Prueba del Toyota Supra 2.0: emoción, diversión y rendimiento en la justa medida

Probamos un deportivo japonés icónico

Admito que tenía muchas ganas de poder hacer una prueba del Toyota Supra 2.0. Sí, hay una versión más potente disponible, pero esta también me llama la atención. Al fin y al cabo, sigue siendo un Supra, ¿verdad?

Bueno, lo cierto es que no hay una opinión unánime en ese sentido, y no solo respecto de la variante protagonista de esta prueba. La generación A90 de este deportivo japonés no ha estado exenta de polémica desde que llegó al mercado hace unos años, ya que algunos lo criticaron por la cantidad de componentes que este modelo comparte con el BMW Z4.

En mi caso, al principio tuve sentimientos encontrados, pero pronto me dejó de importar. Al fin y al cabo, el hecho de que uno de los Toyota deportivos más emblemáticos vuelva con un concepto similar no deja de ser una buena noticia. Eso sí, si mi opinión hubiera sido la contraria, creo que no habría tardado en cambiarla tras ver el coche por primera vez.

Diseño del Toyota Supra: simplemente espectacular

Estoy situado frente a una unidad en acabado Pure pintada de color ‘Rojo Racing’ y me he quedado boquiabierto. Siendo sinceros, actualmente no hay demasiados coches que me llamen la atención así por su aspecto, si eliminamos a los superdeportivos de la ecuación. Sin embargo, creo que el diseño del Toyota Supra es un sobresaliente.

Recuerdo cuando se mostró el concept Toyota FT-1 hace unos años, que adelantaba las líneas de este modelo. Cuando se lanzó la versión final, parecía que no quedaba casi nada de agresividad ni atractivo en la versión de producción, pero en persona cambia todo. No, no es tan extremo como el prototipo, pero en absoluto se trata de un deportivo que pase desapercibido.

El concept Toyota FT-1
El concept Toyota FT-1

Basta con echar un vistazo al paragolpes y a sus grandes tomas de aire inferiores, a las marcadas líneas de los laterales, al techo hundido en la parte central o a la trasera. Esta última zona es mi favorita, de hecho, tanto por las curvas de la carrocería como por el difusor con las dos salidas del escape.

En general, el Toyota Supra tiene un estilo inconfundible al que no hacen justicia las fotografías. ¿Lo único que cambiaría? Las tomas de aire falsas en el capó, las puertas y los extremos de los paragolpes. Una vez que te das cuenta, no puedes dejar de verlas y es algo que no me transmite calidad.

Interior deportivo y bien acabado

Eso sí, no quiero decir que no la haya, especialmente en el habitáculo. Al subirme, lo primero que percibo es esa influencia de BMW, pues hay muchos elementos propios de la marca alemana, como algunos mandos de la consola central o la palanca del selector de marchas. Al principio, la sensación es extraña, pero no me cuesta acostumbrarme.

Ahora bien, vayamos por partes. En el interior del Supra no hay mucho espacio, pues se trata de un biplaza, pero hay mucho que mencionar. Comencemos con lo que me gusta, como el tacto de los materiales y los acabados. También hay una pantalla de 8,8” en el salpicadero, pero se acompaña de varios mandos físicos, lo cual es positivo y no deja el habitáculo “vacío”.

Otro toque que me deja buenas sensaciones es el cuadro de mandos digital. Tiene buena visibilidad siempre, al contrario que la pantalla central en momentos como el atardecer. Además, cuenta con una zona elevada en el centro, donde se representan las revoluciones, lo que aporta un efecto 3D realmente atractivo.

Hasta aquí, todo bien, pero también hay cosas que no me dejan tan contento. Por ejemplo, el volante lo noto algo grande con relación al resto del habitáculo y también noto que la visibilidad es mejorable, especialmente en los cuartos traseros. Eso sí, es el precio a pagar por el llamativo diseño exterior.

En cualquier caso, lo principal en un coche así se encuentra bajo el capó. El motor del Toyota Supra 2.0 es un cuatro cilindros con 258 CV de potencia y 400 Nm de par motor que son enviados a las ruedas traseras. Así, sobre el papel este deportivo es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos, con 250 km/h de velocidad máxima.

Este propulsor está además asociado a una caja automática de 8 velocidades, aunque no será la única opción disponible. Ya ha sido presentada la variante con cambio manual y probablemente eso cambie mucho las cosas al volante, aunque tendremos que esperar para comprobarlo. Por ello, es mejor centrarse en esta versión.

Hora de ponerse al volante

¿Cómo se comporta el Toyota Supra? Para comprobarlo, arranco el motor y me pongo en marcha. Empiezo con suavidad y realizo mis primeros kilómetros por ciudad, donde el coche se mueve sin problemas, aunque la visibilidad me complique un poco las cosas en algunas situaciones. 

