De copiloto en la Ford Supervan 4: 2.000 CV de locura eléctrica

Ford Supervan 4

¿Qué se siente al subir en una furgoneta eléctrica de 2.000 CV? Nosotros hemos podido comprobarlo, al ir en el asiento del copiloto de la Ford Supervan 4.

Decir que esto es una prueba de la Ford Supervan 4 no es del todo cierto, ya que no voy a poder ponerme al volante. Tiene sentido, ya que hablamos de una furgoneta eléctrica única algo peculiar: tiene 2.000 CV, 1.800 Nm de par y cuesta unos dos millones de euros… Eso sí, voy a poder experimentar lo que se siente en ella desde el asiento del copiloto. Eso servirá.

Me encuentro en uno de los circuitos de pruebas de Ford, en la localidad belga de Lommel. Aquí, entre otras cosas, se desarrollan y se ajustan muchos coches que llegan a nuestro mercado. Sin embargo, lo que voy a experimentar no podría llegar a los concesionarios. Se trata de una auténtica bestialidad y ahora la veo en un garaje, medio desmontada y rodeada de mecánicos.

Las anteriores 'super furgonetas' de Ford

La historia de la Ford Supervan se remonta a principios de los 70, cuando se unió el chasis -y el motor- de un GT40 con la carrocería de una Ford Transit de primera generación. Aquella creación de 400 CV era capaz de superar los 240 km/h y esas eran cifras llamativas entonces. Sin embargo, las cosas han cambiado mucho con los años.

Tras aquella primera furgoneta de carreras, llegaron otras y la última se creó a mediados de la década de 1990. En esta ocasión, la carrocería se basaba en la de la Transit de aquel momento y el motor fue un HB V8 de Fórmula 1 con 660 CV. Eso sí, ya en 2001, se montó un V6 de Ford-Cosworth con 300 CV. Ese fue el punto final de la Supervan… Hasta ahora.

La llamada Ford Supervan 4 es la que tengo ahora ante mis ojos y está recibiendo algunos ajustes de última hora. No he visto en persona ninguna de las anteriores versiones, pero esta es espectacular. Su silueta recuerda a una furgoneta -aunque no replica ya el estilo de una Transit-, pero este es un coche de carreras con todas las de la ley.

Esto no debería ser una sorpresa, ya que así fue también en las generaciones predecesoras. Sin embargo, además de ser de carreras, este es un coche eléctrico. O quizás debería decir furgoneta eléctrica, aunque no sea posible llevar ningún tipo de carga aquí: al asomarme al interior de la Supervan, lo que me encuentro es lo que podría ver en cualquier vehículo de competición.

Dentro hay dos asientos bucket, una jaula antivuelco y los elementos justos. Por ejemplo, hay una pequeña pantalla que funciona como cuadro de instrumentos, el cual muestra la información esencial. Además, hay otra pantalla central que es idéntica a la que monta el Mustang Mach-E. ¿Para qué? Para cambiar elementos como la configuración de la mecánica.

Ford Supervan 4 eléctrica en Goodwood Festival of Speed

Además de esto, a través de esta pantalla se pueden cambiar también… ¡Los modos de conducción! Puedo leer varios: Road, Track, Drag, Drift, Rally… Algo curioso, aunque será el de circuito el que usaremos esta vez. Al fin y al cabo, es donde estamos y hasta me he tenido que enfundar un mono y un casco para poder dar dos vueltas en esta furgoneta que parece de ciencia ficción…

Tras realizarse todas las comprobaciones y ajustes, los mecánicos vuelven a colocar los paneles de fibra de carbono de la carrocería y me subo junto a Manfred, el piloto capacitado para dominar este monstruo eléctrico de 2.000 CV. Salimos lentamente del garaje y nos dirigimos al trazado. Mis nervios crecen por momentos porque sé que esto va a merecer la pena. 

3, 2, 1... ¡A despegar!

Salimos a la recta principal a velocidad mínima y Manfred se gira hacia mí para preguntarme si estoy listo, al mismo tiempo que levanta su dedo pulgar. Asiento la cabeza y todo cambia en un abrir y cerrar de ojos. Me pego al asiento, la mecánica eléctrica zumba con fuerza y la velocidad sube como si estuviera en un avión a punto de despegar.

