Prueba: Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+, un SUV con todas las letras

Prueba: Mercedes-AMG GLC 63 S

Miguel Lorente

Un SUV de verdad

La moda SUV necesita coches como el de esta prueba del Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+, para mantener lo que ya defendí en su momento, y es que sí existen los SUV por concepto y éste lo es, aunque a su manera. El coche en sí es un mostrenco dócil, un mastodonte noble, una bestia que se deja llevar. 

Prueba Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+: exterior e interior

Exteriormente, el color blanco del Mercedes-AMG GLC 63 S de la prueba, ayuda a pasar desapercibido entre el tráfico, es grande y mucho, pero no llama la atención. Salvo que te fijes en sus ruedas, lo que más destacan sobre el conjunto, donde unos prominentes pasos de rueda ensartan esas llantas de coche deportivo, porque, calzando unas Michelin Pilot Sport 4, para barro ya te digo yo que no son (tampoco para mojado, todo sea dicho), ya que al Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+ le encanta devorar asfalto y, cuanto menos tarde, más disfruta y más disfrutas.

La sensación al volante es muy equilibrada: una posición baja, a la altura de la línea del capó, con una buena visibilidad general ayudada por la cámara de visión posterior y 360°C, facilita la idea de que estás a bordo de todo un AMG.

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Según te sitúas frente al volante, aunque te vale cualquiera de las plazas homologadas para comprobarlo, la impresión de lujo a tutiplén te aborda, sobre todo por el uso de materiales nobles como la madera veteada y oscurecida del salpicadero y el cuero, que aparece perforado de los asientos calefactables y ventilables y el volante, además de la visera que cubre los diales, aún analógicos, salvo un pequeño display entre la velocidad y las revoluciones. Las costuras en blanco, escrupulosamente alineadas, contrastan con la piel en negro. Un sensacional equipo de audio, con los altavoces tapados con unas tapas de corte retro, ambienta la cabina.

Prueba: Mercedes-AMG GLC 63 S

En mis viajes con este Mercedes hemos ido normalmente dos adultos y una niña en su silla a contramarcha, pero la capacidad homologada de 5 adultos o dos sillitas y tres adultos de mi talla, es una realidad tangible. Salvo que se viaje con muchos bultos, ya que, uno de los puntos flacos es el maletero. Se me antoja un tanto justo para andar con varias maletas y neveras para el campo o la playa pero suficiente para la rutina doméstica diaria y más que de sobra para llevar el casco al circuito.

Prueba Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+: experiencia de conducción

Y empieza lo bueno. La llave por proximidad activa un psicodélico juego de luces al abrirlo y, al pulsar el botón de encendido Start/Stop y, en la pantalla central que se echa de menos que sea táctil y no manejable por el 'joystick' de la columna central o la ruleta frente a éste, se inicia la fiesta: AMG, un simple logotipo que lo dice todo. El mundo de los coches está marcado por tres siglas, para bien o para mal: ABS, STI, GTi, ABT, ESP… AMG… (lo siento M, te faltan algunas).

Y arrancas. El coche brama, brama dócil, noble pero rotundo, sobre todo en el garaje de casa donde las paredes metálicas hacen de caja de resonancia involuntaria.

Con la palanca selectora del cambio automático de 9 velocidades tras el volante, a la derecha, insertas la D y empiezas a rodar.

Cuatro modos de conducción: Comfort, Sport y Sport+, vale, el cuarto es Individual que permite memorizar una configuración de motor, suspensión y comportamiento general del coche a tu gusto, mi elección fue tarado Sport y motor Comfort ya que me gusta disfrutar de una amortiguación más bien tirando a dura con una respuesta moderada del motor.

Pero podrías vivir en este AMG en modo Comfort siempre, incluso en momentos de euforia. 

El modo Sport+ abre las compuertas del derroche del motor V8 biturbo de 4.4 litros que produce 510 CV y una patada de 700 Nm que prueba que el Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+ es un deportivo con traje de todocamino.

Si este Mercedes GLC tiene un 'pero' con cara de desacuerdo es ahora, en este modo Sport+ ya que, cuando te pones el casco imaginario, los guantes de cuero perforados y tus zapatillas preferidas para entrar a circuito, el coche es un misil en recta pero no su caja de cambios en modo manual mediante las levas tras el volante: es rápido, pero no está sincronizado con el toque de tu dedo.

Ese "clac" de tu dedo al tirar de la leva derecha, no se corresponde con el microinstante que tarda en engranarla. Yo preferí dejar que su muy equilibrado entender de la conducción gestionara las velocidades que nunca te dejan en un vacío de revoluciones si bajas el ritmo, ni llegan al corte cuando hundes el pie derecho.

Tampoco sentirás que los frenos te dejan tirado, gracias también en parte al buen dúo que forman en seco con las mencionadas Michelin, necesarias en coches así. Otra pega que tengo tras la prueba del Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+ son sus asientos, le faltan el toque racing que hagan sentirte en un deportivo, son cómodos, pero los materiales usados y la anchura para la espalda, sobre todo el del conductor, dan holgura en curvas de inercia incluso en glorietas.

