Prueba del Audi R8 V10 Performance RWD: ¿El perfecto R8?

Un Audi R8 de tracción trasera, más potente y más divertido.

El motor de este Audi R8 es igual al de otras versiones, pero ahora el V10 de 5,2 litros alcanza 570 CV y 550 Nm de par máximo. 30 CV y 10 Nm más que sus hermanos. Nada mal para un deportivo de su calibre.

Sus 180.000 euros de precio son una buena cifra, aunque no sea un superdeportivo convencional. Pero lo parece. Suena como tal, tiene un interior de alta calidad, un gran equipamiento y hace el 0 a 100 km/h en 3,7 segundos. Y su velocidad máxima es de 329 km/h.

Todo esto le hace convertirse en un superdeportivo de entrada. Aquel que compras por un precio moderado para empezar a tantear potencia de verdad, ir a algún trackday... Lo típico, pero no tanto. Apenas hay coches de este tipo, y aún debe llegar la similar apuesta de McLaren con su Artura.

Si bien, por un precio como este, tienes el magnífico Porsche 911 GT3. Un bólido con especificación de esa categoría de motorsport que más bien está enfocado a los amantes puros de la marca. Quizá el Audi R8 sea una buena apuesta si se quiere algo un tanto diferente.

En diseño apenas ha cambiado. Para el ojo experto, sí, hay detalles como algunos ángulos en el parachoques o los tubos de escape que han cambiado. Pero en general, parece el mismo coche que la versión de 2014. Elegante pero razonablemente discreto.

Un motor sensacional

El V10 atmosférico causa más sensaciones que muchos motores de McLaren, Ferrari o BMW biturbos con 600, 700 u 800 CV de potencia.

La respuesta del acelerador es inmediata y el sonido te envuelve rápidamente. Y la estrella olvidada de este Audi R8 Performance es su caja de cambios de doble embrague y siete velocidades. Sencillamente perfecta.

Sube y baja de marcha con precisión, rapidez y sin hacer extraños. Y en el modo automático, parece un Lexus híbrido envuelto en suavidad.

Tracción trasera, ¿eh?

Audi R8 V10 Performance RWD.
Audi R8 V10 Performance RWD.

Ante todo, es un coche de motor central muy estable. No un caballo desbocado con la volatilidad de un Ferrari. Pero no es nada aburrido. Se disfruta mucho más en el modo Performance Dry (también hay configuraciones de mojado y nieve para los más valientes), con un control de estabilidad reducido, aunque no totalmente desactivado.

Derrapará y tendrás que compensarlo con la dirección, aunque podrías llegar a trompear si aceleras mucho en la salida del giro. Aunque ponte serio con el pedal y sus sistemas pondrán algo de calma en el coche para que no termines estrellado.

Algunos puntos negativos, porque los hay, son el balance de pesos de la carrocería al apoyarte en la suspensión (que necesita más de un golpe para asentarse por completo) o en los frenos carbocerámicos, que chirrían al apoyar el peso del coche en ellos durante la frenada. Bueno, son sonidos de mecánica pura, y hay personas a las que les gusta tanto como el del V10.

En definitiva, este nuevo Audi R8, seguramente, no esté a la altura de un Porsche 911 GT3 en cuanto a las sensaciones de la dirección y la velocidad que te puede ofrecer en una buena carretera con curvas.

Sin embargo, si siempre te ha gustado el R8 y pensaste que la tracción quattro era como ir demasiado sobre raíles, échale un ojo. Porque es lo raro de este coche: un Audi divertido de conducir. Uno que te hace sonreír.

Nuestro veredicto

9

Etiquetas: Superdeportivos