Ford 'Big Red', el camión a turbina que iba a cambiarlo todo en los 60

Camión Ford 'Big Red' de 1964
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Fue una idea loca y sorprendente

Se podría decir que la obra maestra de Ford en los años 60 es el Mustang, pero no fue su única creación interesante en aquellos años. La firma del óvalo también trató de idear el camión del futuro y acabó dando con algo realmente peculiar. Es hora de la lección de historia y hoy te contamos la del Ford ‘Big Red’, el camión a turbina que iba a cambiarlo todo.

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En la década de 1960, Estados Unidos estaba en una época de crecimiento a muchos niveles y eso también afectaba a las infraestructuras. Las grandes autopistas estaban proliferando por todo el país y las comunicaciones entre los estados se encontraban en un proceso de cambio por las posibilidades que estas nuevas vías presentaban.

No cabía duda de que se estaban realizando avances y Ford tuvo la idea de crear un camión que estuviese a la altura de lo que pudiera llegar en los próximos años. Con esto en mente, se pusieron manos a la obra y los ingenieros de la compañía concibieron el denominado ‘Big Red’.

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Se lanzó en 1964 y fue expuesto en varias ferias de automóviles, así como en la Feria Mundial de Nueva York. Recorrió el país por carretera de este a oeste y fue mostrado con orgullo en casi cualquier evento, aunque no era para menos. Sí, su nombre –‘Gran Rojo’, en español- hacía referencia a lo evidente, su gran tamaño y su color, pero lo cierto es que era mucho más que eso.

De entrada, el Ford ‘Big Red’ fue diseñado con la idea de servir al conductor de camiones en los largos trayectos que tuviera que realizar, pero también con el objetivo de parecer traído del futuro y sorprender allá por donde pasase. ¿Cómo se logró esto? Con un aspecto inconfundible que se ideó a partir de la información recopilada en los túneles de viento.

El Ford 'Big Red', circulando por una carretera.
El Ford 'Big Red', circulando por una carretera.

El camión contaba con una cabina con la calandra y los grupos ópticos situados en la parte inferior y rodeados por un marco cromado. Además, por encima se realizó una especie de diseño de cuña visto por el lateral, así como se colocó un enorme parabrisas que aportara una vista diáfana al conductor.

Con esto, el ‘Big Red’ no se parecía a ningún otro camión de la carretera, pero había más detalles que lo hacían destacar. Tenía que ser el rey de la carretera y por ello contaba con una cabina de casi 4 metros de alto, así como con una longitud de 29,2 metros con sus dos remolques enganchados. En resumen, era una bestia sobre ruedas.

Dentro del camión, casi como en casa

Eso sí, esto no iba exclusivamente de un vehículo imponente. Como he mencionado antes, la idea era servir al conductor y esto cobraba sentido en el interior, al que se accedía por una puerta que se abría automáticamente con un mecanismo de aire. Además, también se desplegaba una escalerilla para poder subir sin problemas.

De esta forma, se podía acceder a un habitáculo en el que prácticamente se podía vivir. ¿Por qué? Porque contaba con todo tipo de comodidades. Se colocó un fregadero, un inodoro, un dispensador de bebidas, una nevera, un horno eléctrico… Incluso se montó un pequeño televisor para el acompañante, que estaba oculto para el conductor con el fin de evitar distracciones.

Más allá de esto, se montaron en el interior del Ford ‘Big Red’ unos asientos de piel regulables -el del acompañante se podía incluso regular-, así como una consola central flotante. Por encima, eso sí, había más relojes para controlar distintos parámetros de la mecánica. Y es que este aspecto era algo único.

La apertura y cierre de la puerta, así como el despliegue y pliegue de la escalerilla, se hacían de forma automática.
La apertura y cierre de la puerta, así como el despliegue y pliegue de la escalerilla, se hacían de forma automática.

Todo lo que ya hemos conocido de este camión es llamativo, pero su elemento estrella era su propulsor. Para este proyecto, Ford utilizó como motor del ‘Big Red’ uno de turbina de gas que habían diseñado para la marina. Se trataba de un bloque con 600 CV que debía mover con suavidad las 77 toneladas de peso de este enorme tráiler. 

Lo cierto es que cumplía su objetivo a una velocidad de crucero de 112 km/h. Donde no destacaba era en su economía de combustible, eso sí, ya que consumía nada más y nada menos que 100 litros por cada 100 kilómetros recorridos. Eso sí, con el depósito de 1.000 litros incorporado, le era posible recorrer unos 900 kilómetros sin problemas.

Esa distancia debía cumplirla, eso sí, con la mayor comodidad. Esta fue una de las obsesiones de Ford en aquel momento. Por ello, incluyeron un sistema de suspensión neumática e incluso la cabina tenía un sistema de suspensión propio para reducir las vibraciones.

¿Qué fue del 'Big Red'?

Se podría decir que el Ford ‘Big Red’ lo tenía todo, pero jamás llegó a la producción y solo se fabricó el prototipo que veis en las imágenes. Puede que fuese demasiado caro o complicado, así que la idea se quedó guardada en un cajón. ¿Y el camión? Desapareció en los años 80 y no se volvió a saber nada de él… Hasta ahora.

El medio The Drive descubrió el año pasado su paradero, aunque no pudo desvelarlo por petición expresa de su propietario, que también quería permanecer en el anonimato. Este individuo fue quien mantuvo el camión en su poder durante todo este tiempo y lo ha restaurado al detalle.

Solo cuenta con la cabina, eso sí. Los dos remolques fueron vendidos a equipos de carreras, al parecer, y hace mucho que no se sabe nada de ellos. Sin embargo, la cabeza tractora está a buen recaudo, aunque no está siendo utilizada por la dificultad de reparar algún componente mecánico si surgiera alguna avería. 

Por delante, se hacía aún más evidente la altura de la cabina.
Por delante, se hacía aún más evidente la altura de la cabina.

Sí, el motor sigue funcionando, aunque no es el original. Al parecer, el bloque 705 que se montó en los 60 fue enviado de vuelta a la marca y, cuando compró el camión su dueño actual, no tenía propulsor. Sin embargo, después se hizo con una versión mejorada, llamada 707, que tenía 530 CV, pero era más eficiente. Esa es la que sigue colocada en la actualidad.

Sea como fuere, el futuro del Ford ‘Big Red’ parece que será el de permanecer guardado por ahora, aunque su dueño no descarta enviarlo en algún momento al Museo Henry Ford. Quién sabe, puede que algún día podamos disfrutar todos de él. Mientras tanto, debemos dar gracias porque el ‘camión del futuro’ no terminase perdido por completo en el suyo…