El Suzuki Jimny es uno de esos coches que marcó un punto de inflexión. Suzuki parecía perdida en el mundo de los todoterrenos baratos hasta que decidió pararse a pensar y mirar al pasado para inspirarse de cara al futuro. Casi siempre que se hace eso, cuando una marca mira a su herencia, a sus triunfos pasados, y los replica, suele salir bien. ¿Por qué el Suzuki Jimny ha triunfado en el mercado español? Pues porque era lo que la gente pedía.

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Permitidme que me explique aunque ya lo he comentado alguna vez. El mercado español está repleto de SUV's, muchos de ellos, la mayoría, tienen dos cosas en común: la primera es que no tienen tracción integral y la segunda es que son muy caros. Dicho de otra manera: los SUV han sustituido a los todoterrenos baratos de toda la vida siendo más caros y mucho peores en una conducción off-road.

El Suzuki Jimny dio en el clavo

¿Qué ha provocado esto? Pues lo que antes una oferta interesante en todoterrenos robustos, fiables, eficaces lejos del asfalto, guerreros que podían servir tanto para trabajar como para divertirse, han ido desapareciendo. ¿La demanda lo ha hecho? Pues no, claro que no. ¿Por qué crees que coches como el Mitsubishi Montero o el Toyota Land Cruiser de segunda mano son coches con una depreciación muy baja?

Pues porque la gente sigue demandando este tipo de vehículos y el mercado de coches nuevos, capitalizado por los SUV, no ofrece alternativas interesantes. No sé si aposta o de casualidad, la llegada del Suzuki Jimny fue un soplo de aire fresco para el segmento de los todoterrenos baratos. Sí, todo-terrenos. 

Suzuki Jimny: un éxito por necesidad

Y es que el Suzuki Jimny lo tenía todo para triunfar. Por un lado, un coche pequeño con tracción integral, peso pluma, neumáticos finos y preparado para superar cualquier obstáculo. Solo con eso ya habría triunfado, pero es que encima su estética vintage, inspirada en el mítico Suzuki Samurai, no pudo ser más chula.

El resultado es un todoterreno bueno, bonito, con gran capacidad off-road y encima barato. Además, en el mercado solo tenía un rival que pudiese hacerle frente: el Dacia Duster 4x4. Sin embargo, el rumano no tiene el encanto y la imagen del Jimny. Era obvio que el éxito era inevitable, ya que encima se dio una paradoja.

El caso más curioso del Suzuki Jimny es que triunfó incluso en las ciudades. Y eso era algo nuevo para la marca. ¿Por qué? Pues por una pura cuestión de imagen y diseño. Pequeño, manejable, 'mono', personalizable con colores llamativos. En definitiva: el Suzuki Jimny fue la respuesta ideal a una necesidad creciente. Dio en el clavo. Una pena que el tema de las emisiones haya acabado con él. ¡Ojalá vuelva pronto!