¿Fue más divertida la F1 2017 con las nuevas normas? Análisis del año

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Javier Prieto

Como cantaba Camilo Sesto: "siempre se repite la misma historia".

Con los bostezos del GP Abu Dabi todavía recientes, haremos balance de lo sucedido en la temporada de F1 2017. Veamos si se han cumplido los objetivos marcados para un curso que nació cargado de cambios normativos, directivos, empresariales... y con muchas expectativas. Se suponía que con los monoplazas más grandes, rápidos y físicos, junto a un mayor protagonismo de la aerodinámica frente al motor, el campeonato recuperaría parte de la emoción perdida en la era híbrida. A estas premisas se unía la llegada de los americanos de Liberty Media, nuevos dueños del cotarro que traerían revolucionarias ideas en pro del show y del business. Con estas perspectivas parecía razonable pensar que se había acabado la época del tedio. Bueno, eso por no hablar de la jubilación (forzosa) de Bernie Ecclestone, al que culpaban casi hasta de la muerte de Manolete (1947). Pues parece que mucho larala y poco lerere en la Fórmula 1. Es decir que Mercedes, la previsibilidad y el aburrimiento de la competición se han mantenido por encima de todo. Y es que una cosa son las estimaciones y otra muy distinta, la realidad. 

Los números 

Si tiramos de cifras podemos decir que 2017 ha mantenido, aunque con algunos matices, la tónica (muermo) de los anteriores campeonatos. Bueno, es cierto que sobre el asfalto las embestidas de Vettel en Bakú y Singapur han aportado algo de espectáculo. Pero poco más. Y es que la distancia entre los tres de arriba (Mercedes, Ferrari y Red Bull) y el resto continúa siendo abismal. Eso por no mirar directamente a la cima del Mundial, donde siguen instalados los de Brackey. 

La escudería de la estrella ha ganado 12 Grandes Premios  -nueve Lewis Hamilton y tres Valtteri Bottas- por los 5 de Ferrari, todos ellos firmados por Sebastian Vettel. Es cierto que 2017 no ha sido un monólogo de las flechas de plata como en 2016 con Rosberg y Hamilton. Sin embargo esto se ha debido a la debilidad de su segundo piloto, Valtteri Bottas. El finlandés se ha tomado demasiado en serio su papel de escudero.

En el primer tramo del curso, irónicamente hasta Italia, Ferrari mantuvo el liderato y el pulso con los alemanes. Pero a partir de ahí, una combinación de errores humanos, fallos mecánicos y algunos ataques de nervios, desembocaron en lo de (casi) siempre. Nos referimos a una competición dominada por las flechas de plata con los del Cavallino Rampante caminando como los cangrejos... hacia atrás

No obstante, hay que reconocer que los chicos de Maranello asombraron en las seis primeras citas, con tres victorias y tres segundos puestos. Sin embargo, a partir del ecuador de curso, volvieron a sufrir sus habituales pájaras, fieles a su tradición. O sea que los bólidos rojos han dado un paso adelante, pero insuficiente para recuperar el trono. De Kimi Raikkonen, que estuvo más dormido de lo habitual, solo nos quedamos con su detallazo con un fan que lloraba por su eliminación en el GP de España. Por detrás de los italianos y germanos, los chicos de Red Bull completaron el podio de triunfos, dos para Mad Max y uno del siempre sonriente Ricciardo.

Poco botín, lastrados los bólidos azules por la falta de fiabilidad del motor Renault. Para el resto del pelotón, ni las raspas. Es decir, desde el punto de vista puramente competitivo, Mercedes ha sabido reponerse al mal inicio -¡ay, esa prohibición de las suspensiones!- para finiquitar su cuarta corona de pilotos y constructores en la antepenúltima prueba del año, el GP de México. Emoción, entre 0 y nada.

Los adelantamientos y las gomas

Uno de los puntos en los que se había hecho mayor hincapié era el incremento de los adelantamientos. Sin embargo, poco se ha conseguido en este capítulo, sobre todo por el abismo prestacional entre los monoplazas. Sí, los coches han sido unos 2-3 segundos más rápidos por curva y han batido varios récords de tiempos, lo que no ha servido prácticamente para nada. O los pilotos activaban el DRS o aquí no ganaba la posición ni 'El Tato'. Los anodinos 'Tilkódromos' (circuitos de la era Bernie diseñados por Heman Tilke) tienen su parte de culpa en este tema. 

También han ayudado en este fracaso los neumáticos Piedrelli (Pirelli). La duración eterna de estas gomas ha hecho que solo fuera necesario un cambio de las mismas durante la carrera. Así, ni variedad de estrategias, ni incertidumbre en la pista ni en el paso por boxes, ni nada de nada. Todo muy previsible y mo-nó-to-no. El fabricante italiano se defendió afirmando que diseñaron los compuestos siguiendo las recomendaciones de las escuderías. Es decir entonaron el muy latino lema del 'pío, pío, que yo no he sido'   

El truco del almendruco oleaginoso 

Algunos espabilados -hay listos porque existen tontos- elevaron las prestaciones de sus monoplazas empleando lubricantes a modo de combustible. A ver, en el articulo 19.4.1 del reglamento técnico de la FIA queda meridianamente claro qué productos pueden emplearse como carburante. Sin embargo, ante esta situación el máximo Organismo del Automovilismo Mundial prefirió mirar para otro lado y simplemente limitar el uso a 0,9 litros de aceite por cada 100 km recorridos a partir del GP Italia. Ya, pero los que como Mercedes reemplazaron sus unidades de potencia antes de dicha prueba, pudieron seguir con la barbacoa de 1,2 litros en 100 km. Viva la doble vara de medir. ¿Y los que no emplearon esta argucia oleaginosa? Pues al fondo del pelotón.

Aceite F1

         (Foto: SIGAUS vía Wikimedia)

Querían dar preeminencia a los aspectos aerodinámicos, pero permitieron que se potenciaran los aspectos mecánicos de los monoplazas con el tema del aceite, por lo que los propulsores siguieron siendo los actores principales de la comedia. Por cierto, con la manía de la contención de gastos y carburante, el estilo de conducción se ha asemejado más al de un taxista que al propio de un corredor de la Categoría Reina. Esta filosofía (híbrida) se aparta de su espíritu.

¡Qué vienen los americanos!

El aterrizaje de la empresa estadounidense Liberty Media, como nuevos dueños del Gran Circo en sustitución de Bernie Ecclestone, fue una de las grandes novedades del certamen. Expertos en el marketing, las ventas y la publicidad, se suponía que su presencia obraría un milagro similar al de los panes y los peces. Sin embargo, de momento, solo han dado algunos (torpes) pasos, tratando de acercar la F1 al público con diversos eventos urbanos y otras varietés. En el capítulo de las ocurrencias sí se han destapado como unos verdaderos maestros. Por ejemplo, estudiaron instalar micrófonos en los tubos de escape de los monoplazas para aumentar su sonido. De momento, con las propuestas sobre los propulsores a partir de 2021 han logrado ponerse en contra a casi todos los equipos grandes. Eso por no hablar del nuevo logo que recuerda a un secador de los chinos, quizá como homenaje a los V6.  

No, nos hemos olvidado de hablar de la diferencia de criterio con las sanciones de los comisarios deportivos, pero es que no tenemos tiempo para más. En definitiva, y como cantaba Camilo Sesto: "y ya no puedo más y ya no puedo, siempre se repite la misma historia". Pues, las ovejas seguirán aburridas y bostezando con esta F1.

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