El F3 fabricado con soja y propulsado por chocolate

Gustavo López Sirvent

Fue un experimento de la Universidad inglesa de Warwik y su carrocería estaba hecha de patata, el volante de zanahoria, el asiento de soja y los frenos de enarcado. Por su parte, los aceites del chocolate se refinaban para producir combustible. Aunque parezca increíble, este monoplaza alcanzó los 235 km/h.

La historia de la automoción está repleta de vehículos extraños, con formas y figuras que no pasaron desapercibidas, con características imposibles y que, la mayoría de veces, se quedaron en tan sólo proyectos. Coches tan extravagantes como el Peugeot 402 Eclipse, el BMW Isetta, el Mercedes 540 G4, el Plymouth Prowler o el Aston Martin Lagonda son buena prueba de ello.

Pero todos ellos tenían como característica común que estaban fabricados a la vieja usanza, con chapa, aluminio, motores de gasolina y hechos para la calle. Pero hete aquí que vamos a dar un paso más allá. La Universidad de Warwick rompió todos los esquemas habidos y por haber, ya que nunca se había hecho nada parecido ni que se le asemejara.

Corría el año 2009 cuando este centro docente inglés lanzó al mundo el proyecto WorldFirst, una iniciativa del Warwick Manufacturing Group (WMG) y el Warwick Innovative Manufacturing Research Centre. ¿Y de qué se trataba? Ni más ni menos que de un Fórmula 3 cuyo combustible procedía del chocolate y algunos de sus componentes estaban fabricados de materiales como la soja. 

Si te preguntas cuál era el fin de crear un coche con tales características te diremos que el motivo era demostrar el potencial de las tecnologías verdes en la industria automotriz, para un desarrollo más sostenible en el sector de la movilidad.

Aunque pueda sonar a guiso de Arguiñano, no fue así. Su esqueleto estaba hecho de patata, el volante de zanahoria, el asiento de soja y los frenos de enarcado. Rico, rico...

Las fibras vegetales se armonizaban con resinas para producir piezas resistentes a los impactos. Por su parte, los aceites del chocolate se refinaban para producir combustible, un tipo de biodiésel que permitía al motor llegar a, según los datos de la época, a 235 km/h. Velocidad punta muy sorprendente para un monoplaza elaborado con esos condimentos. 

Además, los aceites lubricantes también estaban fabricados con óleos vegetales, algunos procedentes de los residuos de la industria del chocolate o de otros sectores para su aprovechamiento. Estaba bien pensado porque sus ingenieros le instalaron un radiador que iba recubierto con un catalizador para que neutralizara las emisiones más nocivas.

Su valor era de 300.000 libras

El proyecto WorldFirst, compuesto por miembros como Kerry Kirwan y el Dr. Steve Maggs, valoró este monoplaza en 300.000 libras (351.000 euros). Los artífices de este llamativo automóvil bien podían presumir de dos cosas: reducir al máximo las emisiones de CO2 y todo ello gracias a materiales sostenibles y económicos.

El Dr. Steve Maggs, del equipo de investigación, dijo al respecto: "A medida que los fabricantes de equipos originales se centran en reducir las emisiones de los motores para satisfacer las futuras emisiones de CO2, el proyecto WorldFirst demuestra que si uno va a adoptar incondicionalmente el espíritu de 'lo ecológico es genial', debe ampliar su visión". 

El coche cumplía con todos los estándares de carreras de Fórmula 3 excepto por su motor biodiésel, que, como ya hemos dicho, estaba configurado para funcionar con combustible derivado de residuos de chocolate y aceite vegetal. En la actualidad, los monoplazas de esta competición usan un 55 % de combustibles sostenibles avanzados.