¿Conoces al Opel Astra eléctrico? Así era este experimento de 1991

Opel Astra eléctrico
¿Sigues pensando que los coches eléctricos es un concepto moderno?

El Opel Astra es uno de los compactos más conocidos en Europa, pero pocos saben que en un momento dado fue uno de los mejores coches eléctricos. ¡Hace 20 años! Hoy toca hablar de un Opel Astra eléctrico de 1991, el programa de investigación bautizado como Opel Impuls que llevó a la marca alemana a investigar con este tipo de vehículos libres de emisiones.

Es una iniciativa que Opel arrancó en 1990 con el objetivo de investigar la electro-movilidad. El proyecto arrancó con el Opel Kadett eléctrico de tres puertas al que añadieron un pequeño motor eléctrico de 16kW de potencia, alimentado por una batería de níquel-cadmio capaz de almacenar suficiente energía como para recorrer 80 km entre el tráfico urbano. No era el primer intento de un Opel eléctrico, ya que antes, en 1969, ya se había desarrollado el Kadett Stir-Lec.

Pero sin duda este proyecto era más interesante. En 1991 nace el Opel Astra y el proyecto de alta tecnología sigue en pleno vigor. El grupo de ingenieros, formado por especialistas del fabricante de baterías SAFT y por la compañía eléctrica alemana RWE Energie, se mantuvo con un objetivo claro: mejorar las prestaciones, la autonomía y poco a poco intentar crear un vehículo libre de emisiones que fuera plenamente utilizable.

Opel Astra eléctrico: con dos motores

El Opel Impuls II se basó en la carrocería familiar del Opel Astra de primera generación. ¿Por qué? Pues porque era una carrocería más grande donde se podían meter más baterías. ¡E incluso más motores! Y es que una de sus grandes novedades era la utilización de dos motores eléctricos asíncronos trifásicos capaces de generar unos 45 kW cada uno. En conjunto arrojaban una potencia de 86 kW y 128 Nm de par, permitiendo mejorar notablemente las prestaciones de este prototipo eléctrico.

El Opel Astra eléctrico era capaz de alcanzar los 120 km/h, mientras que los 50 km/h desde parado se veían en el cuadro de mandos en apenas seis segundos. Parte de su éxito era un peso aceptable, de 1.330 kilos: ¡hoy en día sería una cifra fantástica! En 1991 suponía un sobrepeso de 225 kg extra respecto al Opel Astra con motor de combustión. Aún así, sus cifras eran bastante buenas.

El objetivo de Opel era mostrar al mundo que la tecnología eléctrica estaba sobre la mesa y que se podía adaptar a prácticamente cualquier tipo de vehículo. Una de las claves es que estéticamente apenas tiene diferencias: en el caso del Opel Astra eléctrico, el Impuls II, su principal característica estética era un capó transparente, donde se podía ver parte del sistema eléctrico del vehículo.

Toda una declaraciones de intenciones: lo que tienes delante es un Opel Astra normal y corriente, pero aquí te dejo entrever lo que él ofrece. Lamentablemente no te puedo dar cifras de autonomía, pero es de esperar que no fueran demasiado emocionantes: rondarían los 100 km. Esta segunda generación del proyecto Opel Impuls fue importante para dar un paso más allá.

Opel Impuls III: el momento de probar la tecnología

Con la segunda generación del Opel Astra eléctrico se decidió ir un paso más allá. Estaba claro que el concepto funcionaba y era interesante, pero faltaba conocer si era un proyecto viable en la práctica. Opel decidió desarrollar el Opel Impuls III, también basado en la carrocería familiar del Opel Astra de primera generación.

Se decidieron fabricar dos ejemplares diferentes, uno de ellos con baterías de níquel-cadmio y otro con baterías de sodio/cloruro de níquel. Se realizaron cinco prototipos de cada uno y se empezaron a probar en la vida real para ver cuál era su rendimiento y, sobretodo, su fiabilidad y durabilidad con el paso del tiempo y los kilómetros.

Opel Astra eléctrico

Los ejemplares fueron cedidos a organismos públicos como a cuerpos de policía y a otros entes y algunos ejemplares pudieron realizar más de 300.000 kilómetros. La información recogida por los ingenieros de Opel fue muy interesante y en los años siguientes siguieron desarrollando vehículos y prototipos libres de emisiones.

El Opel Astra eléctrico todavía no es una realidad y Opel nunca pudo, como marca independiente, desarrollar una tecnología eléctrica propia que llegara en masa a los concesionarios. El Opel Ampera-E fue desarrollado junto al General Motors, mientras que el Opel Corsa eléctrico cuenta con tecnología del Grupo PSA en general y de Peugeot en particular.

Opel camina de la mano de un nuevo socio y no tengo duda que la electricidad será protagonista en su gama en los próximos años. Pero cuando se mira al pasado, este Opel Astra eléctrico deja patente que la firma de Rüsselsheim tenía muy claro que la tecnología eléctrica sería clave en el futuro. ¡Acertaron!