Prueba del Jeep Gladiator: Potencia, estilo y mucha diversión

Jeep Gladiator Overland.

El todoterreno pick-up con más estilo del panorama actual.

He visto muchos coches en mi vida. Deportivos de los que estoy enamorado, de competición en circuitos... Y claro, todoterrenos. Y he conducido mucho. Pero os aseguro que jamás me divertí tanto con un coche como en la prueba del Jeep Gladiator.

La pick-up todoterreno de Jeep aterrizó hace poco en Europa. Única en su segmento, con un diseño clásico pero modernizado, y por qué no decirlo: sí, con muchos detractores. Hay muchas formas de escribir un reportaje y analizar un coche, y me veo empujado a dar el voto de confianza que se merece a Jeep.

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Podría hablaros de cómo va el Jeep Gladiator en carretera (que lo haré), o en ciudad (que también), pero no es mi idea principal. Porque este coche se ha creado para un objetivo muy específico: la naturaleza. Igual que un gran deportivo se ha construido para devorar el asfalto de un circuito.

Un (enorme) diseño que levantará pasiones por donde vaya

Da igual cuántas fotos veáis del Jeep Gladiator. De las que hice y podéis ver en las galerías, de la web de Jeep o donde sea. Ninguna le hace justicia a este coche. He montado en preciosos deportivos, de amplios escapes y clásicos maravillosos, y os aseguro que nunca ninguno ha causado tanta impresión alrededor como esta pick-up.

Durante la prueba del Jeep Gladiator, la primera vez que lo vi, no llegué a asimilar de forma rápida su diseño y dimensiones. Jeep lleva 70 años haciendo el mismo tipo de coche. Y eso es muy bueno. Si algo funciona, ¿para qué vas a cambiarlo?

Ahora se ve moderno, y en esta versión Jeep Gladiator Overland, sencillamente enorme. Sus medidas asustan: 5,59 metros de largo, 1,84 metros de alto y 1,89 metros de ancho. Evidentemente, un vehículo que en ciudad convierte el aparcar en una aventura de alto riesgo. Menos mal que va cargado de tecnología y sensores...

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La unidad que pude conducir era de un color azul metalizado que se puede ver a centenares de metros y que no pasa desapercibido. La gente te saluda desde sus coches, se acerca a preguntarte por él en los supermercados o aparcando... Sientes que llevas un coche único.

Incluso la Guardia Civil quedó impactada con él cuando se lo enseñé en un control rutinario, ante su evidente curiosidad por un joven conduciendo semejante aparato. Un saludo si leen el reportaje, y espero que consigan un Gladiator para patrullar como me dijeron que querían. Y no es de extrañar, porque sabes que es una bestia off-road solo con mirarlo.

Una conducción irresistible, precisa y divertida

Parte frontal del Jeep Gladiator Overland.
Parte frontal del Jeep Gladiator Overland.

Banzai Motorsport

A la pregunta de cómo es la conducción, la mayor parte de los kilómetros que hice durante la prueba del Jeep Gladiator, fueron en caminos de tierra, escarpados y campo. Porque es para lo que se ha creado este Jeep.

Comenzando por caminos de tierra, solo se puede describir como emocionante. Utilizar la tracción trasera sin el control de tracción es una delicia que requiere manos, sí, pero que te puede alegrar el peor día de la semana en solo dos curvas. Pocas veces he visto derrapar a un coche con tanta facilidad y precisión, sinceramente.

El motor V6 turbocargado de 3,0 litros diésel de mi unidad rinde a 264 CV y un increíble par máximo de 600 Nm. Pese a los 2.403 kg de peso, el coche no para de empujar si se lo pides. Sea en camino o asfalto. Coge velocidad de manera sorprendente, y los frenos hacen que parezca fácil detener después a esas casi 2,5 toneladas.

En cambio, cuando entras en esos regueros complicados y 'caminos de cabras', llenos de piedras y grandes grietas en el suelo, es momento de ir con calma. Tienes a tu disposición la tracción 4x4 automática y continua, además de una marcha reductora que solo usé en alguna ocasión por puro gusto. No me llego a hacer falta.

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Las cámaras trasera y delantera son de gran utilidad, mientras el coche bascula sobre un chasis que cruje y unos ejes que sientes como trabajan de manera uniforme y con precisión, avanzando a través de rocas y barro sin problema.

