Así era el primer Nissan GT-R

Nissan Skyline GT-R C10

Este fue el coche que lo empezó todo

Las siglas GT-R son emblemáticas dentro del universo de Nissan. Han representado la máxima deportividad de la marca durante décadas y aún siguen haciéndolo con coches sorprendentes, pero todo tuvo un comienzo que se remonta a la década de 1960. Así era el primer Nissan GT-R.

Actualmente conocemos la generación R35, pero las anteriores no existía un Nissan GT-R como tal, sino el Skyline GT-R. Todo comenzó a finales de los años 50 con el Skyline, un sedán de lujo que la firma japonesa fabricaba bajo la Prince Motor Company -absorbida por Nissan en 1966-. Este no era un coche orientado en absoluto a la deportividad y su público era principalmente familiar.

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Sin embargo, con la década de los 60 llegó una segunda generación y también la idea de adentrarse en la competición. El objetivo era participar en el Grand Prix de Japón y así se hizo, con unos resultados que fueron bastante positivos. Fue así como se concibieron los Prince GT Skyline y Skyline 2000GT

Aun así, el primer GT-R no llegaría hasta el lanzamiento de la tercera generación del Skyline. En 1968 se concibió la generación C10 y sobre ella se creó esta variante deportiva un año después. Así, se trató de fabricar un coche rápido y manejable, que fuese capaz de transmitir las sensaciones deportivas de la competición al público general.

Una de sus claves era el motor S20 que montaba, asociado a un cambio de 5 velocidades. Era un seis cilindros en línea con 160 CV derivado del Nissan R380 de competición, lo cual dejaba claras las intenciones de este modelo. Gracias a este propulsor, la velocidad máxima era de 200 km/h y el cuarto de milla se podía realizar en 16,1 segundos, lo cual no estaba nada mal para el momento.

Motor S20 del Nissan Skyline GT-R (C10)
Motor S20 del Nissan Skyline GT-R (C10)

Eso sí, no todo se enfocó a la velocidad punta. También se añadieron elementos como una suspensión independiente, así como unos frenos de disco de mayor tamaño en el eje delantero que fuesen acordes a las capacidades técnicas de esta variante.

En lo referido al aspecto del coche, el GT-R original tenía cuatro puertas -el de dos puertas no llegaría hasta los años 70-, pero tenía diferencias estéticas con cualquier variante convencional con detalles como un alerón trasero. Asimismo, zonas como los pasos de rueda traseros eran más anchos para poder albergar unas ruedas más grandes.

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Además de esto, por dentro también había cambios. El estilo era similar al del Skyline 2000 GT, pero destacaba un aire más deportivo con un nuevo volante y palanca de cambios, un tacómetro más grande, otra consola central y unos asientos delanteros de tipo bucket de piel. Prácticamente todo estaba orientado a ofrecer un mejor rendimiento, en lugar de cumplir solo una función estética.

Con estas cualidades, el llamado ‘Hakosuka’ –‘Hako’ significa ‘caja’ y ‘Suka’ es una abreviatura de ‘Skyline’- escribió la primera página de la historia de los GT-R. Durante su comercialización, logró grandes resultados en competición y fuera de la pista se ha convertido en uno de los coches más icónicos del universo JDM. Hay más, sí, pero pocos son tan especiales como este.