Con sus cuatro motores eléctricos y dos cajas de cambios -una en cada eje-, la Ford Supervan puede acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 2 segundos y alcanzar algo más de 321 km/h. Con esto en mente y, sentado en el asiento del copiloto, me acuerdo de aquella frase de Gonzalo Serrano en sus retransmisiones de F1: “Si parpadean, se lo van a perder”. Sin duda, aquí esto se cumple.

Ford Supervan 4

En apenas un momento, ya vamos a 160 km/h y pasamos la primera curva sin bajar de 100 km/h. En un circuito normal, esto no es tan llamativo, pero este trazado tiene la anchura de una carretera secundaria y, de hecho, simula ese tipo de vías. Está repleto de curvas, el margen es menor y la sensación de velocidad es mayor. Eso sí, todo está bajo control.

Comenzamos con esa primera curva larga a derechas, que viene seguida de otra a izquierdas y de varias más pequeñas y seguidas. Este es un circuito más enfocado al manejo, pero la Supervan eléctrica pasa por cada curva con velocidad y con una estabilidad sorprendente. ¿Y yo? Intento mantenerme quieto ante tanto movimiento, aunque el arnés es de gran ayuda.

Aquí, ni siquiera los cambios de rasante son un problema. Aunque lleguemos a rozar el suelo en una ocasión y a levantar ligeramente las ruedas del asfalto , parece que vamos sobre raíles. Esto es mérito del piloto, por supuesto, pero también de la puesta a punto de la furgoneta. De hecho, el control es esencial en un vehículo así, algo que se extrapola a áreas como la aerodinámica.

Según la marca estadounidense, la carrocería genera 500 kg de carga a 300 km/h. Al fin y al cabo, hablamos de un modelo pensado para romper cronos en todo tipo de trazados, así que necesita de varios elementos. Muchos saltan a la vista, como el gran difusor o los pliegues de la trasera. También hay otros más escondidos, como un tubo inferior de carbono que envía el aire del frontal a la trasera.

Ford Supervan 4

En definitiva, esta furgoneta es espectacular por donde la mires y también lo son sus capacidades. Pasamos por curvas más abiertas, más cerradas… Da igual, las superamos sin problema, tan solo acompañados del chirrido de los neumáticos y del zumbido de los motores eléctricos que se encuentran en cada rueda. Es una sensación extraña, pero espectacular.

Por ahora, la experiencia es insuperable. Echo de menos el sonido de un motor de combustión, pero la forma de moverse de esta furgoneta y la inmediatez de su respuesta lo compensan. Es algo de otro mundo para un vehículo de este tamaño y yo estoy con una sonrisa de oreja a oreja al comprobarlo. Es como estar en una montaña rusa, pero con más protección…

Ford Supervan 4

En un abrir y cerrar de ojos, ya estamos en una de las últimas zonas del circuito, que es una parte adoquinada pensada para trabajar la suspensión. Entramos a unos 75 km/h y salimos a 90 km/h, acompañados de un ligero desliz de la trasera. Ahora bien, nos acercamos de nuevo a la recta principal, y aquí, Manfred pisa a fondo, aunque no tengamos mucha distancia que disfrutar.

101, 132, 156… Los números de la velocidad suben con rapidez en el cuadro de instrumentos y casi se solapan, mientras intento seguirles la pista con la cabeza pegada en el respaldo del asiento. Pasamos a 160 km/h por la entrada que utilizamos para acceder al circuito y veo que alcanzamos 204 km/h antes de volver a la primera curva. Esto, ¡en menos de 5 segundos de recta!

Ford Supervan 4

Así, iniciamos la segunda y última vuelta de esta experiencia increíble, la cual vivo con la misma emoción, aunque ya me conozca el trazado. No puedo dejar de estar sorprendido por las capacidades de la Ford Supervan y por haber tenido la oportunidad de experimentarlas -casi- de primera mano. 

Poco después, volvemos al garaje y sigo sonriendo. No me importaría vivir esto de nuevo cuando se recargue la batería de 50 kWh, ya que la autonomía si vas al máximo es de unos 35 kilómetros. Lo dejo caer, ¿quizás ahora desde el asiento del piloto? Me temo que no cuela, pero tenía que intentarlo. Quizás algún día…