BMW fabricó en 2006 un motor bivalente que carburaba con gasolina e hidrógeno

BMW Serie 7 F01/F02

Gustavo López Sirvent

Tenía una autonomía total de 700 km y era capaz de desarrollar 260 CV

Dentro de la amalgama de los diferentes motores existentes en el mundo de la automoción, el de hidrógeno es quizá el más novedoso (y el que menos salida tiene, de momento) y el llamado a ser la alternativa al coche eléctrico como lo conocemos actualmente. Pero esta tecnología ya se probó años atrás en un experimento que realizó BMW.

En su afán de investigar y buscar opciones diferentes a los motores de combustión, la compañía de Múnich fue pionera y fabricó un motor V12 bivalente que funcionaba con gasolina e hidrógeno. Y eso fue en 2006, con lo que cobra más relevancia porque ese sistema de propulsión apenas era conocido, no como ahora que ya todas las marcas exploran sus beneficios.

Y no te pienses que fue un experimento, no. El constructor muniqués lanzó al mundo el BMW Hydrogen 7. Se trataba de un sedán de lujo en su versión con carrocería extendida, que montaba la citada mecánica del V12 y el hidrógeno. E insistimos, era 2006.

El plan que trazó la firma alemana con este propulsor de hidrógeno ya venía de atrás. Dos años antes ya estaba trabajando con el prototipo BMW H2R Record Car. A ese vehículo se le instaló el famoso V12 de 6.0 litros del BMW 760i adaptado para que pudiera carburar con hidrógeno. Una vez testeado, logró superar los 300 km/h y consiguió acelerar de 0 a 100 km/h en 6 segundos.

El lanzamiento del BMW Serie 7 de hidrógeno supuso una revolución a nivel tecnológico, pero no tanto a nivel mecánico. Equipaba el mismo V12 de 6.0 litros, pero desarrollaba una potencia de 260 CV, una cifra mucho más baja que los 450 CV del propulsor original de gasolina. 

También redujo su velocidad y su aceleración de 0 a 100 km/h respecto al prototipo H2R (alcanzó los 230 km/h y aceleraba de 0 a 100 en 9,5 segundos, respectivamente). 

Este propulsor estaba preparado para funcionar indistintamente con gasolina e hidrógeno y el conductor tenía la opción de seleccionar uno u otro combustible desde un botón en el volante. Una vez que el hidrógeno se agotaba, el motor se alimentaba automáticamente de gasolina. Entre ambos propulsores, el coche tenía una autonomía de unos 700 km.

El coche de hidrógeno en España

En España, el mercado de los coches de hidrógenos está limitado, de momento, a tan sólo dos modelos: el Toyota Mirai y el Hyundai Nexo, pero sus ventas son prácticamente insignificantes. 

De todas maneras, fabricantes como Toyota están apostando fuertemente por el hidrógeno, pero como combustible. Sin ir más lejos, la compañía japonesa ya ha probado este elemento químico en la competición, tanto en estado gaseoso como en estado líquido.