‘El coche fantástico’: los datos más curiosos de la mítica serie

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¿Sabes qué significa KITT? ¿Sabías que la voz española del mítico coche era la misma que la de Homer Simpson? Pues lee los datos más curiosos del coche fantástico.

Hace tan sólo unos días te informamos de que El coche fantástico vuelve en 2017 y como sabemos que te gustaba la serie, pues qué mejor momento para traerte los datos más curiosos del coche fantástico.

“El coche fantástico es una trepidante aventura de un hombre que no existe, en un mundo lleno de peligros. Michael Knight, un joven solitario embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, dentro de un mundo de criminales que operan al margen de la ley”.

Nos lo sabíamos de memoria. La entradilla no estaba escrita por un poeta, pero molaba un montón, al más puro estilo de por ejemplo ‘El Equipo A’ -aquí tienes todos los detalles de la furgoneta del ‘Equipo A’- (que yo al menos también me sé de memoria). Esa fue nuestra manera de conocer un coche, KITT, que era mucho más que un Pontiac Firebird Trans Am tuneado y vestido de color negro indestructible. Para muchos de nosotros fue un primer coche con el que soñar.

La serie original se emitió en EE.UU desde 1982 hasta 1986 y fue un éxito en todo el mundo. En España, llegó de la mano de TVE en el verano del 85 y a los pocos días, casi todos queríamos ser como Michael Knight y no sólo por el coche, sino por el estilo de chulo piscina que tenía David Hasselhoff. Si ya enganchó a una generación, luego hubo otra emisión en los años 90 por parte de Antena 3 que elevó la cifra de fieles seguidores a millones.

Te acercabas a la boca tu reloj Casio y decías: “KITT, te necesito”. Lo malo es que a la puerta del colegio llegaba mi padre con el Seat Málaga para buscarme y te devolvía a la cruda realidad.

Soñabas con pertenecer a la Fundación para la Ley y el Orden y viajar por el mundo con el gigante camión en el que se escondía el jefe Devon Miles y por supuesto, Knight Industries Two Thousand, o sea, KITT.

Vídeo: ¿Cuánto se tarda en construir un KITT con piezas de Lego?

El auténtico protagonista de la serie (pelazo de David Hasselhoff aparte) era el Pontiac Firebird Trans Am. Según los datos que dio a conocer en su día la revista Popular Mechanics, KITT tenía motor delantero y tracción en el tren trasero. Era un coupé biplaza que representaba para la Fundación Knight un coste de 11.400.000 dólares (una burrada de las antiguas pesetas, y lo mismo pero dividido entre 166,386 para los euros actuales).

Bajo el capó se alojaba un motor Knight Industries Turbojet con postcombustión modificada, asociado a una transmisión de ocho relaciones con microprocesador, turbodrive y autopiloto. Era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 0,2 segundos echando mano del powerboost, mientras que frenaba de 100 a 0 km/h en 4,27 metros. ¿El consumo? Todo un mechero: poco más de 1,17 l/100 km. ¿No era fantástico?

Entre las funciones que tenía el coche fantástico estaba, obviamente, el Turbo Boost, pero también incorporaba conducción a dos ruedas Sky, función Eject con asientos eyectables, oscurecimiento de lunas, modo de control automático, modo de superpersecución con frenado autónomo, modo de vigilancia con alarma perimetral a gritos de Carlos Revilla (Homer Simpson) en la versión española, modo silencioso, analizador químico y de voz, rayos X, emisor de gases, aceite y pulsos electromagnéticos, lanzamisiles, localizador, gancho, proyector de voz, aleación molecular para la carrocería, ruedas de escalada con clavos y modo anfibio para las salidas off-road.

El coche fantástico

La conducción autónoma tan de moda hoy en día y a la que parece que vamos en un futuro, ya fue inventada en la serie. Para la realización de aquellas secuencias en las que KITT tomaba los mandos, había dos soluciones posibles: en los planos cortos y medios era tan sencillo como atar el coche a un camión de rodaje o subirlo directamente en una plataforma, como se hace habitualmente para rodar planos de interiores de coches, mientras que en planos más generales se recurría a la habilidad de un pobre hombre con gafas, calcetines blancos y bigote que, empotrado en un asiento hueco, conducía como buenamente podía cuidando de que nadie se diera cuenta de que estaba allí (foto de arriba).

El caso es que como ocurre con muchas otras series de la época, quizás ahora tu listón crítico haya subido considerablemente, pero en la época en la que éramos niños la disfrutamos con pasión. Hasta nuestros días han llegado distintas versiones de la serie e incluso películas, pero como la original, ninguna.