7 razones del fracaso McLaren-Honda: disección de un desastre

7 razones del fracaso McLaren-Honda

Javier Prieto

Ya lo dice el refrán: nunca fueron buenas las segundas partes

¿Qué errores han llevado al fracaso McLaren-Honda? Junto a la falta de potencia y fiabilidad de la penosa mecánica japonesa, han confluido otros factores técnicos, operativos, culturales e incluso humanos, que han 'ayudado' a hundir el proyecto. Vamos a analizarlos todos antes de que los inminentes anuncios oficiales del divorcio de McLaren con Honda, del acuerdo de Woking con Renault o del posible fichaje de Carlos Sainz por la formación francesa, atraigan toda la actualidad.

 

El adiós de Mercedes, las prisas de Ron Dennis

El fracaso McLaren-Honda comenzó a gestarse mucho antes de su propia alianza, concretamente en 2014. Ese fue el último año en el que los británicos montaron motores Mercedes, puesto que los alemanes decidieron volar solos en la F1. No en vano desde 2010 tenían equipo propio y buscaban concentrar sus esfuerzos para ser campeones. Bueno, eso y que el carácter de Ron Dennis, director en Woking por aquel entonces, se las traía. Dennis no admitía de buen grado haberse convertido en un equipo cliente que no aseguraba las mecánicas 'pata negra'. Y así fue cómo después de dos décadas (1995-2014) recibiendo unos propulsores que les ayudaron a ganar cuatro mundiales, se quedaron sin suministrador. Ante esa premura, llegaron a un acuerdo con Honda quien deseaba volver a la F1 tras haberse marchado por la puerta de atrás en 2008. Sin embargo, las prisas hicieron que ese regreso fuera muuuy prematuro. Los asiáticos no estaban listos después de llevar tanto tiempo lejos de la especialidad.

 

El 'retraso' de Honda

A muchos se les olvida que cuando Honda aterrizó en 2015 en la Categoría Reina, sus rivales ya llevaban una temporada compitiendo con los V6 híbridos y varios años de desarrollo con ellos, sobre todo, Mercedes. Todo ese tiempo, con unos motores tan completos, resultó capital... y fatídico. De hecho, nunca han recuperado la brecha que les separa de sus rivales. Por cierto, pusieron su motor en pista por primera vez sin haberlo rodado antes en otro tipo de vehículos, como hicieron sus paisanos de Toyota antes de saltar al Gran Circo. De ese modo habrían  sorteado las limitaciones de los test y habrían acumulado experiencia y datos sobre el comportamiento de sus propulsores.

 

Problemas híbridos

En el tema de la tecnología híbrida los de Sakura demostraron desde el principio que estaban más verdes que una lechuga. Los sistemas de recuperación de energía de la unidad de potencia, cruciales para el rendimiento del monoplaza, se convirtieron en su Talón de Aquiles. Y es más, en ningún momento le han cogido el aire a esos sistemas, fundamentales en la nueva era de la Categoría Reina.

Soluciones surrealistas

Honda se presentó en su retorno de 2015 con un diseño de monoplaza 'revolucionario' con el que iban a poner patas arriba la F1. No quería imitar el modelo de Mercedes porque copiándoles no ganarían jamás. Y con esos objetivos crearon el 'Size 0' o 'Talla cero'. Este concepto supeditaba la arquitectura del bólido a sus virtudes aerodinámicas, otorgando un menor espacio y una distinta disposición a los principales componentes mecánicos. Uno de los más perjudicados con este 'invento' fue el turbo, de menor tamaño de lo habitual y una configuración distinta al resto de coches rivales. Ya se sabe la ruina que resultó aquello. Conscientes de su error, un año después calcaron el diseño de las 'flechas de plata' y, aunque renqueando, ganaron algo en fiabilidad. Pero el cambio normativo de 2017 les ha puesto de nuevo en la casilla de salida y van de abandono en abandono. El colmo han sido algunos ridículos como la falta de correlación de datos entre el banco de pruebas y la pista -empleo de motor monocilíndrico como prototipo-, no llegar ni a salir del box o romperse el monoplaza en la vuelta de formación. Sin ninguna duda estas soluciones técnicas imaginativas constituyen uno de los principales claves del fracaso McLaren-Honda.

 

Choques culturales

Sin duda otra de las claves del fracaso McLaren-Honda reside en el choque cultural sufrido entre el personal de ambas compañías. Los asiáticos trabajan con unos métodos propios de 'ensayo-error' en los que el tiempo no cuenta tanto como para los occidentales. A eso se une su concepto nacionalista que les ha llevado a negar la ayuda externa. Por si esto fuera poco, su fábrica situada en Sakura supone siempre una desventaja frente al resto de equipos cuyas factorías están en el Reino Unido. Asimismo su rígida jerarquía laboral ha hecho que la toma de decisiones fuera muuuuy lenta. Las diferencias entre ellos se palpan al llegar a los circuitos. Allí se puede ver cómo sus respectivos motorhomes están separados, por cierto, a bastante distancia los unos de los otros. Ése hecho refleja la forma que tienen de trabajar, cada uno por su lado. Pero, cuidado porque los británicos también se las traen. Además algunos problemas eléctricos del McLata son responsabilidad suya.

Tecnología compleja

Tampoco debemos pasar por alto la complejidad de la tecnología que rige la F1 actualmente. Mercedes, líder indiscutible, tardó varios años e invirtió cientos de millones hasta que dio con la tecla, en parte porque comenzó a desarrollarla antes que nadie. Realmente, éste es claramente otro de los ingredientes del fracaso McLaren-Honda

Normativa absurda

Desde hace tiempo, la pretendida disminución de costes impuesta por la FIA redujo al máximo la posibilidad de realizar test que permitieran evolucionar un coche a lo largo de la temporada. En una época donde el motor domina sobre otros aspectos, dicha limitación resulta crucial. Este es uno más de los hechos que han desembocado en el fracaso McLaren-Honda.

Etiquetas: F1 2017, McLaren, Honda