Prueba: Jaguar XF Sportbrake

Jaguar dijo que su nuevo SUV hacía que las berlinas no tuvieran sentido. Pero la nueva es un éxito.

La prueba del Jaguar XF Sportbrake empieza con la sorpresa que supone un modelo así. La marca apuesta por los SUV con el F-Pace y después con el E-Pace, dejando apartada la idea de una berlina familiar. Porque los tipos que quieren un coche premium enorme con mucho espacio en el maletero también desean una postura de conducción elevada y el tipo de viaje que ofrece un 4x4, ¿no? Error, según la compañía. Muchos de sus fieles encontraron el crossover demasiado ancho y alto para que sus perros saltaran dentro, así que se ha permitido la llegada de una berlina a la gama.

Así es como aparece el Jaguar XF Sportbrake: debajo de la carrocería y hasta los asientos delanteros es igual que otros XF, así que vamos a centrarnos en la zona nueva, que es la de carga. Hay 565 litros de capacidad con las cinco plazas en su sitio y 1.700 si las abates. Está en la línea del BMW Serie 5 Touring, pero es menos espacioso que el Mercedes Clase E familiar. A diferencia de éste, no se pueden añadir dos butacas extra, aunque en el Jaguar se queda un suelo plano y esa operación se realiza de forma sencilla, sin mecanismos eléctricos complicados. Las paredes del maletero se han suavizado para impedir que ‘entren’ los pasos de rueda y hagan imposible colocar objetos grandes. Añade los puntos de sujeción y los paneles de separación y estarás ante un área de almacenamiento muy bien pensada.

Todas las variantes de la gama llevan tracción total, ya que la marca asegura que esto va más con el “estilo de vida activo” de los tipos que compran este modelo. En cuanto a sus motores, tienes el aburrido (pero efectivo) turbo de cuatro cilindros con potencias distintas y dos V6: uno de gasolina y otro turbodiésel, que es nuestro favorito. Para esta prueba del Jaguar XF Sportbrake hemos escogido el turbodiésel de cuatro cilindros y 240 CV.

Puedes adornar tu elección con opciones como la suspensión adaptativa, la llave-pulsera ‘Activity Key’, el control de crucero y tecnología para evitar los accidentes, además del techo panorámico más grande del mundo, algo que sin duda necesitaba el planeta. En este segmento no son extrañas las enormes listas de ‘extras’ con precios gigantes y Jaguar no es ajena a ellas. Si te descuidas, estarás comprando un coche por más de 65.000-70.000 euros.

El Jaguar XF Sportbrake más rápido: 3.0 TDV6, con un 0 a 100 de 6,6 s.

El Jaguar XF Sportbrake más barato: 2.0 diésel Pure, 45.600 euros.

El Jaguar XF Sportbrake más ecológico: 2.0 diésel Pure, 118 gr/km de CO2.

Prueba del Jaguar XF Sportbrake: así se conduce

Buenas noticias: el Jaguar XF Sportbrake se conduce igual que la versión sedán, es decir, muy bien. Es el mejor de su categoría en comportamiento, de hecho: le dan igual las ondulaciones del asfalto y suaviza los baches sin dejar de proporcionarte información sobre lo que hacen las ruedas. La dirección es precisa, su cuerpo enorme realiza movimientos contenidos y es ágil. Aunque el XF nunca ha tenido problemas para ir por una carretera de forma menos viva que un Clase E o un Volvo S90.

Donde se queda atrás es en la mecánica. Los motores Ingenium de Jaguar se muestran más suaves que en el XE, pero la referencia impuesta por el BMW Serie 5 es tan alta que los propulsores equivalentes del fabricante británico parecen un poco agobiados. La transmisión automática de ocho marchas no está tan afinada como esperan tu cerebro y tu pie derecho. Tenemos que probar otras mecánicas, pero la experiencia con los XF nos dice que las 2.0 menos potentes sienten la presión y que las 3.0D V6 son las divertidas, las que mejor le van al Sportbrake.

Aunque esta versión no es más larga que la berlina (de hecho, es más corta y baja que su predecesora), pesa unos 135 kg más, dependiendo de los extras. No se notan en una actuación normal o al acelerar, pero un gasto de carburante de casi 7,2 l/100 km en nuestra unidad de prueba sugieren que no es muy ahorradora.

Cuando se mueve, quizá se cuelan un par de decibelios de más desde el asfalto, reverberando en el habitáculo, debido al amplio espacio trasero, pero el XF Sportbrake es muy refinado. El estándar en esta categoría está muy alto y lo cumple con creces.

Prueba del Jaguar XF Sportbrake: en el interior

Prueba Jaguar XF Sportbrake (IV)

Empezando desde atrás, tenemos un portón automático de serie y un maletero de 565 litros, como os decíamos al principio. Vamos un poco más allá: los XF Sportbrake R-Sport cuentan con una doble salida de escape muy prominente; si has estado conduciendo un rato y quieres descargar las bolsas, hay muchas posibilidades de que te quemes las canillas. Se debe al diseño (a todos nos gustan las salidas de escape reales, no falsas), pero no deja de ser algo que hay que señalar en un coche familiar. Cuidado.

Si evitas achicharrarte, tendrás una apertura de 1.061 mm. Libera los asientos traseros (se abaten en 40:20:40) mediante robustas palancas de plástico y obedecerán enseguida, proporcionándote 1.700 l de un espacio útil y plano. Jaguar dice, sin pizca de ironía, que se ha diseñado para meter dos caddies y dos bolsas de golf. ¿Te apetece remolcar tu lancha, quad o caravana (puedes ‘tirar’ hasta de 2.000 kg)? Escoge el gancho eléctrico como opción. Es caro, avisamos.

En las plazas posteriores hay más espacio que en el XF para la cabeza (gracias a una línea de techo más plana) y las piernas de los ocupantes más altos no son un problema. En las delanteras, todo es similar a la berlina, lo que significa minimalista, estiloso y bien rematado, pero sin la clase y los materiales superiores que encontramos en Volvo, BMW o Mercedes. Los mandos del aire acondicionado parecen más baratos de lo que deberían y la pantalla táctil, aunque está a años luz de lo que Jaguar ha ofrecido hasta ahora, carece de ciertas opciones de infoentretenimiento habituales en rivales de marcas generalistas.

Prueba del Jaguar XF Sportbrake: si eres su propietario…

Prueba Jaguar XF Sportbrake (VII)

Con un precio que comienza en los 45.600 euros, es más asequible que rivales como BMW o Mercedes… pero no vas a contar con un XF Sportbrake correctamente equipado y con una mecánica que haga frente a sus rivales por menos de 50.000 o 55.000 euros.

Su cifra más baja de emisiones es 118 g/km de CO2, así que los coches de empresa tendrán mucho que decir en este apartado. La tracción total de serie sube este dato y el del consumo, por lo que veremos qué ocurre cuando probemos mecánicas menos potentes.

Entre el equipamiento estándar también se encuentra la suspensión neumática en el eje trasero para nivelar el vehículo cuando está cargado, el control de crucero adaptativo, espejos exteriores calefactados, sensores de aparcamiento delanteros y trasseros y airbags de cortina.

Prueba del Jaguar XF Sportbrake: veredicto

Prueba Jaguar XF Sportbrake (VI)

El Jaguar XF Sportbrake se conduce tan bien como la berlina y es más bonito, sin sus fallos en las tecnologías. Se trata de algo que merece la pena añadir a la gama.

Nuestro veredicto

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