5 motivos por los que la limitación de la velocidad de la DGT es un error

Enfado
¿Nos estamos volviendo todos locos?

Oh, la velocidad, el gran enemigo de Pere Navarro, director de la DGT, y la excusa perfecta sobre la cual culpar buena parte de los problemas de nuestra sociedad al volante y de su siniestralidad. Ayer leíamos horrorizados cómo la DGT planea instalar en los coches un sistema de control de velocidad mediante el cual será prácticamente imposible superar los límites de velocidad en cada vía. ¿Es esa la solución para reducir la mortalidad en nuestras carreteras? No: la única utilidad será reducir notablemente los ingresos del estado por las sanciones de velocidad (no te pierdas los radares en España en 2018). La limitación de la velocidad en los coches de la DGT es un error y aquí cinco motivos por los que su implantación no asegura una menor siniestralidad.

La velocidad no es el mal de todos

Pere Navarro afirmó ayer que el 77% de los muertos se registraron en carreteras secundarias, donde la velocidad es menor. De los cuales, el 36% son salidas de vía y el 28% choques frontales. Es cierto que una salida de vía se puede producir por un exceso de velocidad, claro que sí, pero igual de cierto que es que también se puede producir por un despiste, por estar demasiado cansado al volante, por utilizar el teléfono móvil, por las condiciones climáticas o por el mal estado del firme. En cuanto a los choques frontales, es precisamente esa falta de velocidad y de potencia de algunos vehículos la que resulta fatal a la hora de adelantar. Un choque frontal no es generalmente problema de la velocidad, sino de la educación y de la templanza de los conductores: ¿se imaginan adelantar a un camión a 80 km/h con un limitador a 90 km/h? ¡Eso sí que es peligroso! Aquí puedes ver los verdaderos motivos por los que ha aumentado la siniestralidad: ¡no confundamos la velocidad con el tocino!

Educación vial

Señor Pere Navarro, el problema no es la velocidad, el problema es la escasa educación vial que tienen los conductores españoles. No sé si el problema es de las autoescuelas o de la falta de cultura y educación de la ciudadanía española, probablemente parte de ambas. Lo que está claro es que no es problema de la velocidad, porque la velocidad en las carreteras, utilizada con sentido, responsabilidad y respeto por los demás, no es más que un aliado. Un ejemplo: en la prueba del Mazda MX-5 en la Carretera Transfagarasan, en Rumanía, me quedé alucinado de la educación de los conductores. Si alguien veía que llegabas por detrás más deprisa, te facilitaban la maniobra de adelantamiento hasta el punto de casi detenerse en el arcén. En España, cuando la gente ve llegar a uno más rápido por detrás, lo único que hace es aumentar el ritmo para que no lo adelante en las rectas donde se podría realizar la maniobra con seguridad. Es una cuestión de educación vial y de respeto por los demás, no de velocidad.

Infraestructura

Carreteras en mal estado

La velocidad no es el principal problema de siniestralidad y eso se demuestra viendo dónde se producen los accidentes: una parte mínima de los accidentes mortales se producen en las vías de mayor velocidad y los que en ellas se producen rara vez están protagonizados por un exceso de velocidad. Eso demuestra que el problema no es tanto la velocidad, sino la infraestructura disponible. Si una carretera nacional o comarcal cuenta con un tráfico excesivo de camiones, el riesgo de morir en la carretera aumenta exponencialmente, ¡y ahí el Gobierno no mueve ni un dedo! Una solución que se podría plantear al respecto son los trenes de camiones por nuestras vías férreas, muchas veces en estados de semi abandono absolutamente inexplicables. Hay carreteras, puntos negros en nuestras carreteras, que se deberían modificar para mejorar la visibilidad y reducir algunas curvas que parecen diseñadas por el mismísimo demonio. Hay muchas medidas para mejorar la siniestralidad en nuestras vías y la primera que debería impulsar la DGT es una mejora de las infraestructuras.

Alcohol y drogas

Personas que no beben alcohol

Señor Pere Navarro, me parece un auténtico disparate que usted pretenda limitar la velocidad de los coches de manera automática antes de instalar aquellos sistemas que inhabilitan un coche en caso de intentar arrancarlo con una tasa de alcohol en sangre elevada o con presencia de drogas. Según últimos informes, un 40% de los fallecidos en las carreteras estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas. ¡Un 40%! Y probablemente, muchos de ellos, ni siquiera llevaba instalado el cinturón de seguridad. ¿Cree usted que la solución en estos casos es un limitador de velocidad? Quizás sería más inteligente un sistema que no permita arrancar el coche en caso de superar la tasa máxima de alcohol, ¿no le parece?

Uso de los móviles al volante

Así te van a pillar si usas el móvil al volante

No hay duda que el uso del móvil al volante representa un peligro creciente entre los conductores. Es un elemento de despiste clarísimo y realmente peligroso y da igual la velocidad: si te chocas de frente contra otro vehículo a 100 km/h morirás igual que si lo haces a 130 km/h. La velocidad aquí no es el problema, el problema es el uso indebido de estos dispositivos. Creo que la DGT debería apostar más fuerte por concienciar a la gente en evitar el uso del móvil al volante. Y no, no en un semáforo de una gran ciudad, donde el peligro es nulo, sino en vías rápidas, aumentando las sanciones considerablemente.

Conclusión: una vez más, Pere Navarro, de vuelta a su trono imperial de la DGT, intenta hacernos creer que la velocidad, como tal, es responsable de buena parte de los accidentes que se producen en España, algo que bajo mi punto de vista es un planteamiento totalmente erróneo. El uso de un limitador de velocidad automático en nuestros coches, obligatorio, sería un error imperdonable y haría pagar a justos por pecadores. En Alemania, donde la velocidad nunca ha sido un problema, están en un nivel de siniestralidad realmente bajo, siendo el octavo país del mundo con una menor mortalidad en la carretera. ¿Hacen falta más ejemplos? ¿Quiere la DGT apostar por la tecnología más moderna para reducir los accidentes? Pues deberían empezar por sistemas que no permitan circular a un vehículo en caso de que el conductor supere la tasa de alcohol máxima permitida o en caso de no llevar puesto el cinturón de seguridad. Esto, junto con una mejor educación vial y con una mejora en las infraestructuras más peligrosas, harían que la mortalidad al volante se redujese notablemente.

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