Prueba BMW M3: ¡e//Mocionante!

Una gloriosa herencia que desemboca en un producto que pone los pelos de punta.

Poner a prueba un BMW M3 requiere cierto chequeo previo. Lo primero que debes hacer es tomarte el pulso y ver qué está todo en su sitio. Lo segundo es comprobar algunos elementos básicos del coche, empezando por el estado de los neumáticos. Lo tercero es echar un vistazo por la ventana: si está lloviendo, deberás sacar a relucir la ‘Play Station’ y echarte una partidita al Need for Speed para ir practicando el sobreviraje: sí, más te vale tener claro el concepto drift

¿Tan loco es?

Llego al garaje y mi BMW M3 podría asemejarse como un rockero camuflado bajo la Duquesa de Alba. Sus detalles deportivos quedan camuflados bajo una combinación de color elegante, refinado: BMW Individual ha creado este color azul 'Tansanitblau' que es de lo más espectacular que he visto en mucho tiempo, con un interior en cuero Merino beige que conforman una ‘carita’ de bueno que puede engañar de primeras. Pero rápidamente hay algo que te deja ‘clarinete’ dónde te encuentras montado: aprieto el pequeño botón de arranque y el estruendo que provoca asusta al guarda de seguridad del edificio. Cuatro pisos más arriba.

Este BMW M3 cuenta con el sistema de escape M Performance, desarrollado con la ayuda de Akrapovic, y la verdad es que el sonido que se alcanza pone los pelos de punta. Ahora ya no parece tan bonachón. No obstante, en su interior no eres del todo consciente de la máquina que llevas bajo el trasero: se siente lujoso, refinado, elegante. Todo esto se va a Cuenca en cuanto echas a rodar, pero de primeras me encanta lo bien que te sientes a bordo, con unos asientos que son realmente buenos, tanto por firmeza, como por el mix entre agarre y comodidad.

¿Cómo se comporta?

Salgo del parking y veo caer gotas del cielo. ¡Oh, vaya, no he precalentado con el Need for Speed! Bueno, vamos a ver qué tal va. Antes de nada, sigo con procedimiento de chequeo: hay que comprobar que todas las ayudas a la conducción están conectadas. Hecho. Salgo del parking y lo primero que más me sorprende es la dureza de la dirección: en un mundo en el que hasta los Ferrari más salvajes cuentan con direcciones demasiado blandas, se agradece enormemente un tacto tan durito. Me gusta. El sonido ya se ha calmado y decido pisar con algo más de contundencia el acelerador. El control de tracción me pega una colleja, algo así como: ¿pero tú has visto el firme mojado? ¿Acaso eres nuevo? Lo intento dos o tres veces más, no es buena idea.

¿Tan bestia es?

El motor de seis cilindros y doble turbo del BMW M3 es una de las cosas más estimulantes, emocionantes y salvajes que hay. Es un motor con una mala leche que estimula todos tus sentidos…siempre y cuando los neumáticos traseros sean capaces de asimilar los 431 CV y 550 Nm de par. En mojado cuesta y la verdad es que acostumbrado a otros coches similares con tracción integral, en un primer momento te da la sensación de estar ante algo muy loco. Otro elemento que hace único y emocionante a este coche es su suspensión: un trayecto de 15 segundos por una zona adoquinada te podría quitar algún que otro empaste. Dirección dura, suspensión dura, motor salvaje: ¿tan bestia es?

Aquí no hay medias tintas: es un autentico deportivo y deja de lado esa capacidad que me parece un poco hipócrita de intentar gustar a todos. Es un concepto emocionante, exigente y estimulante.

¿Y en seco qué tal?

Durante esta prueba del BMW M3 quiero dejar muy claro ese concepto de coche estimulante. Al día siguiente el despertador suena muy temprano y todavía con los ojos cerrados llego al coche. El sonido del motor equivale a cinco cafés.  Ayer el día fue desapacible y, sobre mojado, el BMW M3 se siente algo desbocado, ya que los neumáticos traseros sufren para transmitir toda la mala leche del seis cilindros al asfalto. Hoy el día está soleado y tengo claro que me voy a ir a una carretera de curvas para poner en práctica todo lo aprendido la noche anterior en el Dirt Rally: aquí puedes ver los mejores videojuegos de coches en 2017.

Decido colocar el modo Sport Plus y empieza el baile. Lo primero que hay que destacar es la brutalidad del motor: entrega la potencia de una manera salvaje, demencial: los 550 NM de par se entregan desde las 1.850 vueltas y sientes que el motor está siempre lleno de rabia en cualquier régimen. La transmisión DKG de doble embrague me parece un aliado en un coche en el que no es recomendable tener las manos demasiado alejadas del volante: por el mismo precio tienes también disponible el cambio manual. Para valientes y románticos.

¿Qué más se guarda en la chistera?

Tenemos un motor explosivo, un cambio realmente rápido y eficaz, un sistema de escape escandaloso, una suspensión y una dirección muy dura y, para finiquitar el coctel, se une el sistema de frenos cerámicos (8.983,28 euros). La cosa pinta bien. En curvas el BMW M3 es un coche exigente, pero gratificante. La dirección es rápida e implica al eje delantero con una gran eficacia. La suspensión hace que gire muy plano y en este terreno, lo único que debes tener en cuenta es la contundencia con la que pisas el pedal derecho: el motor es sensible y ataca con fiereza, así que si das gas antes de tiempo puedes terminar con un pequeño latigazo detrás.

No obstante, conforme pasan las curvas y te vas haciendo con el coche, el BMW M3 es enormemente gratificante. El motor es explosivo y ese empuje tan bestia puede terminar siendo adictivo (incluso en seco las ruedas traseras sufren si hundes el pedal derecho en marchas cortas). Los frenos son potentes, aunque el tacto de los cerámicos en ciudad no es demasiado agradable: solamente recomendables si vas a rodar en circuito o si todos los fines de semana te vas a ir de tramo. ¿Y si quitas las ayudas electrónicas? Solamente recomiendo hacerlo cuando estás en circuito, ya que te aseguras un baile casi constante al son del acelerador.

¿Sigue siendo el rey?

Cuando vas rápido, el BMW M3 es un coche realmente interesante. Tiene atributos de sobra para ser sensacional cuando buscas emoción y te pones en modo agresivo al volante. No obstante, al dejar a la bestia de nuevo en el garaje me pregunto varias cuestiones. ¿Sería mejor el coche con tracción integral? Sinceramente, sí. Solamente los amantes del drift podrán echar de menos la tracción trasera y te aseguro que para el resto de mortales podría ser más interesante: el coche sufre en exceso a la hora de transmitir todo ese chorro de potencia a los dos neumáticos traseros y probablemente con una tracción optimizada, el motor sería más aprovechable. La próxima generación del BMW M5 será tracción integral y me imagino que toda la gama M irá poco a poco adaptando esta tecnología. ¿Antes o después de ver los primeros BMW M híbridos?

¿Sería mejor siendo menos radical?

Ahí ya no estoy de acuerdo: el BMW M3 es duro y debe ser duro. No se queda a medias tintas, busca la efectividad ofreciendo un comportamiento exigente y no apto para todos los públicos. Es su seña de identidad y me parece que por una vez en la vida, es realmente positivo no tener la intención de querer agradar a todo el mundo. ¡E//Mocionante!

Nuestro veredicto

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