Si el Jeep Gladiator ya te parecía grande (porque lo es), el Next Level Jeep Gladiator 6X6 era el siguiente nivel. Metafórica y literalmente. La idea de aquel Tyrrell P34 de seis ruedas en Fórmula 1 renace de nuevo con este Jeep, aunque el grueso de las gomas está ahora en la parte trasera.

Prueba del Jeep Gladiator Overland: Potencia, estilo y mucha diversión

El Gladiator se convierte entonces en una máquina mucho más agresiva y repleta de modificaciones mecánicas. De manera normal, se comporta como un coche de tracción a las cuatro ruedas, pero aquí es a las cuatro ruedas traseras. Las delanteras solo trabajarán en los modos de conducción más extremos, pero todo tiene su técnica.

6 ruedas para un monstruo todoterreno

Para aclarar términos, hablaremos de tracción 4x4 solo cuando las ruedas traseras estén en funcionamiento, y de tracción 6x6 cuando entren en acción las del eje delantero.

En 4x4, un diferencial reparte la potencia en una relación de 50/50 a las ruedas anteriores. Sin embargo, cuando se activa el 6x6, las ruedas posteriores toman un 47% de la potencia, mientras que los dos ejes traseros se reparten el 53% restante.

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Pero para albergar ese eje adicional, los ya soberanos 5,6 metros de largo se han ampliado hasta los 6,2 metros. Más largo que uno de sus posibles homólogos, también con seis ruedas: el Mercedes G63 AMG 6X6, que se queda en los 5,8 metros.

La distancia entre ejes es de 4,5 metros, y su peso ha aumentado en 400 kg, hasta las 2,5 toneladas. Sin embargo, la plataforma de carga es medio metro más larga y su volumen ha crecido desde los 1.005 hasta los 1.396 litros. Vamos, que por poder, puedes echarte a dormir sin ningún problema en un colchón.

Y por supuesto, más potencia

El nivel básico de este Jeep Gladiator 6X6 incorpora un motor gasolina V6 de 3,6 litros con 288 CV y 352 Nm de par máximo. Bastante menos torque, eso sí, que la versión diésel de serie, que cuenta con 600 Nm de par.

Su precio comienza en los 129.000 euros. Casi el doble del coste del Jeep Gladiator Overland estándar. Por otros 4.500 euros te pondrán bajo el capó ese ansiado motor V6 de 3,0 litros turbo que sí llevó la unidad del Gladiator que probamos en TopGear hace unas semanas.

Sin embargo, el plato fuerte viene con las opciones alternativas a las motorizaciones de Jeep. Por 40.000 euros podrás montar un V8 SRT de 6,4 litros y 506 CV, y por poco más de 60.000 euros, el V8 del Dodge Challenger Hellcat sobrealimentado de 6,2 litros y más de 700 CV.

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Y finalmente (y ya paramos, prometido), por la escalofriante cifra de 80.000 euros, tendrás 1.013 CV bajo el acelerador gracias al V8 del Dodge Demon. Todas las opciones, además, se ofrecen junto a una caja de cambios manual de seis velocidades o automática de ocho; y un sistema de escape a medida, que puede ser aún más radical por otros 1.500 euros.

Con la tontería, si encuentras tu cuenta bancaria con unos cuantos ceros, puedes prepararte un aparato capaz de correr el Dakar. Porque ya puestos, de perdidos al río (o desierto, vaya).

La conducción no mejora (porque no debe hacerlo), pero la mecánica off-road y la estética dan un paso de gigante

No, no es rápido.  Pero tampoco pretende ser un superdeportivo, aunque seguramente te miren más que a un Lamborghini que pase por al lado. Su conducción no mejora en carretera, es evidente. De hecho, empeora por el aumento de medidas y el exceso de peso.

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Se trata de un coche que para la vida cotidiana, seguramente te quite las ganas de vivir, pero en la naturaleza te las devuelva multiplicadas por 10. Una maravilla estética y de rendimiento off-road.

Un coche para enseñar y que los más atrevidos llevan a embarrarse y trepar rocas de vez en cuando. Al final, entre unas cosas y otras, fácilmente te puede salir por 250.000 euros si lo quieres con la mejor configuración posible.

Y destacar vas a destacar, por encima de todo (literalmente, porque para subirte te va a tocar hacer un esfuerzo y pegar un buen salto).