Prueba Audi S7: ¡te echaremos de menos, amigo V8!

Un GT redondo con muy pocos fallos.

Esta prueba del Audi S7 termina con una sensación amarga: no quiero que siga el downsizing, no creo que el mundo se merezca renunciar a estos coches, un sedán de lujo con un aplomo espectacular y un motor que es pura seda, ocho cilindros que vamos a echar mucho de menos cuando lleguen motores más pequeños, más eficientes. ¡No quiero ser más eficiente!

No sé vosotros pero yo estoy un poco cansado de esa palabra, así que no la voy a utilizar más en las líneas que me quedan de esta prueba del Audi S7. Y como no voy a hablar más de eficiencia, deja primero que te hable del motor: el Audi S7 monta el mismo motor que el Audi RS6 y RS7, una maravilla de la técnica, un cuatro litros sobrealimentado que en esta versión ‘apaciguada’ genera 450 CV y un excepcional par de 550 Nm desde las 1.400 hasta las 5.700 vueltas. Es decir: siempre.

¿Quieres hacer ruido? ¿Qué te parece este Audi R8 ABT?

El Audi S7 de esta prueba es un coche peculiar. Es decir, vive entre dos mundos. Vive entre la imagen, calidad y usabilidad de un Audi A7, la mayoría de ellos con motor diésel, y con la deportividad, emoción y brutalidad del Audi RS7. Parece que se queda en tierra de nadie pero no te equivoques amigo, generalmente en el término medio se encuentra el éxito.

Para entender bien al Audi S7 creo que hay que tener claros varios conceptos. El primero: es un auténtico gran turismo. Sí, tiene cuatro puertas, pero su comportamiento y su razón de ser creo que no está lejos de coches como un Bentley Continental GT. Es lujoso, es opulento, es confortable y muy equilibrado, tiene un interior donde el lujo clásico y la deportividad van de la mano: cuero a rombos, alcántara y fibra de carbono se combinan magistralmente. Mi unidad de pruebas monta un interior terminado por Audi Exclusive que se ha bautizado como ‘Design Selection’, con el color burdeos como protagonista. ¡Sencillamente espectacular!

Y es que en cuanto te sientas en los backets del Audi S7 te sientes bien, es uno de esos habitáculos que te invitan a pasar horas en su interior. Todo está en su sitio, todo tiene una calidad realmente alta y la verdad es que el paso del tiempo tampoco se siente del todo palpable: recuerda que es un coche con 7 años encima y que ya tiene su sustituto a la vuelta de la esquina. Es cierto que algunos mandos no se sienten tan modernos como los de un Audi A5 2017, o detalles como el fantástico Audi Virtual Cockpit brillan por su ausencia, pero es un interior que se ve sólido y que desprende calidad por cualquiera de sus poros.

Siempre se ha dicho que los sedán con carrocería coupé, o coupés de cuatro puertas, tienen un problema: poca habitabilidad. No me parece que sea el caso del Audi S7. Las plazas delanteras son ejemplares, amplias y sobradas salvo que juegues en la NBA. Las plazas traseras ofrecen un buen espacio para las piernas y, como solamente está homologado para cuatro pasajeros, la verdad es que de anchura dos adultos detrás viajan con holgura. Es cierto que la altura al techo es algo menor de lo que puedes esperar en un Audi A8, pero solamente empezarás a tener problemas si superas el metro noventa de altura. Para la mayoría, no sobra, pero suficiente. El maletero, en cambio, tiene una capacidad de 535 litros y gracias a su gran portón, todo queda muy a mano para poder organizarlo a voluntad.

Prueba Audi S7: un comportamiento dinámico espectacular

Una vez que estás a gusto en este interior, toca que la sonrisa aparezca en tu boca como la de un niño pequeño. Tocó el botón de arranque y, a diferencia de los Audi RS, el motor V8 cobra vida con un ligero ronquido para más tarde quedarse en un segundo plano. No es un coche ruidoso, no es un coche para hacer el cabra. Comienzo a rodar y me gusta el confort general: con el Audi Drive Select puedes seleccionar diversos modos de conducción. En el modo confort este Audi S7 es un coche con un rodar espectacular, aplomado, sereno, silencioso.

Ahora bien, la verdad es que no espero demasiado en poner a prueba sus virtudes deportivas. Es un Audi Sport y tiene que ir bien, debe ir bien. Selecciono el modo Sport y el sonido sigue igual de apaciguado. Hundo el pedal del acelerador a fondo y se desata la tormenta. Vale, quizás no tenga esa rabia brutal de un Audi RS7, pero este coche se puede considerar de todo menos un coche lento. Acelera de cero a cien en 4,6 segundos y el motor deja claro que te ofrece, siempre, un empuje brutal, en cualquier circunstancia. Es un motor muy elástico y con ese refinamiento propio de un ocho cilindros. ¡Qué maravilla!

Pero la cosa mejora todavía más cuando llegan las curvas. Me impresiona lo directa que es la dirección, al más mínimo movimiento del volante las ruedas delanteras ya se mueven y puedes realizar un giro pronunciado moviendo muy poco la dirección. Es superrápida, instantánea. Quizás de primero sorprende pero cuando te haces a ella y sientes lo bien que responde el chasis, te vienes arriba. La suspensión tiene una configuración que me gusta mucho: es confortable y filtra bien en la mayoría de los casos pero no balancea en exceso cuando llegan las curvas.

El ritmo que puedes mantener es altísimo, sí, no solo en una autobahn cruzando Alemania a 250 km/h, en una carretera de curvas la eficacia del coche es asombrosa. El gran pero, con mayúsculas, son los frenos: les falta mordiente y se fatigan demasiado rápido. Un coche de 450 CV y dos toneladas necesita un equipo de frenos más consistente, más poderoso y más resistente a la fatiga. 

Pero más allá de eso, el comportamiento y el equilibrio general del coche me parece de lo mejor que he probado en mi vida. La prueba del Audi S7 termina en uno de los puertos de montaña más revirados del Pirineo, el Puerto de la Bonaigua. En este momento, con el V8 ronroneando y dando lo mejor de sí, me doy cuenta de lo mucho que vamos a echar de menos este tipo de mecánicas. Es un motor redondo en un coche que es un auténtico tapado. 

¿Por qué digo esto? Pues porque el S7 se queda en tierra de nadie. ¿Quién se lo va a comprar? Quien busca un coche para viajar mucho prefiere optar por los bajos consumos y el confort de un Audi A7 diésel, quien busca la máxima deportividad y está dispuesto a gastar más de 100.000 euros se va a un Audi RS7. Pero el Audi S7 es fantástico. Combina de manera magistral potencia, confort, dinamismo y una discreción que para muchos puede ser un grado y que el RS7 no tiene. Me recuerda un poco a aquellas versiones ‘sleeper’ de las berlinas del segmento E como el Audi A6 4.2 o el mítico Mercedes E500, lobos con piel de cordero. Vale, este tiene cuatro escapes y los retrovisores metálicos, pero si estás buscando prestaciones discretas y el sabor de uno de los mejores V8 de los últimos tiempos este es tu coche. Si esperas mucho, probablemente te encuentres con dos cilindros menos.


 

Nuestro veredicto

9

Audi A7

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Marca:

Audi