La historia de Volkswagen es una historia rica, de éxito y con momentos más y menos memorables. Sin duda, la época nazi es uno de sus momentos más duros y oscuros, con su fábrica en la actual Wolfsburgo trabajando a pleno rendimiento para el régimen y la Segunda Guerra Mundial. Hoy se cumplen 75 años de la liberación americana de la fábrica de Volkswagen, un punto de inflexión en la región que puso las bases de un futuro espléndido.

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El 10 de abril de 1945 los últimos 50 Volkswagen Kübelwagen Type 82 salieron de la línea de montaje de Wolfsburgo, un complejo industrial, una ciudad, fundada por Adolf Hitler el 26 de mayo de 1938 bajo el nombre de 'Stadt des KdF Wagens bei Fallersleben'. Era un complejo importante dentro de la maquinaria de guerra nazi, con el objetivo de producir todoterrenos ligeros para dar una movilidad rápida a sus tropas sobre cualquier terreno.

El Volkswagen Kübelwagen estaba basado en el Escarabajo y fue diseñado por Ferdinand Porsche. Se fabricaron más de 50.000 ejemplares y provocó que la fábrica de Wolfsburgo fuera un centro estratégico de producción de maquinaria bélica y, por ende, uno de los grandes objetivos de las fuerzas aliadas en su conquista de Alemania.

El 15 de abril se libera la fábrica de Volkswagen

Las tropas americanas del noveno ejército, bajo el mando del general William Hood Simpson, avanzaban rápido desde Fallersleben siguiendo el canal Weser-Elba, conocido en alemán como Mittellandkanal. Apenas se encontraron con oposición ya que los nazis habían abandonado la planta días antes. En su interior, en panorama era dantesco.

Y es que durante la guerra, buena parte de la fuerza laboral para producir los vehículos procedía de prisioneros de guerra y de campos de concentración. En ese momento de impás, de descontrol y desgobierno, muchos intentaron liberarse por la fuerza. Para mantener el orden, se formó un equipo de seguridad formado por prisioneros de guerra franceses y estudiantes holandeses que habían sido forzados a trabajar en la fábrica.

Un nombre importante en la liberación de la planta fue Firtz Kuntze, el gerente de la central eléctrica que alimentaba la planta y la ciudad adyacente. Este alemán con orígenes americanos fue clave, al negarse a volar la planta eléctrica y varios puentes cercanos por petición de los mandamases nazis, ya muy mermados a todos los niveles.

Kuntze ayudó al rápido despliegue de las tropas americanas y fue esencial tanto para el control de zonas estratégicas como para convencer a los franceses y holandeses de que cedieran el control. El 15 de abril de 1945, los oficiales del noveno ejército tomaron el control total de la planta, la ciudad y las infraestructuras estratégicas de la zona.

La fábrica de Volkswagen fue clave para la Segunda Guerra Mundial con una producción total de más de 66.000 vehículos. Una de las primeras cosas que se llevaron a cabo fue el cambio de nombre de la ciudad, optando por Wolfsburgo en honor a un antiguo castillo del Siglo XIV. El rastro que había dejado el Tercer Reich poco a poco se fue disipando.

En cuanto a la fábrica, en mayo de 1945 recuperó la actividad, fabricando los primeros vehículos para las fuerzas armadas de los EEUU, con una plantilla de apenas 200 operarios, llegaron a fabricar 133 ejemplares del Kübelwagen. Poco a poco la planta fue dejando atrás la producción militar para empezar su actividad de nuevo como fábrica de coches de calle.

En junio de 1945 los británicos tomaron el control de la fábrica, tras la repartición de Alemania. A finales de 1945 empezó de nuevo la producción del Volkswagen Type 1, el escarabajo para un uso civil. Desde ese momento, la fábrica de Volkswagen en Wolfsburgo ha sido un emblema del poder industrial alemán. Hoy Wolfsburgo cuenta con 120.000 habitantes y es una de las zonas más prósperas de Alemania, con una fábrica capaz de producir más de 800.000 coches al año. Lo importante de las historias no es cómo empiezan, sino como acaban.