En general, por ciudad este deportivo cumple, aunque sea evidente que no está pensado para este entorno. De hecho, eso me lo recuerda principalmente la suspensión, que se nota algo firme al pasar por algunos baches y resaltos. Es lo esperado y tampoco es un drama, así que no puedo considerarlo una sorpresa desagradable.

Prueba del Toyota Supra 2.0

Es más, en algún punto estoy sorprendido para bien, especialmente en carretera. Circulando con normalidad, el coche responde con suavidad y en el habitáculo reina el silencio. No se escucha el viento ni tampoco el motor, ya que el cambio automático hace que funcione a vueltas muy bajas en estas situaciones.

No obstante, la experiencia no es tan positiva en vías bacheadas, y especialmente en trayectos largos. Esta no es una buena combinación y aquí lo noto especialmente, tanto por la suspensión como por la barra situada tras los asientos, que tiende a hacer ruidos con las vibraciones. Sin duda, al cabo de un rato acaba siendo algo irritante.

Sea como fuere, no es justo juzgar un modelo así por sus cualidades en largos trayectos, ya que no está pensado para viajar, sino para disfrutar. Por ello, salgo de la autovía y pongo el cambio en modo manual. También selecciono el modo Sport de conducción, que hace que el sonido del motor -bastante atractivo, debo añadir- se adentre más en el habitáculo.

Piso a fondo y los 258 CV mueven el coche con inmediatez, especialmente en torno a las 3.500-4.000 rpm. Apenas 5,2 segundos bastan para pasar de 0 a 100 km/h y, aunque la trasera se mueva un poco y parezca que quiera perder algo de agarre, lo cierto es que el control de tracción mantiene siempre en su sitio a los neumáticos Michelin Pilot Super Sport 275/40 ZR18 -255/40 ZR18 delante-.

Prueba del Toyota Supra 2.0

También es así en zonas de curvas, de hecho. A medida que realizo la prueba del Toyota Supra 2.0 me doy cuenta de que, en un primer momento da respeto, pero la estabilidad y la tracción te acaban aportando más seguridad a medida que vas conduciendo. Esto, por supuesto, siempre que no intentes pasarte de la raya.

Aun así, tampoco es algo necesario para disfrutar. Con una conducción deportiva y sin la necesidad de ir al límite, me lo estoy pasando en grande. La dirección y el motor responden con mucha rapidez y, aunque el Supra se siente un coche grande, se mueve con una agilidad y aplomo encomiables.

Además de esto, debo destacar el funcionamiento del cambio. En el modo manual, utilizo las levas situadas tras el volante y que giran con él. Por su tamaño, alcanzarlas no es ningún esfuerzo y las subidas y bajadas de marcha se producen al instante. Personalmente, me gusta más un coche manual, pero reconozco que esta opción no me disgusta en absoluto.

Prueba del Toyota Supra 2.0

De esta forma, a medida que sumo kilómetros y curvas en esta prueba del Toyota Supra, mi satisfacción no hace más que ir en aumento. Esta versión parte de 52.550 euros, lo cual supone una diferencia de más de 10.000 euros respecto de la opción con el motor de 3 litros y 340 CV. Y sí, ese es más potente, pero no puedo evitar pensar: ¿es necesariamente el mejor?

Lo cierto es que tendría que poner a ambos cara a cara para responder con seguridad. Aun así, la diferencia económica es grande y la versión de 2 litros cuenta con ventajas como su peso -1.395 kg frente a los 1.570 kg del 3.0-. Tampoco he sentido que necesitara más fuerza en ningún momento, por lo que esta parece una alternativa razonable, aunque las dos son buenas opciones.

Es más, también lo son frente a otros competidores. Entre los rivales del Toyota Supra 2.0 hay varios en su nivel de potencia y precio. Un ejemplo obvio es el BMW Z4, pero también hay otros como el Alpine A110 y el Porsche 718 Cayman. Sin embargo, todos ellos superan la barrera de los 60.000 euros, mientras que este se coloca muy por debajo. Eso sí, la elección de cada uno dependerá de los gustos.

Conclusión

Prueba del Toyota Supra 2.0

Entonces, ¿qué saco de esta prueba del Toyota Supra? Varias cosas. Para empezar, no es un coche perfecto ni tampoco es demasiado polivalente. Sí, tiene detalles que -en mi opinión- se podrían mejorar, pero no dejan de ser minucias. Sin embargo, lo importante es que es el cometido para el que fue diseñado  se cumple con creces.

Sinceramente, los dramas de su parecido con el BMW Z4 ya no tienen sentido. Tenemos que agradecer el hecho de que el Toyota Supra siga con nosotros, especialmente ahora. Además, juzgándolo exclusivamente como deportivo, también es un gran coche. Es puro, diferente y te hará disfrutar al volante. Es justo lo que necesitas.

Nuestro veredicto

8.5