El Ferrari F40 del hijo de Sadam Hussein y su tremenda historia

Ferrari F40 Sadam Hussein
Probablemente el Ferrari F40 con la vida más dura.

Ser hijo de un despiadado dictador en un país subdesarrollado suele convertirte en alguien que puede tener de todo, lo hemos visto en casos como el de Teodorin Nguema Obiang, hijo del dictador de Guinea Ecuatorial y cuya colección de coches quita el hipo. A más de 3.000 kilómetros de ahí, en Irak, el Ferrari F40 del hijo de Sadam Hussein ha estado años y años acumulando polvo y suciedad, en un estado que de verdad da pena. Mucha. ¡Esta es la increíble historia del Ferrari más triste!

Alucina: hemos probado el Ferrari F40

Pocos conocen a Uday Hussein, probablemente el hijo más polémico de Sadam Hussein. A su lado, el dictador que fue derrocado en la Guerra de Irak por los Estados Unidos, parecía hasta un buen tipo. Uday Hussein era un tipo deleznable incluso en una familia que había dominado con fuego y sangre a sus súbditos. Asesinó, torturó y violó a todo el que no pensaba como él o le podía causar una ofensa. ¡Incluyendo el mayordomo de su padre o a buena parte del equipo olímpico de su país!

Ferrari F40 Sadam Hussein

Pero hoy no voy a hablar de las barbaridades que realizó Uday Hussein a lo largo de su corta vida, hoy voy a hablar del Ferrari F40 de Uday Hussein, porque su historia ha dado la vuelta al mundo y la verdad es que resulta sorprendente. Irak era un país rico, con petróleo y dominado por Sadam Hussein y su familia. Uday, desde el principio, fue uno de los más obsesionados con gastar y un buen ejemplo era su colección de coches.

La colección de coches de Uday Hussein

Se dice que Uday Hussein llegó a coleccionar más de 1.000 coches, de todo tipo, desde lujosos Rolls-Royce hasta numerosas superdeportivos. Los años 80 fueron su mejor época: con unos 20 años tenía desde un Ferrari Testarossa de color rosa hasta un espectacular Ferrari F40, el coche más caro de su tiempo. Tenía varios Porsche, especialmente 964 y 993, también algún Lamborghini como un espectacular Diablo de color rojo.

La inmensa mayoría de sus coches se perdieron con el paso del tiempo. Muchos se desguazaron o se vendieron en el mercado negro. Pero uno, el Ferrari F40 del hijo de Sadam Hussein, se quedó en el país. Y aunque abandonado, sobrevivió bastante entero. Bueno, 'entero' con comillas.

El coche estuvo muchos años lejos del conocimiento del mundo: no fueron pocos los coleccionistas de Ferrari que se interesaron, viendo una buena oportunidad de restauración. Si podían conseguirlo a buen precio, el negocio estaba sobre la mesa. El caso más evidente fue el de Chris Smith, que tras descubrir su paradero, viajó hasta Irak para inspeccionar el coche. En el vídeo que tienes sobre estas líneas, el youtuber Ratarossa te explica la increíble historia de este bólido.

A la caza del Ferrari F40 del hijo de Sadam Hussein

Big Chris viajó hasta Irak trabajando para los chicos de Gas Monkey Garage, con el objetivo de sacarlo de Irak, restaurarlo y venderlo por una millonada. Lo encontró en la ciudad de Erbil, la capital del Kurdistán irakí. Pero el coche estaba en tan malas condiciones que vio poco factible llevar a cabo el trabajo de restauración. Especialmente por la dificultad de sacarlo de allí hacia un país occidental.

Prueba Ferrari F40

Este Ferrari F40 era un caramelito, ya que solo contaba con 3.764 kilómetros en su haber. Finalmente, el coche se quedó en Irak y su dueño, supongo que viendo el interés que despertaba el coche, decidió empezar un proceso de restauración. Al menos para devolverlo a la vida. El coche fue limpiado y restaurado por un especialista belga que viajó hasta Irak. Desmontó el motor y finalmente, el Ferrari F40 del hijo de Sadam Hussein volvió a la vida.

El coche finalmente se vendió a un coleccionista en Arabia Saudí, que pagó 1.150.000 dólares por él. Una auténtica fortuna. El coche todavía estaba lejos de estar en su estado ideal, pero era plenamente funcional, lo más importante. Finalmente, su actual dueño lo restauró por completo para devolver su esplendor original: a día de hoy, duerme junto a otros coches deportivos, sin rastro de polvo y dejando atrás una triste historia. Aunque afortunadamente, con final feliz.