¡Aparece el Bugatti La Voiture Noire en Londres!

Bugatti La Voiture Noire.

El coche fue llevado por Bugatti a la capital británica junto a otros modelos de la marca.

No sabemos nada del Bugatti La Voiture Noire. Bueno, casi nada. Existe solo una unidad en todo el mundo que roza los 16 millones de euros (aunque si saliese de repente a subasta, seguro que subiría bastante más). ¿El dueño? Tampoco se sabe.

Puede que aún no se haya vendido y pertenezca a Bugatti. O que el dueño actual sea lo suficientemente benévolo como para mandar el coche a exhibir en las calles de Londres, frente al hotel The Londoner. Otros dicen que Cristiano Ronaldo anda detrás de él, pero nada está claro.

Todo lo que envuelve a este bólido es tan negro como su pintura. En cualquier caso, es único y fue creado por la conmemoración de la fundación de la marca por Ettore Bugatti en 1909. Es de hecho un homenaje al Type 57 SC Atlantic, diseñado por el hijo de Ettore, Jean Bugatti.

Entre 1936 y 1938 se produjeron solo cuatro unidades, y solo se vendieron tres. De las cuales, una se destruyó en un accidente. De hecho, uno de esos dos Bugatti restantes está en manos del diseñador estadounidense Ralph Lauren.

La cuarta unidad fue bautizada como "La Voiture Noire", y fue el coche personal de Jean Bugatti. Durante la Segunda Guerra Mundial, lo envió a Burdeos en tren para evitar cualquier incidente y... Desapareció. Y no se ha vuelto a ver.

Y se ha buscado, os lo aseguramos. Pero nada. Se esfumó de repente y se ha convertido en una leyenda. Eso sí: se augura que el (maravilloso) día en el que aparezca, su valor podría ser fácilmente de 100 millones de euros. El coche más caro de la historia.

Y esa leyenda, Bugatti quiso conservarla. Y le dio el nombre a esta moderna maravilla. Su motor es el famoso W16 de 8,0 litros cuatriturbo. Sí, es un término algo rebuscado, pero lo que hizo Bugatti con este coche en 2019 lo es. Se le adjudican 1.500 CV de potencia y el 0 a 100 km/h en menos de 2 segundos.

Y es precioso. Rezuma elegancia, estilo y lujo. Es la Mona Lisa de la automoción. Solo hay uno, sabemos poco de él y aparece de vez en cuando aquí o allá. Suerte de los londinenses curiosos que han podido contemplarlo, porque a saber cuando volverá a asomar el parachoques...