Así fue la gestación del primer Audi R8

Audi R8

Gustavo López Sirvent

El deportivo de la marca alemana nació en 2006 después de muchos concept cars anteriores como el Audi Avus quattro, el Audi quattro Spyder o el último antes de que llegara el R8, el Audi Le Mans quattro. Todos ellos sirvieron de guia para lo que llegaría posteriormente, que fue un coche con motor central que llevaba intrínseco los genes de competición con el prototipo homónimo con el que Audi ganó cinco veces las 24 Horas de Le Mans entre 2000 y 2005.

Quizá porque costó mucho trabajo traer al mundo, quizá porque todo el mundo le esperaba con los brazos abiertos o quizá porque confiaban en que llegara con un pan entre sus asientos, el Audi R8 nació después de muchos dolores en el año 2006. Se trataba de un vehículo de alto rendimiento que puso la piel de gallina y se aventuró en un territorio completamente nuevo. 

Antes hubo mucha historia que contar. Los prototipos Audi Avus quattro y Audi quattro Spyder presentados en 1991 ya dieron una primera impresión de lo que la firma de los cuatro aros tenía en mente para su R8. Pero aún hubo más pistas: el concept car Le Mans quattro en el IAA de Frankfurt de 2003. Esa fue la primera advertencia de lo que llegaría tres años más tarde.

 “Ese fue el punto de partida para un automóvil deportivo con motor central de Audi”, dice Frank Lamberty, diseñador exterior del concept car y más tarde del primer R8. “Nunca había existido un concepto como éste en la historia de la marca; no había modelos a seguir”.

Los técnicos de quattro GmbH trabajaban entusiasmados ante tamaño proyecto: “El sueño de todo ingeniero es trabajar algún día en un deportivo con motor central”, afirmó Stephan Reil, jefe de desarrollo de quattro GmbH desde hace mucho tiempo. "Al fin y al cabo, eso es exactamente lo que te dicen en la universidad: el motor debe estar en el centro del coche", agregó.

A finales de 2006 llegó el momento: quattro GmbH inició la producción de su nuevo modelo superior en Neckarsulm. Los compradores están entusiasmados: la capacidad de producción de este vehículo totalmente hecho a mano se agotó rápidamente y el número de unidades previstas para Alemania en 2007 se agotó al cabo de pocos meses. 

Este éxito no fue fruto de la casualidad, ya que ningún otro coche de producción de la firma alemana estuvo más cerca de las carreras. El  Audi R8  llevaba los genes de un auténtico coche de competición: el prototipo deportivo homónimo con el que Audi ganó cinco veces las 24 Horas de Le Mans entre 2000 y 2005.

El motor central de altas revoluciones, la inyección directa FSI, la aerodinámica probada en túnel de viento con difusor trasero, la suspensión con doble horquilla y la filosofía de construcción ligera con  Audi Space Frame  (ASF): todas estas tecnologías han sido probadas en la pista de carreras. y garantizar el máximo rendimiento, placer de conducción, seguridad y fiabilidad. 

Un factor decisivo en el éxito del Audi R8 es su diseño. Líneas planas y musculosas, amplias salidas de aire y la característica parrilla Singleframe en la parte delantera, así como en la parte trasera con su difusor, grandes salidas de aire y luces traseras planas: este deportivo llama la atención en cada detalle. "Las proporciones cuentan, especialmente en un coche deportivo", afirmó Frank Lamberty. 

"Un deportivo con motor central vuelve a ser algo muy especial, porque la disposición técnica, la posición del motor, da como resultado un lenguaje de diseño completamente diferente", continuó el diseñador exterior. “Un elemento muy importante en el diseño del R8 son los sideblades. Delante de ellos está la cabina y detrás está la tecnología", dijo. 

El sideblade, como elemento de control de aire que suministra aire al motor, conecta estas secciones del vehículo. Todas las líneas del R8 siguen esta lógica increíble, porque para este modelo era importante encontrar su propia clave de diseño", enfatizó Frank Lamberty, y dice con un guiño: "Creo que funcionó bastante bien".