¿Cansado de llegar a tu coche en estos meses de verano donde el termómetro se dispara? ¿No sabes qué hacer cuando entras a tu vehículo y está a más de 60 grados de temperatura? ¿La desesperación, el sudor y la mala leche se apoderan de ti porque el aire acondicionado no da más de sí cuando lo conectas tras horas sin subirte al automóvil? No te preocupes, tenemos la solución a tus males.

Todos hemos sufrido el desagradable momento de que tenemos que dejar el coche estacionado al sol porque sabemos que cuando volvamos estará incandescente, hasta tal punto que querrás llamar a los bomberos para que apaguen ese fuego. Es lo que tiene no haber aparcado en la sombra o en un parking. La vida, amigo/a...

En esta, tu página, te hemos hablado de diferentes opciones para paliar, mínimamente, la canícula. Utilizar parasoles, tintar los cristales y dejar las ventanillas un centímetro o dos bajadas pueden ser parches (que no remedios) para disminuir un par de grados el mercurio de tu vehículo. 

Pero, si en el exterior hace mucho calor como está ocurriendo ahora en toda la península, Baleares y Canarias, va a ser prácticamente ineludible que cuando entres en el interior de tu coche te ases y notes que estás próximo a ser paisano de Belcebú.

Existe un truco (tiene más de sentido común que de truco) que te permitirá bajar 10 grados la temperatura ambiente de tu coche ardiente. Además, y lo que es más importante, no te supondrá gastar ni una gota de combustible, porque no hace falta arrancar el motor ni encender el aire acondicionado.

Normalmente, las pautas a seguir son las de: entro, me aso, me quemo al coger el volante, arranco, pongo el aire acondicionado y rezo porque empiece a actuar cuanto antes. Pero, estaría bien  refrigerar un poco el habitáculo para que el sistema del aire acondicionado no tenga que trabajar tanto.

Los japoneses tienen la clave

La técnica japonesa. Ahí está la clave, truco, o llámalo como quieras, para que tu vehículo descienda 10 grados la temperatura interior. Se llama así, obviamente, porque se inventó allí. Se trata de algo tan sencillo como bajar la ventanilla de la puerta del acompañante y abrir y cerrar repetidas veces la puerta contraria, o sea, la del conductor. 

También se puede hacer desde el otro lado, es decir, bajar la ventanilla del conductor y abrir y cerrar la puerta del copiloto.

Esta operación tan básica provoca una corriente bastante potente en el interior que permite la entrada de aire desde el exterior y expulsar el que está concentrado en el habitáculo que, en ese momento, está mucho más caliente. 

El último paso será que una vez que enciendas el motor, bajes todas las ventanillas y enchufes la climatización, pero no al máximo. Ponla en un nivel bajo (1 o 2). Al principio notarás que sale aire caliente, pero, unos segundos después empezará a salir más frío. Cuando pasen unos minutos, aumenta el caudal del aire y baja las ventanillas. ¡Y voilà! El horno lo será menos...