Dos diamantes cumplen 30 años: Alfa Romeo Spider y GTV

Alfa Romeo Spider

Gustavo López Sirvent

Llegaron como sustitutos del Alfeta y el Araña y se postularon a ser dos vehículos referentes tanto en el segmento de los descapotables (el Spider) como en el de los deportivos (el GTV). Su diseño fue obra de Enrico Fumia y su interior lo desarrolló Walter de Silva. Montaban un motor V6 de 240 CV, al que más tarde se incorporó otro de 144 CV.

La nostalgia de recordar siempre tiene ese toque romántico y esa sensación de que tiempos pretéritos fueron mejores. Te pongo el ejemplo de dos vehículos que cuando veas las fotos o leas de quiénes se tratan te asaltará la añoranza. En estos días se cumplen 30 años del lanzamiento del Alfa Romeo Spider, lanzado en 1993, y el Alfa Romeo GTV (Gran Turismo Veloce), comercializado al año siguiente.

La marca italiana los construyó como sustitutos del Alfeta y del Araña, un deportivo y un descapotable, respectivamente, que cautivaron a los amantes de la compañía en los años 80. Pero llegaron el Spider y el GTV y captaron todas las miradas. 

Su diseño, obra de Enrico Fumia, que ya había firmado un clásico como el Alfa Romeo 164, apostó por la aerodinámica y la espectacularidad con una silueta afilada y elegante.

La innovación llegó de la mano de unos llamativos faros delanteros o la capota eléctrica del Spider, que se guardaba entre el habitáculo y la maletera. Además, estos dos modelos mantenían elementos clásicos de sus respectivos segmentos, con la configuración 2+2 con amplios asientos delanteros en el coupé GTV o las dos plazas en el cabrio. 

Las llantas de alineación ligera fueron una gran novedad que se aplicaron posteriormente en otros modelos. El interior contaba con la firma de Walter de Silva, una figura fundamental para entender los Alfa Romeo de los años 90. Dentro tenía una gran ergonomía, mandos intuitivos y sencillos de utilizar situados al alcance de la mano.

Alfa Romeo GTV

Otro de los factores relevantes de estos dos coches era su conducción. Al volante era dinámico, un placer para los sentidos y su comportamiento en carretera era brillante. Nuestros protagonistas destacaron por agilidad en las curvas y por su aplomo y seguridad circulando a altas velocidades por las vías más rápidas de Europa. 

Su precisión de manejo era minuciosa, con una dirección que ofrecía una asistencia justa y rápida, respaldada por un sistema de frenado poderoso, confiable y resistente.

Estas dos joyas montaban una mecánica muy potente para la época. Tenían un motor 3.2 V6 de 240 CV, que permitiría pasar de 0 a 100 Km/h en 6,3 y alcanzar una velocidad máxima de 255 Km/h. Años más tarde, se incorporó a la gama una mecánica 1.8 16 V de 144 CV, que destacaba por su capacidad de respuesta a bajas revoluciones, su comportamiento deportivo y su bajo nivel de consumo.