Aston Martin Lagonda: cara a cara las dos generaciones del mito

¿Las dos berlinas de lujo más raras del planeta? Es muy probable…

Pues sí amigos, Aston Martin nunca ha sido un especialista en fabricar berlinas de lujo como su Aston Martin Lagonda, pero cuando lo ha hecho: ¡madre mía! Tan desconocida es su capacidad para crear ‘superberlinas’ de lujo como lo fueron sus tremendos problemas financieros sufridos durante su historia. Es una marca que ha pasado de mano en mano en varias ocasiones y al final, estos vaivenes son los protagonistas de que hoy tengamos frente a nosotros a estos dos buques representantes de la máxima exclusividad y lujo.

Poco o nada tienen que ver el Aston Martin Lagonda original con el ‘remake’ que Aston Martin presentó hace un par de años: la situación de la marca también es bien diferente. Circular con el Lagonda clásico por las cercanías de Londres te traslada a otra época, una época de cambios y locuras, de cultura pop y del nacimiento de la tecnología moderna aplicada no siempre de la mejor manera: como una intersección de decenas de ideas que nada tienen que ver unas con las otras.

Conducir el Lagonda original es como entrar en la máquina del tiempo. Estamos en 1977 y la obra maestra de David Bowie, Low, debería estar sonando en el reproductor de casetes. A mi alrededor electrónica que no entiendo para qué sirve y bajo el capó un gigantesco V8 de ronda los 280 CV: ¡per esto qué es!

Para entender el nacimiento de un concepto tan loco tenemos que viajar un poco más atrás, concretamente hasta la famosa crisis del petróleo. En el año 1974, un año después de que estallara, muchas marcas con vehículos prestacionales en su gama estaban sufriendo por sobrevivir. Aston Martin no era diferente, es más, su situación era todavía más preocupante, ya que arrastraba problemas económicos desde finales de los 60.

En 1972, el empresario William Wilson compraba la empresa por 100 libras, asumiendo la deuda y fue bajo su mandato, cuando se decidió resucitar el nombre de Lagonda para nombrar una nueva berlina de lujo. Pero este sueño duró poco y a finales de 1974 la empresa volvía a cambiar de manos: su salvador esta vez fue un joven soñador americano llamado Peter Sprague, un graduado de Yale y del MIT que crecía como la espuma en los inicios de Silicon Valley.

Decidió mantener el proyecto del Lagonda, pero dándole un aire tecnológico propio que nadie esperaba: “Yo añadí al coche mi propia contribución, especialmente en lo que era mi especialidad, la micro-electrónica.” Comentaba Sprague. En un equipo formado por el ingeniero Mike Loasby, que más tarde trabajaría en el proyecto DeLorean, crearon un coche increíble, avanzado a su tiempo: “El coche lucía tremendamente avanzado, ¿por qué no meterle toda la tecnología disponible? Fue una idea excelente, pero quizás 15 o 20 años antes de lo necesario…”

El estilo del Lagonda fue obra de Williams Towns y destacaba por la gran cantidad de líneas rectas y, especialmente, por su afilado frontal: ¡toda una revolución para la época! Nada tenía que ver con otros Aston Martin, protagonizados siempre por un aspecto clásico. Mostrado como versión final de producción en el Salón de Earls Court de 1976, el Lagonda no se comenzó a entregar hasta 1978.

En estos años, solamente 643 ejemplares fueron producidos durante los 12 años de producción: la mayoría de ellos fueron a aparar a oriente medio y es que su precio solamente estaba al alcance de cuatro jeques o magnates del petróleo. No se cuántos Lagonda llegaron originalmente a España, pero sí te puedo confirmar que alguno de estos está matriculado en nuestro país, aunque los dedos de una mano pueden sobrar para contarlos.

Nuestro ejemplar es un ‘Series 2’, registrado en 1984 y todo en él funciona correctamente. El panel de control, creado a base de LED, parece una broma en medio de un habitáculo eminentemente lujoso. El volante es pequeño y de un solo radio, rodeado de una enorme cantidad de botones muy sensibles al tacto. Los asientos mantienen ese clásico acolchado de los coches de lujo de hace unas décadas, pero consiguen un agarre bastante decente.

En el momento del lanzamiento, Aston Martin decidió imitar a Rolls-Royce y no aportó las cifras de potencia del coche, pero ¿a quién le pueden importar en un coche así? La potencia es, ‘suficiente’ y la caja de cambios de tres velocidades y origen Chrysler lastra cualquier intención de deportividad, pero lo dicho: poco o nada importa, es un coche increíble, avanzado y único: el valor de lo exclusivo.

