Prueba del Renault Megane GT. No es azul todo lo que reluce. Espera, sí es azul

Probamos el Renault Mégane GT para despejar nuestras dudas: ¿merece las siglas que lleva? Y, sobre todo, ¿es mejor que el rey del segmento, el VW Golf GTI?

Veamos, en esencia, ¿qué es el Renault Mégane GT?

Pues, en esencia, el Renault Mégane GT es la apuesta de la marca francesa para plantar cara al Volkswagen Golf GTI; estamos ante el tope de gama del que suele contarse entre los modelos más vendidos mes tras mes en nuestro país. Eso significa que es el único Mégane con sistema de ruedas traseras directrices 4Control. Quizá pienses que eso significa que tiene tracción total (sí, amigos del rombo, el 4 logra despistar)… Pero estás equivocado. Además, tiene Launch Control, 205 CV y…

Un momento… ¿Se llama 4Control y no implica tracción total? Entonces, ¿qué hace?

En realidad, el Renault Espace o el Talisman también cuentan con este dispositivo; permite que las ruedas posteriores giren acompañando a las delanteras, que son las motrices, cuando se circula a más de 60 km/h. Por debajo de este ritmo, se mueven en sentido contrario a las frontales. Lo que notas en las curvas es una mayor precisión y rapidez de la dirección, por lo que tendrás la sensación de estar en un coche ágil. En las maniobras en ciudad también ayuda: metiendo menos volante, logras el mismo resultado.

Y eso se traduce en…

En carretera, disfrutarás de más destreza al trazar, como si el ejercicio con el Mégane GT te saliera mejor que de costumbre, por lo que su efectividad está fuera de toda duda. Se pierde algo de información sobre lo que pasa entre las cubiertas y el asfalto, pero las reacciones a tus movimientos sobre el volante siempre son progresivas, no hay un mal gesto. Tendrás que acostumbrarte al efecto de la zaga, que redondea los giros suavemente, pero se trata de una sensación que no empaña la impresión de estabilidad.

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La suspensión, más firme que en el resto de los Renault Mégane, y la dirección, que ya de por sí tiene una asistencia bien calibrada (es específica para esta versión), ayudan en este apartado. Transmiten aplomo. Pero para divertirte de verdad vas a tener que tocar algunos botones.

Claro, el del Launch Control.

Oís las palabras mágicas y os ponéis muy tontos, ¿eh? El proceso requiere una serie de pasos: escoger el modo Sport de conducción, tirar de las dos levas del cambio a la vez (situadas tras el volante, tienen un diseño tan bonito como aparentemente endeble, con brazos muy finos. Y si en vez de dejarlas en negro, al menos las hubieran pintado de color aluminio…). Ahora, hay que esperar a que parpadeen unas luces verdes, pisar el freno, mantenerlo mientras empujamos el acelerador, comprobar que la aguja del cuentavueltas está en las 3.500 rpm y, al fin, soltar el pedal central -bueno, el izquierdo, porque el cambio es automático- para salir disparados. ¿Qué hemos conseguido? Que el amigo que los ha grabado con su smartphone tenga un vídeo muy pintón para compartir.

Más bien me refería al botón RS Drive del Mégane GT, situado en la consola central. Con él, activas el programa Sport y, básicamente, notas tres cosas: los altavoces emiten un sonido ronco que aumenta el rugido del motor en el habitáculo, se modifica el grafismo de la instrumentación y el cambio saca su lado más salvaje… Eso significa que da tirones y resulta difícil modular la presión sobre el acelerador en las maniobras de aparcamiento, pero también que nunca inserta la más alta de sus siete velocidades. Así, el propulsor estira las revoluciones antes de pasar a la siguiente marcha y te deja un margen amplio por si quieres ser tú quien elija el momento de ir a una relación superior. Podrás hacerlo de modo manual mediante la palanca o las levas y, ya con una velocidad de crucero establecida, no notarás sacudidas bruscas: del modo Comfort al más deportivo, es todo suavidad.

Ummm… Suavidad no casa con racing…

No me entiendas mal, ya que con el Mégane GT puedes divertirte. Si sumas el sistema 4Control, la suspensión bien ajustada y un sonido del motor que te hace cosquillas, acabas por creerte mejor conductor de lo que eres. Tienes más que suficiente para ir a tu puerto de montaña favorito y pasarlo en grande. Pero el cambio automático quizá es demasiado amable cuando quieres una actuación más deportiva. Una ventaja es que eso influye positivamente en el consumo: ronda los 8 l/100 km incluso haciendo el vándalo, una cifra bastante aceptable.

Sin embargo, su propulsor no emociona. Es progresivo y lineal, lo que está muy bien en autopista, aunque no proporciona las aceleraciones fulgurantes o la patada de fuerza que esperarías en una mecánica de su potencia. Está pensada para que siempre lo tengas todo bajo control, pero un tope de gama con estas credenciales también debe saber desmelenarse. Un poco, al menos.

Vaya. Cuéntame algo sobre el interior del Renault Mégane GT…

Está muy ordenado, bien rematado y es cómodo. El puesto de conducción tiene unos asientos deportivos, con los laterales sobredimensionados, que recogen el cuerpo con decisión. La instrumentación es clara e intuitiva; resulta sencillo pasar por los menús con el volante multifunción y no tardas mucho en manejar correctamente el sistema de infoentretenimiento, una enorme pantalla en la consola central. Y cuando digo enorme, quiero decir de tamaño familiar. Está situada en posición vertical y su funcionamiento es bueno, pero… distrae. Es imposible evitarlo, pues las luces de colores a esa escala llaman nuestra atención poderosamente. Como siempre que llegamos a este punto, nos preguntamos si esto es realmente necesario; hemos venido a conducir, no a mirar un sustituto de la tele o a entretenernos con los elementos que podemos replicar de nuestro teléfono móvil…

Ahí estoy de acuerdo, aunque me temo que es una guerra perdida. En fin. ¿Cuál es el precio del Mégane GT?

Sólo existe, de momento, con carrocería de cinco puertas, a lo que añades un equipamiento muy completo: además del sistema 4Control, tienes alerta de velocidad con reconocimiento de las señales de tráfico, avisador de cambio involuntario de carril, faros Full LED, cristales traseros tintados, acceso sin llave, doble salida de escape… y puedes pedir una pintura azul rayo que suma 830 euros a los 26.900 que cuesta. Pero queda muy bien, la verdad. ¿Es más barato que el VW Golf GTI, eterno rival? Considerablemente. ¿Lo supera en dinamismo? No (nos habría extrañado, pues ya de entrada cuenta con 15 CV menos). Hablamos de un contrincante muy complicado…

Nuestro veredicto

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