Prueba: BMW M4 GT4 en el Circuito del Jarama. 550 CV en un coche de campeonato

Al volante de un BMW M4 GT4 de carreras pilotado por Nerea Martín y Jose Manuel de los Milagros: 550 CV y mucho carácter...

El Circuito del Jarama se despierta mojado por la niebla, algo que me  pone alerta. Estoy a punto de el BMW M4 GT4 de Nerea Martín y Jose Manuel de los Milagros, con el que compitieron en el GT-CER esta temporada, y esta situación es lo que se dice tranquilizadora.

Pero tengo motivos para estar tranquilo, pues los pilotos de los BMW M4 GT3 en el box contiguo parecen no preocuparse en lo más mínimo: cuando salen a pista, pasan a fondo por la recta de meta y frenan tarde. Mucho. Demasiado para mis reservas de seguridad.

¿Qué diferencias hay entre el BMW M4 CSL de calle y el M4 GT3 de carreras?

Tras un breve encuentro informativo, es momento de ponerse el mono, los guantes y el casco. La tensión aumenta. El M4 GT4 que voy a probar tiene el mismo motor que el BMW M4 de calle, un seis cilindros de 3.0 litros con 550 CV y 650 Nm. 

El propulsor S58B30T0 (un alumno aventajado de la familia B58) transfiere su potencia al eje trasero y se combina con una caja de cambios ZF de siete velocidades manejada por levas magnéticas detrás del volante, aunque algo pequeñas para mi gusto amateur, y con una respuesta perfecta.

Hablando del volante, una curiosidad: en este BMW, es de la marca Fanatec y puede conectarse tanto al coche de carreras como al simulador en casa, lo que está genial para seguir entrenando cuando sales del circuito.

En cuanto a los asientos, los bacquets Recaro están firmemente asegurados al suelo del vehículo y son los pedales y el volante los que se ajustan a la altura del piloto, lo cual resulta muy cómodo durante los cambios de conductor. Por su parte, la pantalla muestra toda la información esencial de configuración en tiempo real.

Hora de la verdad: comienza la prueba en el Jarama

Me ajusto los arneses y enciendo el motor. Un zumbido se filtra por mi casco. ¡Esto va en serio! Salgo al Pit Lane. Mantener los 60 km/h de máxima en esa zona me hace sentir bien. Mejor que bien. 

Llego al final y desactivo el limitador con un botón violeta. Los 550 CV se desatan de golpe y avanzo con determinación. La primera curva aparece rápidamente. Debo frenar y la sensación es asombrosa: el coche decelera con una estabilidad, mordida y eficacia pasmosas. 

Puedes aplicar una frenada violenta gracias al sistema ABS que se ajusta en 10 posiciones, al igual que el control de tracción. Pero ahora me toca acelerar a fondo y nuevamente siento la potencia pegándome al respaldo del Recaro. 

En curvas la dirección es precisa, con un peso adecuado y una comunicación directa con el eje delantero, indispensable en un vehículo así.

¿Mis primeras impresiones de esta prueba? El BMW M4 GT4 es un automóvil de competición en todos los sentidos, pero está tan bien afinado que resulta relativamente sencillo conducirlo a alta velocidad. 

Los ingenieros de BMW Motorsport aseguran que se pueden alcanzar el 90% de sus prestaciones de manera simple, lo cual me parece suficientemente significativo de lo bien calibrado que está el coche. Sin embargo, solo los mejores pueden exprimir ese último 10%: no preguntes dónde estoy yo...

Volviendo al asfalto, en las curvas rápidas la suspensión trabaja de manera excepcional para mantener la estabilidad trasera, evitando esfuerzos adicionales en la dirección. 

No hay indicios de sobreviraje para mi tranquilidad y solo en las curvas más cerradas, como las de Le Mans, se puede sentir un ligero subviraje si se aplica demasiado ángulo de giro sin cargar peso en el eje delantero durante la frenada.

En resumen, puedo retrasar tanto la frenada que incluso me permito el lujo de rematar la última parte de esta acción al entrar en la curva para ayudar al coche a girar más rápidamente y seguir las indicaciones del volante (durante la prueba, a pesar de las condiciones húmedas, se usaron neumáticos lisos).

A medida que avanzo con el BMW M4 GT4, me siento cada vez más cómodo. Es una lástima que sea mi última vuelta. Regreso al box con una sonrisa y la sensación de haber exprimido solo una pequeña parte del potencial de este excelente vehículo. Extraer el 100% de sus capacidades es tarea de auténticos pilotos...