Los motivos por los que China es el rey de los vehículos eléctricos desde hace años

BYD es una de las marcas chinas con mayor número de ventas.

Gustavo López Sirvent

Los estudios reflejan que la tasa de penetración de los vehículos eléctricos en 2030 alcance el 90 por ciento. En la actualidad, las ventas de ese tipo de coches representa el 60 por ciento de todo el planeta con más de 14 millones de unidades vendidas.

Que China vaya dos pasos por delante del resto del planeta no es nada nuevo. Ahora, todos los países se apresuran a dar ayudas para la compra de vehículos eléctricos, pero el gigante asiático hace años que lo hizo y, quizá por ello, se ha convertido en el mercado de ese tipo de tecnologías más grande del globo terráqueo.

Los chinos son unos visionarios en ese segmento (y en otros muchos). Por eso, el año pasado, una cuarta parte de los vehículos vendidos en ese país fueron eléctricos. Cifras que superan a países como Estados Unidos (uno de cada siete son eléctricos) o Europa (uno de cada ocho).

Y el ritmo se acelera. HSBC (empresa multinacional británica de banca y servicios financieros con sede en Londres) ya ha hecho cálculos y espera que la tasa de penetración de vehículos eléctricos en la segunda economía más grande del mundo alcance el 90 por ciento para 2030.

Incluyendo los híbridos enchufables, las ventas de automóviles menos contaminantes en China alcanzaron los 5,67 millones en 2022 (más de la mitad de todas las entregas mundiales). El país representará alrededor del 60 por ciento de las ventas mundiales de 14,1 millones de nuevos vehículos eléctricos para pasajeros este año, según datos de la web BloombergNEF.

No son sólo los compradores los que triunfan en la República Popular. La fabricación también está en pleno esplendor: las marcas chinas representan aproximadamente la mitad de todos los vehículos eléctricos vendidos a nivel mundial, según un informe reciente de HSBC.

Como no puede ser de otra manera, todo parte de tener una infraestructura suficiente para fabricar coches eléctricos y, sobre todo, para que haya los fundamentales puntos de recarga. China, que tiene la red de carga más grande del mundo, agregó 649.000 cargadores públicos sólo en 2022, lo que representa más del 70 % de todas las instalaciones realizadas a nivel mundial ese año.

El florecimiento de este segmento ha llevado implícito que todas las marcas automotrices chinas vayan lanzando nuevos modelos, con lo que ha estallado una guerra de precios a medida que las empresas intentan adelantarse a sus rivales. Y entre tanto enchufe quien sale ganando es el ciudadano de a pie, que tiene más opciones de comprar un vehículo de este tipo.

¿Cómo se consigue esta bonanza?

Básicamente con políticas de ayudas, de infraestructuras y de sanciones que han ido llegando a lo largo de los años. Vayamos por partes:

  • La primera de ellas empieza con subvenciones al consumidor: un programa que funcionó durante una década reembolsó a los compradores de vehículos eléctricos hasta 60 000 yuanes (8375 dólares). Se acabó en 2022 a nivel nacional, si bien todavía a nivel local se siguen dando.
  • Exenciones fiscales: se ha renunciado a un impuesto estándar del 10 por ciento para las compras de automóviles limpios por debajo de los 300,000 yuanes hasta 2025, y volverá al 5 por ciento para 2026 y 2027.
  • Subsidios de los fabricantes: el apoyo directo del gobierno a los fabricantes de vehículos eléctricos ayudó a muchos a ponerse en marcha. Más de 500 marcas de vehículos eléctricos abarrotaron el mercado en 2019.
  • Infraestructura: las estaciones de carga subsidiadas por el gobierno y ampliamente accesibles reducen los costos de los conductores y alivian cualquier ansiedad por el alcance. Los estándares de carga son uniformes, gracias a los acuerdos con los fabricantes, por lo que todos usan los mismos enchufes.
  • Sanciones a la producción: China introdujo un sistema de doble crédito para la industria automotriz en 2017, que otorga puntos por fabricar coches limpios y multas por aquellos con un alto consumo de combustible.
  • Compras gubernamentales: algunos gobiernos locales convirtieron sus flotas de transporte público y taxis en 100 % eléctricas y alentaron a las agencias locales a adquirir vehículos eléctricos o híbridos enchufables.