembolso, al menos para quien quería un simulador de carreras con un alto grado de realismo.
Por la cuota mensual, iRacing ofrecía un sistema de competición sólido y robusto para el que se podía considerar, en este momento, el simulador de carreras más realista del mercado. Y todo ello para una comunidad que se comportaba en las competiciones con gran profesionalidad y educación, algo que en otros simuladores no siempre ocurría.