Llega el momento de bajarse del clásico y aposentar nuestro trasero en su ‘remake’: el Aston Martin Lagonda Taraf, un coche con el que Aston Martin quiere tocar de nuevo a la puerta de las berlinas super exclusivas. Concebido no tanto como un escaparate tecnológico, como lo fue el original, aquí lo importante es sentir de nuevo la exclusividad y para ello Aston Martin ha recurrido a lo más fácil y rápido: 200 ejemplares fabricados y un precio que roza el millón de euros: ¡toma-ya!

Francamente, no veo al Doctor Who en el nuevo Lagonda, pero eso tampoco creo que importe mucho a Aston Martin. Este proyecto nace con una doble intención: por una parte renacer a Lagonda como marca dentro del universo Aston Martin y segundo, ofrecer un producto ultraexclusivo, como ya lo hicieran con el One-77, el V12 Zagato o el GT12, coches especiales, de producción limitada y caros, muy caros.

Lo primero que sorprende del nuevo Aston Martin Lagonda Taraf es el nombre, ¿Taraf?. Según la marca, es una expresión árabe que evoca al máximo lujo, no es de extrañar puesto que, como en el original, la mayoría de unidades irán a parar a los países del Golfo Pérsico. El Lagonda nuevo no tiene nada que ver con el clásico pero sí que respiran un aire común, su imagen es única y la exclusividad su punto de partida.

Estéticamente, el nuevo Lagonda Taraf es un ejercicio impecable de estilo. Son impresionantes sus líneas, especialmente la que recorre todo el lateral del coche bajo las ventanillas y que termina en los pilotos traeros. La última tecnología está muy presente y todos los paneles del coche están fabricados en fibra de carbono reforzada con polímeros plásticos (CFRP). Sobre este, hasta siete capas de pintura y muchas horas de pulido consiguen un aspecto sensacional: pura artesanía.

Los tiempos han cambiado mucho en estos 40 años y ahora las cifras de potencia son importantes: el Lagonda Taraf equipa un moderno V12 de 5,9 litros tomado directamente del Rapide que produce 550 CV. Pese a su importancia, las prestaciones tampoco son fundamentales. Es un coche imponente: con 5,4 metros de largo, está en el entorno de los Bentley Mulsanne, Rolls-Royce Phantom o Mercedes S600 Maybach, aunque todos estos son bastante más baratos, especialmente si nos vamos a un Serie 7.

Entonces, ¿qué sentido tiene comprar este Aston Martin Lagonda? Imagínate por un momento que eres un magnate de las telecomunicaciones en Singapur y quieres un coche que no tenga ninguno de tus otros amigos magnates: lo que necesitas es este Lagonda Taraf, según Aston Martin, claro.

Dinámicamente, las diferencias entre el clásico y el moderno son equiparables a poner sobre la mesa un Seat 600 y un León Cupra 290. Los 550 CV mueven suficientemente bien al conjunto y sus suspensiones, aunque enfatizan el confort, permiten un buen dinamismo en curvas. La caja de cambios ZF Touchtronic III de ocho velocidades tiene un comportamiento muy suave y efectivo.

La velocidad máxima supera los 300 km/h, aunque no he tenido valor para demostrarlo. Pero lo interesante es lo sólido que parece el conjunto, lo bien hecho que está: Aston Martin afirmó que este coche sufrió más de 20.000 km de duras pruebas en el desierto a temperaturas infernales y se nota la solidez y calidad general; quizás no llegue al nivel de ingeniería integrada de coches como el Clase S o el Serie 7, pero aún así es un producto redondo.

Por supuesto, el lujo es protagonista y aquí la división de personalización de Aston Martin, bautizada como ‘Q by Aston Martin’ es la encargada de que cada dueño consiga todas sus demandas. Se puede optar por materiales exóticos y cualquier equipamiento que se pueda desear. Las plazas traseras son muy parecidas a las del Rapide pero mucho más amplias en todas las cotas: un sistema de sonido Bang & Olufsen de 1.000W asegura un confort acústico digno de la Scala de Milán.

Ahora bien, seamos realistas. No llega al lujo de un Rolls-Royce Phantom o a la tecnología de un Serie 7. Su motor puede ser superado por un Mercedes S 65 AMG, pero sin embargo es el más caro de todos con diferencia. ¿Por qué? Pues bien, quién se compre este coche no está comprando un mero medio de transporte lujoso, está comprando una pieza de arte artesanal, una obra exclusiva que debe mirarse más allá de un simple vehículo. En una era dominada por los ‘smartphone’, este Lagonda prefiere mirar al pasado y seguir la senda de la exclusividad marcada por su padre. 200 personas al menos lo creen así, ¿y tú?

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