La impresionante historia del BMW M3 E30

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El original.

Como en gran parte de los casos, la competición estaba detrás del proyecto BMW M3. Este era el germen, estos fueron los verdaderos motivos que impulsaron a la marca para fabricar un BMW E30 de altas prestaciones. Y fue en los años ochenta, en aquellos maravillosos años en los que importaba el sonido, importaban las sensaciones e importaba… poco más. La impresionante historia del BMW M3 E30.

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La serie E30, la segunda generación del BMW Serie 3, no llegaría hasta 1982, años en los que se estaba trabajando para inaugurar el DTM. Las marcas vieron en esta competición un filón para conseguir ser más populares, una serie de carreras que ocupaban las portadas junto a las competiciones de rallyes. La Fórmula 1 entonces no era tan seguida, y a nivel marketing compensaba más trabajar en las primeras.

BMW M3 E30

BMW Motorsport, que apenas había trabajado en algunos modelos de calle, comenzaría a trabajar en un BMW E30 para el DTM y un derivado para calle. Y, al margen de sus capacidades, una de las características que debían definirle era la fiabilidad. Es entonces cuando se decide por montar el corazón de cuatro cilindros que todos conocemos con el cigüeñal reforzado para soportar hasta 10.000 vueltas.

El Salón de Frankfurt de 1985 es la cita escogida para mostrar al mundo que el primer M3 había nacido. Y no solo eso, el segmento de las berlinas de altas prestaciones comenzaba a despertar. Y es que Mercedes también estaba trabajando en su 190 2.3 16v, uno de los grandes rivales del M3 E30. Su estética, su motor de 195 CV con catalizador y su puesta a punto convencieron a todos. Y el que no lo estaba terminó convencido cuando Eric van de Poele consiguió la victoria en el DTM de 1987 con el mismo BMW M3.

Este BMW M3 E30 fue propiedad de Paul Walker

El éxito es tal que BMW se ve obligada a triplicar la producción. Y no sería suficiente. En un primer momento la marca planea fabricar 5.000 coches de calle para poder homologar la versión de carreras. Tras sus años en el mercado la cifra de unidades fabricadas es de 18.000. En esos mismos años llegarían versiones más potentes y radicales, superando los 200 caballos de potencia con margen.

Pese a que la marca mejoró el concepto en varias ocasiones, tenemos que destacar dos versiones en la familia M3 E30. La primera es la Evolution II, conocido como Evo2, un coche que evolucionaría en todos los apartados. Hay un incremento serio de la potencia hasta los 220 CV y 245 Nm de par, destacando otras novedades de peso. Entre tanto, las llantas crecen de tamaño, el labio frontal es algo más grande y se instala un alerón trasero de generosas dimensiones. Únicamente se fabrican 500 unidades, todo un “caramelito” para coleccionistas.

BMW M3 E30 de Paul Walker

Aunque si hablamos de “caramelitos”, no hay quien gane al Sport Evolution. La potencia aumentaba hasta los 235 caballos de potencia gracias, entre otras cosas, a la instalación de un motor de mayor cilindrada, 2.5 litros. Para hacerlo más ligeros se optó por montar unos cristales más finos o un maletero más ligero. Además, montaba un alerón regulable. Disfrutaba de homologación para el reglamento FIA, con elementos que podían ser personalizados.

La llegada del BMW M3 E36 cambió ligeramente el concepto. Seguía siendo un coche divertido y potente, pero con un nuevo motor de seis cilindros y la mejora en el apartado de equipamiento su peso aumentaba. Para muchos, las sensaciones puras se perdieron por el camino. Para otros, el ADN sigue intacto a día de hoy.