Hay muchos motores sensacionales en la historia del automovilismo y, si nos remontamos a décadas recientes, también hay mecánicas sobresalientes. En el mundo de los coches japoneses, el motor del Nissan Skyline GT-R R34 es uno de los más aclamados. Sí, hablamos del propulsor RB26DETT de Nissan.

Para hablar de él, lo cierto es que tenemos que remontarnos al año 1989, diez años antes del lanzamiento de la generación R34 del Skyline. Sí, en este modelo ganó este motor buena parte de su popularidad, pero donde lo pudimos encontrar en un primer momento fue en la generación R32, conocida con el apodo de ‘Godzilla’.

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Tras una desaparición temporal de las versiones GT-R de la berlina japonesa, a finales de los 80 se recuperó esta denominación. Eso sí, teniendo en cuenta que la primera y segunda generación utilizó el bloque S20 de 160 CV, ahora era necesario contar con otra mecánica. Sería nuevamente un motor de seis cilindros, sí, pero con unas capacidades muy superiores.

Así es como se creó el RB26DETT, un propulsor de 2,6 litros y dos turbos que desarrollaba 280 CV sobre el papel por el pacto de caballeros de Japón en aquellos años, pero que realmente entregaba más de 300 CV. Con el tiempo llegó a ofrecer 330 CV de serie y solucionó problemas iniciales como aquellos relacionados con la lubricación, convirtiéndose así en una joya del automovilismo japonés.

Esto último no se refiere exclusivamente al hecho de que se trate de un motor conocido, ya que su rendimiento estuvo más que comprobado. En las versiones de competición, se pudieron obtener unos 500 CV y eso le sirvió al R32 para dominar en el Campeonato Japonés de Turismos, así como en el de Australia. Es en este país, de hecho, donde el coche recibió el apellido ‘Godzilla’.

Con todo, se puede decir que esta mecánica es uno de los grandes éxitos de Nissan, razón por la cual se mantuvo en la generación R33 de 1993. Aun así, el coche que más se relaciona con este propulsor es el Skyline GT-R R34, lanzado en 1999. 

Es, junto al Toyota Supra A80, uno de los deportivos japoneses más adorados, también gracias a sagas cinematográficas como Fast & Furious y de videojuegos como Need for Speed. Ahora es una especie de leyenda y por ello se venden algunas unidades por cientos de miles de euros. Sin embargo, más allá de todo lo que haya inflado su popularidad, era realmente un gran coche.

En sus versiones convencionales, ya ofrecía unas muy buenas cualidades, pero también existieron variantes que fueron más allá. Por ejemplo, ediciones limitadas como la V-Spec II Nür y la N1 afinaban más las cualidades de este modelo, así como los NISMO S-Tune, R-Tune y Z-Tune eran capaces de llegar al terreno de los 500 CV.

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Todo esto era posible con variantes de este modelo ofrecidas por el propio fabricante japonés, pero no hay que dejar de lado el mundo de las personalizaciones, ya que uno de los grandes puntos fuertes del motor RB26DETT es su potencial de modificación. Como el 2JZ de Toyota, hablamos de un bloque capaz de lograr fuertes mejoras con relativa facilidad.

De esta forma, el motor del Skyline GT-R R34 no solo se ha hecho famoso por este modelo o por las demás generaciones que lo montaron, sino también por haber sido uno de los pilares del mundo de las modificaciones dentro y fuera de Japón. En definitiva, es una leyenda del automovilismo nipón cuya fama esta más que justificada.