Mercedes 300 Messwagen: el laboratorio sobre ruedas para desarrollar coches en los 60

Mercedes 300 Messwagen

Fue una solución curiosa, sin duda

En la actualidad, las marcas se sirven de multitud de avanzados sistemas y sensores para desarrollar sus nuevos modelos. Pero ¿cómo era posible hacer este trabajo en los años 60? Mercedes tenía una solución peculiar: el Mercedes 300 Messwagen -coche de medición, en alemán-.

Hace décadas, aunque el automovilismo era muy diferente al de ahora, también era necesario realizar pruebas antes de lanzar un nuevo coche al mercado. Por ello, la marca alemana pensó en una manera para obtener todo tipo de datos en tiempo real, sin tener que preocuparse de cómo podrían colocar los grandes y rudimentarios equipos necesarios en cada vehículo.

La idea estaba clara: se crearía un automóvil con el suficiente espacio y potencia para llevar este equipamiento, mientras se conecta al modelo de pruebas por medio de cables. Decidieron tomar como base un Mercedes W189, ya que era realmente grande, y se pusieron manos a la obra.

Esta berlina, conocida como ‘Adenauer’ por la preferencia del canciller Konrad Adenauer por ella, pasó por varios cambios. Uno de los más evidentes era la carrocería, ya que a partir del pilar B se modificó por completo. Ahora contaría con una gran trasera acristalada y su silueta sería similar a la de un coche familiar.

Por dentro, la zona trasera del Mercedes 300 Messwagen estaría despejada casi por completo. De esta manera, se podrían colocar los grandes aparatos de medición necesarios, así como un generador para garantizar su funcionamiento. 

Un laboratorio con ruedas algo incómodo

Además de esto, se colocaron dos asientos para los, aunque eran muy básicos y no tenían ningún tipo de enfoque hacia la comodidad. Este no era un vehículo destinado a la comercialización y no importaba demasiado si era incómodo, pero su uso podía suponer una experiencia mejorable, especialmente en los días cálidos por culpa de la superficie de cristal. 

En cualquier caso, con esta solución ya se podía trabajar. En la práctica, todo el equipo necesario para los test se repartía en dos coches. El de pruebas tendría los dispositivos de medición, y el 300 Messwagen, todos los que recibían los datos obtenidos. La información se transmitía de un automóvil a otro con un cable que tenía hasta 30 metros de largo.

Mediante esta técnica se desarrollaron multitud de Mercedes durante años y lo cierto es que el sistema funcionó. Las mediciones se recopilaban en una cinta magnética y posteriormente podían ser evaluados con calma. Además, dado que ambos coches estaban conectados por radio, no era complicado coordinarse.

Mercedes 300 Messwagen

De esta forma, la marca alemana siguió utilizando este coche de medición hasta los años 70, ya que sus prestaciones eran más que aceptables además en ese momento. Bajo el capó, contaba con el motor de inyección que el W189 usó de 1957 a 1962, con unos 160 CV. Así, podía circular a unos 165 km/h, algo que hizo principalmente en el circuito de Untertürkheim.

En cualquier caso, con el paso de los años avanzó la tecnología y ya no fue necesario optar por estos métodos. Ahora, este peculiar y único Mercedes 300 Messwagen se encuentra en el museo de la marca, como una muestra de aquellos tiempos más rudimentarios en los que fue necesario recurrir a la creatividad.