Texto original de Cat Dow

Francamente, habrás estado viviendo bajo una roca si estás tan avanzado en la década de 2020 y todavía no sabes lo que es un coche eléctrico. Por si estás despistado, un vehículo de este segmento es el que utiliza electricidad como propulsión. 

El motor eléctrico se puede combinar con un motor que consume combustibles fósiles para crear un híbrido (HEV o PHEV), pero coloquialmente, cuando la gente dice "EV", se refiere a un modelo totalmente eléctrico de batería (BEV). Eso es todo al respecto.

Asegúrate de estar preparado para un coche eléctrico

Pregunta clave. ¿Es adecuado para ti un vehículo eléctrico? Los coches de cero emisiones de grandes dimensiones con forma de SUV son bastante nuevos en el mercado, por lo que si tu presupuesto es ajustado, prepárate para hacer concesiones.

Calcula la distancia que viajas diaria y semanalmente y ten en cuenta los puntos de carga o acceso a una red de carga más cercanos. Por supuesto, es útil tener tu propio punto de recarga, pero si no lo tienes, es algo a considerar.

Plantéate comprar un vehículo eléctrico viejo (más barato)

Los automóviles eléctricos se remontan al siglo XIX, por supuesto, pero será complicado encontrar uno de ellos en un sitio clasificado. Las cosas modernas más convencionales comenzaron a llegar a partir de 2010. 

Por aquel entonces, la autonomía era suficiente para los desplazamientos diarios y algo más: considera que un Nissan Leaf de primera generación tenía una batería de 24 kWh. (La segunda generación llevó eso a 40 kWh). Estos primeros coches tenían un puerto de carga ligeramente diferente (ya veremos eso) y se cargarán más lentamente en todas partes.

Gasta más si quieres cargar tu vehículo eléctrico más rápido

Cuanto más nuevo es el modelo eléctrico, en términos generales, más grandes e inteligentes son las baterías. Es más probable que estos vehículos electrificados usados ​​tengan la última tecnología de carga rápida y también características de cabina más sofisticadas.

Por contra, tu cuenta corriente deberá ser considerablemente más grande. Ese cálculo de kilometraje semanal determinará si realmente necesitas gastar casi 12.000 euros adicionales en su modelo de cero emisiones usado.

Verifica el estado de la batería

Es fundamental comprobar el estado de la batería. Puedes medirlo viendo lo que figura en el rango de autonomía con la batería llena por completo y luego compararlo con la que promete un modelo nuevo. Si bien no es una ciencia perfecta, detectará cualquier anomalía evidente en el improbable caso de que se haya abusado de la batería.

Comprueba si hay daños, especialmente en el cable de carga

Comprar un vehículo eléctrico es como comprar cualquier otro motor usado. Revisa la carrocería, los neumáticos y el acabado interior en busca de signos de daños, corrosión o reparaciones poco fiables. También deberás revisar el permiso de circulación y averiguar si hay algún pago o multa pendientes.

Con un vehículo de cero emisiones también es importante comprobar el cable de carga. Si está dañado, convendría pedirle al comprador que rebaje 120 euros del precio mínimo de venta. Eso es lo que te costará reemplazarlo.

Ajusta tus cálculos de kilometraje al modo eléctrico

Calcular un buen kilometraje para un vehículo eléctrico de segunda mano es diferente a hacerlo para un coche de gasolina. En lugar de apuntar a un promedio de 10 a 12 mil por año para la edad del automóvil, los vehículos eléctricos pueden recorrer una distancia bastante más elevada: piensa en menos piezas móviles, transmisiones automáticas, etc.

Eso sí. La tecnología de gestión del calor de las baterías de los modelos más antiguos no es tan buena como la de los coches nuevos de hoy. Puede significar que algunos módulos de batería (reemplazables) podrían fallar, pero es raro que falle todo el paquete. Por lo tanto, un EV de bajo kilometraje puede promediar más kilómetros de los que estás acostumbrado.

Lleva el vehículo eléctrico elegido a una prueba de conducción

Eléctrico o no, no hay nada como ponerse al volante y probar un automóvil tú mismo. Durante dicho viaje, estate atento a cualquier golpe extraño o suspensión chirriante (no olvides que las baterías son pesadas). Será fácil. Recuerda, no hay ningún motor ruidoso.

¿Silencio incómodo con el vendedor? No te preocupes: pídale a tu acompañante que encienda la radio, prueba los altavoces y el aire acondicionado (y, cómodamente, observa cómo se va reduciendo la autonomía).

Verifica el tipo de puerto de carga del automóvil

Al igual que la guerra de puertos de carga entre Apple y Android, los vehículos eléctricos han pasado por una evolución similar. Hay una combinación de opciones Tipo 1, Tipo 2, ChaDeMo y CCS. 

En resumen, el puerto más común es el Tipo 2, pero algunos de los Leafs más antiguos tienen puertos ChaDemo. Es probable que ChaDeMo sea un factor decisivo para cualquiera que dependa de cargar fuera de casa. Un adaptador que lleve el ChaDeMo a CCS (el puerto DC más común actualmente) o una conversión de puerto costará más de 2.300 euros.

No olvides consultar el historial de servicio del coche

Aunque hay menos detalles complicados, un coche eléctrico sigue siendo un coche. Tienes que tener dotes de Sherlock Holmes y asegurarte de que el historial de servicio esté presente y sea correcto. Si no es así, no es el fin del mundo, pero es una compra muy arriesgada.

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