¿Te acuerdas del Jeep Commander? Así era el Jeep más lujoso de la gama

Jeep Commander
Apenas estuvo cuatro años a la venta. ¿Lo recuerdas?

El Jeep Commander es un todoterreno de lujo bastante peculiar: pasó sin pena ni gloria y nunca pudo competir de tú a tú con sus rivales naturales, mucho más refinados y eficaces en cualquier terreno. El Commander fue el Jeep más lujoso de su generación y el fiasco fue tan grande que Jeep no ha vuelto a reeditarlo desde que se dejó de fabricar en 2010.

Bueno, al menos si obviamos al nuevo Jeep Grand Commander que la marca americana ha puesto a la venta en China y cuya comercialización en Europa está más que cuestionada. Hoy toca hablar del Jeep Commander, un todoterreno olvidado por muchos y la verdad, bastante raro de ver en España: por poner un ejemplo, solamente hay 11 ejemplares a la venta en un portal de segunda mano bastante popular.

Jeep Commander, las claves

El Jeep Commander fue una evolución natural del Jeep Grand Cherokee, una evolución con la que intentar captar la atención de un nuevo nicho de mercado: el de los súper SUV de lujo y gran capacidad. Especialmente en EEUU, este tipo de vehículos cuentan con una gran popularidad, como por ejemplo el Mercedes GLS o el nuevo BMW X7: ambos se fabrican en el gigante americano.

En el año 2006, en Europa y en general en los países occidentales se vivía un periodo de esplendor y la gente parecía obsesionada por comprar coches cada vez más grandes y ostentosos: un Grand Cherokee se quedaba algo corto en ese aspecto. Así que Jeep decidió desarrollar una versión más grande, con 7 plazas, más lujosa y con un aspecto más intimidante.

Para ello, diseñó un todoterreno con líneas muy contundentes, aristas marcadas y un gran tamaño. Medía 4,79 metros de largo y 1,90 metros de ancho y a nivel de chasis era una evolución del Grand Cherokee, incluyendo también el motor diésel de origen Mercedes, un tres litros con 218 CV, el mismo que montaba en su tiempo los Mercedes 320 CDI. El Commander también se vendía con un V8 de 5,7 litros y 326 CV: pocos se vendieron en España con este motor, ya que necesitabas acciones de Repsol para comprarlo.

Jeep Commander, ¿por qué no triunfó?

Hay que poner en contexto. El Jeep Commander llegó a España en una época dorada, donde el Porsche Cayenne era el rey de los SUV de lujo. Además, la primera generación del Cayenne, así como la del Touareg, eran buenos también en conducción off-road, por lo que una de las cosas más atractivas del Commander dejaba de tener mucho sentido.

Jeep Commander

Además, tampoco se puede decir que el Jeep Commander fuera especialmente bueno fuera del asfalto. Por cotas, era mejor su hermano menor y además, salvo que necesitases siete plazas, las diferencias de habitabilidad tampoco eran demasiado relevantes. El Mercedes ML y el BMW X5 también triunfaban, por lo que el mercado del Commander quedó muy limitado.

¿Quién compraba un Jeep Commander? Sin duda, aquellos que querían un SUV con detalles de lujo y con aspecto de todoterreno. Ese diseño cuadrado, puramente americano, seguro que conquistó a los amantes de las películas del oeste. Grande, cuadrado y con un lujo entendido a la americana. Era diferente al resto y fueron precisamente aquellos que quieren salirse de la norma los que apostaron por el Commander.

El Jeep Commander llegó a España y a Europa como el súper todoterreno de lujo de Jeep. A priori el riesgo era mínimo, ya que era una versión más grande, pesada y menos eficiente del Grand Cherokee, pero con un diseño más intimidante, siete plazas y un interior algo más lujoso y muy equipado. Sin embargo, pasó sin pena ni gloria, aunque ese aspecto rudo y robusto a más no poder sigue cautivando a los que quieren un pedazo de América en su garaje.