Al final acabé en un circuito para todoterrenos, intentando encontrar el límite al coche en subidas, bajadas, baches, desniveles para los ejes... Y solo encontré un problema que cualquier persona que sepa mínimamente de todoterrenos, notará a simple vista: cuidado, porque puede empanzar.

Su distancia entre ejes es de unos interminables 3,49 metros, y cuando llegas a una loma, deberás pensártelo dos veces, porque quedarse atascado es una seria posibilidad. Pero midiendo bien las distancias, como mucho notarás como rascan en el suelo las protecciones extra de los bajos. Todo controlado.

Entonces, en ciudad y carretera... ¿Cómo va?

Parte inferior y rueda de repuesto del Jeep Gladiator Overland.
Parte inferior y rueda de repuesto del Jeep Gladiator Overland.

Banzai Motorsport

Pues durante la prueba del Jeep Gladiator, lo usé unas cuantas veces por ciudad y autovía, y se comportó sorprendentemente bien. Sí, debes tener cierto cuidado en los giros y al aparcar. Y en carretera, el Gladiator tiene el mismo coeficiente aerodinámico que un ladrillo. ¿Pero es algo recriminable? Creo que no. Su diseño es su esencia.

Y he aquí mi dilema. El coche entra bien en las curvas, pero barquea muchísimo por sus suspensiones. A grandes velocidades, solo escuchas el ruido del viento sobre la cabina, y los movimientos son toscos en ocasiones. Pero es que este coche no se ha creado para eso. Su entorno es el campo, los caminos, la tierra, arena y rocas. No el asfalto.

Te ofrecerá un buen servicio en este último terreno, pero ni es un deportivo ni es un SUV. Es un todoterreno con sus mejores capacidades enfocadas en entornos todocamino. Simplemente.

Una pick-up sirve para cargar cosas, y el Jeep Gladiator lo hace muy bien

Puestos a testear un coche, se hace bien. Y las amistades siempre están ahí para echar un cable. Esta pick-up ofrece una gran capacidad de carga trasera, que es de 725 kg. Durante uno de los días, llegué a portar atrás cuatro grandes bidones vacíos de aceite Petronas.

Esos bidones sirven genial como papeleras en talleres o pueden reconvertirse en barbacoas, pero había que trasladarlos a 30 kilómetros de alguna forma. Y ahí estuvo el Jeep Gladiator: bidones arriba, sobre el baño de aerosol antideslizante de la caja trasera, y asegurados mediante cuerdas a las sujeciones del sistema Trail Rail y del propio chasis.

No se menearon en ningún momento, y cupieron perfectamente. Misión cumplida y la lona, de nuevo por encima. Como curiosidad, esta lona de tela de mi unidad puede sustituirse por una tapa rígida de tres piezas, al igual que la parte trasera se puede llenar de accesorios Mopar como cajones, portabicicletas, etc. A tu gusto.

Un interior sobrio, pero cómodo y funcional

El interior me sorprendió gratamente. Desde fuera parece algo apretado, todo cuadrado dentro de esa cabina. Pero dentro, tienes suficiente espacio para todos los ocupantes. Delante y atrás. Y lo digo con conocimiento de causa de este tema y el sufrimiento que supone, en muchos coches, mi estatura de 1,89 metros.

Desde la posición del conductor nos encontramos con un volante multifunción con los botones necesarios en la parte frontal y diversos controles multimedia a modo de levas. 

Detrás, un cuadro de instrumentos analógico, y a la derecha, la pantalla multimedia de 7" con Apple CarPlay y Android Auto, aunque solo están disponibles conectando el smartphone al coche mediante cable.

Debajo de la pantalla, los controles físicos del aire acondicionado, asientos y volante calefactable, algún control mecánico (como el control de tracción) y las ventanillas, junto a los enchufes USB, USB-C y jack de 3,5 mm.

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Finalmente, la palanca de cambios de la caja automática de ocho velocidades, la palanca de los modos de tracción y el freno de mano (y este sí que es de mano, como en la vieja escuela). Todo ello acomodado frente a dos reposabebidas y una enorme guantera doble.

Espacio no falta, desde luego, y atrás tampoco. Debajo de los asientos, se encuentran dos baúles bastante amplios en los que puedes guardar herramientas, cables o cualquier cosa por el estilo. Y un altavoz Alpine inalámbrico que puedes extraer y llevarte contigo.

¿Lo hice? Pues no, porque de esto me he enterado hace unos momentos. El coche tiene tantas cosas que no das a basto. Qué rabia, porque lo hubiese disfrutado de lo lindo. Percances del directo (o del diferido), supongo.