Entiendo que este coche ha sido configurado para gente teutona, con anchas espaldas y hombros separados, pero para mi talla M de camiseta, ya que camisas luzco pocas, se me hacen grandes y provocan una desagradable sensación de libertad en curvas y apoyos que no supe compensar.

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Los modos Sport y Sport+ vuelven al Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+ un coche con el que salir de los semáforos o incoporarte a vías rápidas lo convierte en una lanzadera de parque de atracciones que disfrutarán hasta los más pequeños de la casa, "uuuuuuuuh" decía mi hija de tres años.

Y no, no te estoy invitando a quebrantar las leyes de la lógica (ya ni hablemos de las de circulación), sino a disfrutar de cada salida en parado porque es lo más parecido a despegar en avión, pero mejorado.

La suspensión se vuelven más rígida, efectiva y se sincroniza mejor con los neumáticos, la dirección parece más dura y te pide más fuerza en los movimientos para lograr meter un coche de más de dos toneladas y tracción total con unas dimensiones de 4.679 mm de largo, 1.931 de ancho y 1.620 de alto por el hueco donde dirías que no pasas con un carrito del súper. Da gusto deslizarse y hacer cambios de dirección con él. Desde la posición de conducción te irás dando cuenta cómo es posible, tras cada maniobra, que el coche "entra y cómo entra" este SUV, además el mencionado peso ayuda a apoyarlo sobre el asfalto como si de un tanque ligero fuera.

Y llega el modo confort en este coche y, ou yeah que lo es. Sobre todo en uso diario, para ir a llevar a tus hijos al cole, para ir a comprar, para ir a trabajar atasco mediante, para ir a ver a la familia al pueblo, para ir a ver a tus amigos y decirles "tengo un coche de prueba: un Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+ de 510 CV y casi 120.000€" que lo merecen, aunque yo no los tenga.

Es un coche que voy a echar de menos y eso que no me gustan los SUV pero éste es un deportivo con un traje de alta costura a la moda actual, pide lo que manda el mercado pero ofrece lo que muy pocos se atreven y es a dar sentido a las siglas SUV.

Cómo te decía el modo confort te ofrece lo que un SUV debe hacer: es un utilitario deportivo y confortable. En carretera puedes ponerlo a gestionar velocidad y distancia con sus posibles asistentes a la conducción pero yo prefiero ser 'yo' el que le diga qué hacer en cada momento y no tener que andar con palanquitas y botones.

Si vas a buen ritmo, es un coche que te hace sentir cómodo, salvo por su consumo, cierto es que logré hacer en una de las M madrileñas unos cuantos km a poco más de 5l/100 pero fue un espejismo porque mi media y la del consumo homologado de 12 es más bien la que se me hace real, en consumo mixto, pero seguro que, se duplica, sobre todo si te sacas el bono anual del parque de atracciones para salir en Sport+ desde parado.

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En ciudad el consumo se sitúa en el display entre 15 y trata de escapar de los 30 de límite que pasa rebota en mucha ocasiones. Pero, como te decía, 12 litros de media se justifican cuando, en el carril derecho un vehículo circula a menor velocidad que tú y pones a prueba el Mercedes AMG GLC 63 S y pisas el acelerador.

No es inmediato pero responde contundente como un motor poderoso que es incluso en modo "pantuflas, copa de brandy sin alcohol y puro" porque gana velocidad de forma progresiva y más que suficiente para un adelantamiento en carreteras de más de un carril por sentido. Para las de solo un carril, basta con activar el modo Sport (o el Sport+, que total, es un V8 de 510 CV y 700 Nm de par), buscar el momento seguro y darte cuenta de que la maniobra es cosa del pasado, de un viaje en el espacio tiempo tan rápido que no te hace falta la fe para entender cómo es capaz de hacer el 0-100 en 3,8 segundos ¡un SUV de 2 toneladas en 3,8! ¡YUJU!

Prueba Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC+: conclusión

Lo dije al poco de empezar, tras seis días disfrutando de la prueba del Mercedes-AMG GLC 63 S 4MATIC, el momento de la entrega se me hizo duro, sé que echaría de menos un coche así, un coche enorme en todos los sentidos, grande y grandiosoa alque echaría de menos, sobre todo en esos largos viajes donde uno sale de vías rápidas donde ser comedido con el gas, para entrar a carreteras secundarias que exijan algo más que llevar recto el volante y una velocidad constante.

En conclusión, tras la prueba del Mercedes-AMG 63 S 4MATIC+ solo puedo decir que, como persona a la que le gustan los coches de carácter deportivo, polivalentes, que ofrezcan la capacidad de sorprender por su respuesta sin comprometer la seguridad de sus ocupantes, este coche, como dije, merece lo que cuesta aunque cuesta mucho.

Si quieres más información sobre este coche, la tienes en nuestra sección de fichas

Nuestro veredicto

8