El sistema multimedia y de sonido son una delicia

Menú 'Off Road' del Jeep Gladiator Overland.
Menú 'Off Road' del Jeep Gladiator Overland.

Banzai Motorsport

Si algo me impresionó de la prueba del Jeep Gladiator, es la calidad de su pantalla y el sistema de sonido. La pantalla fue sensacional, con un Apple CarPlay funcionando de manera rápida y precisa. 

Además, tienes muchas aplicaciones adicionales de Jeep: mapas muy detallados (incluso de caminos, claro), medidores de sistemas mecánicos, ejes de cabeceo y alabeo, coordenadas, monitorización de la tracción, calefacción... En definitiva, vas servido y no echas nada en falta. 

Y algo curioso que encontré en comparación a otros coches, fue el tono mate de la pantalla, que elimina reflejos de cualquier tipo. Un punto muy positivo.

Por otra parte, si lo tuyo es la música... Yo quedé impactado. A nivel de ecualización, equilibrio de sonidos y graves, el Jeep Gladiator es una bestia. De hecho, lo único que ves a veces por el retrovisor es la luna trasera temblando bajo los graves de los altavoces. Espectacular.

Curiosidades varias: desde desmontar techos y puertas hasta un cierre 'de competición' del capó...

Este coche está lleno de curiosidades y cosas muy prácticas. Entre ellas, cabe destacar que puedes desmontar literalmente todo el coche. La luna delantera puedes inclinarla y apoyarla sobre el capó, mientras desmontas todo el techo y las puertas, para quedarte dentro de la jaula antivuelco como si de un safari se tratara.

Por otra parte, el capó no se abre desde dentro. Y esto sí que debo criticarlo. Ojo, porque abrir los dos cierres al más puro estilo de competición y presionar el cierre de la chapa te lleva unos 15 segundos. No tiene por qué pasar nada, pero alguien muy listo y que sepa mucho... 

Tu ECU y la batería desaparecerían en un abrir y cerrar de ojos. Lo propio hubiese sido un accionamiento desde cabina, la verdad, a parte de los cierres que ya incorpora el coche.

Otra curiosidad son las agarraderas para los pasajeros. Sólidas, con grip y bien situadas en los pilares y las puertas. Y el asiento trasero del medio tiene la suya propia a los pies, para que no sienta que se han olvidado de él.

En la parte de atrás, en la caja, también tienes a tu disposición un enchufe de 230 V y un límite de 400 W, que sirve de sobra para cualquier hornillo o pequeño aparato eléctrico que seguro te sería útil en mitad de la montaña.

Pero hablando de la parte trasera, y esto es un detalle más bien negativo (o gracioso), el sonido del escape. En reposo, emite un silbido de aire que me hizo revisar varias veces si había pinchado. A mí y a algún amigo que me lo tuvo que preguntar. Te acostumbras a ello, pero la primera vez, te da un vuelco el corazón.

Un coche perfecto para zonas agrícolas o rurales, trabajar y el ocio en la naturaleza

En definitiva, la prueba del Jeep Gladiator ha dejado clara una cosa: este coche es muy divertido. Jamás me lo he pasado tan bien como con este todoterreno en un circuito de tierra y el campo junto a familia y amigos.

No es un vehículo recomendable para la ciudad o para devorar kilómetros de carretera. Y sus 10 litros a los 100 kilómetros de media de consumo de combustible, no lo hacen precisamente económico, pero no fue concebido para eso.

Hay que juzgar al Gladiator como lo que es: un genial todoterreno que te hará disfrutar de la precisión de conducir por terrenos escarpados, la velocidad y el derrape en caminos de tierra, y de poder ver el atardecer tumbado en su parte trasera en lo alto de una montaña.

Y eso solo da pie a más ideas: a ir aquí o allá, porque con esto puedes ir a donde quieras. A camperizar su caja trasera, a llevar tus bicicletas a donde nunca habías llegado... El Jeep Gladiator te da poder, y eso no está pagado. Aunque sí tiene precio: algo más de 70.000 euros.

¿Vale la pena? Pues si tienes claro para qué sirve, la utilidad que te va a ofrecer y tu cuenta bancaria lo puede asumir, este humilde amante de los deportivos que ha quedado asombrado por el Jeep Gladiator, te diría que sí. Cómpralo sin dudar, porque te vas a divertir como nunca antes en tu vida.

Nuestro veredicto

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Etiquetas: Todoterrenos, pick-up