Un informe revela que ya se conocían los peligros del CO2 en 1954 y no se hizo nada al respecto

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Una investigación reciente ha desvelado que la industria petrolera y automovilística ya conocía el daño del CO2 a la atmósfera en la década de 1950. Sin embargo, se optó por no hacer nada al respecto.

La conversación sobre los efectos del CO2 sobre la atmósfera y los problemas del cambio climático no es algo nuevo. Hace décadas que se conocen los perjuicios asociados a ello, pero un informe lo remonta todo ahora a los años 50. Según se ha señalado, ya en 1954 la industria petrolera y automovilística conocía los efectos negativos del CO2 en el planeta, pero no se hizo nada por evitarlos.

A mediados de la década de 1950, Charles David Keeing, investigador del Instituto Tecnológico de California (Caltech), recogió muestras de dióxido de carbono (CO2) en California. Lo hizo en las secuoyas de la zona, así como en otras localizaciones de esta parte de los Estados Unidos.

Estas investigaciones resultaron en unos experimentos en el volcán hawaiano Mauna Loa que permitieron configurar la Curva de Keeling, una representación de la concentración de CO2 en la atmósfera desde 1958. Fue en estos años cuando se empezó a prestar atención a este fenómeno y se empezó a hablar de los peligros de la contaminación para el planeta.

Durante décadas, los efectos negativos del dióxido de carbono y el cambio climático han sido un tema de debate, pero no es algo que se haya tomado en serio hasta hace relativamente poco tiempo. Sin embargo, esto no es fruto del desconocimiento, ya que unos documentos publicados en DeSmog por Rebecca John, investigadora del Climate Investigations Center, muestran lo contario.

Algunas investigaciones fueron financiadas por petroleras

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Según la información que se ha desvelado, algunas de las primeras investigaciones sobre este asunto fueron financiadas por la industria del petróleo y automovilística en los años 50. Así se ha comprobado a raíz de documentos de los Archivos Nacionales de Estados Unidos, la Universidad de California en San Diego, periódicos de Los Ángeles de la época y los archivos de Caltech.

Estos documentos señalan que en 1954 una coalición de firmas del mundo del petróleo y la automoción (como Ford y General Motors) aportó 13.814 dólares a la Air Pollution Foundation. Esta cifra, que equivale a unos 158.000 dólares actuales, sirvió para financiar las investigaciones de Keeling sobre el smog, una niebla que se podía ver en la ciudad de Los Ángeles en aquellos años, y el CO2. 

Estos trabajos se llevaron a cabo hasta 1956 y entonces se expresó a la fundación que las emisiones de CO2 provenientes de la industria podían tener que ver con esa niebla contaminante que cubría la ciudad. Sin embargo, la Air Pollution Foundation señaló a Caltech que ese no era el causante del smog y se optó por investigar en su lugar sobre los isótopos de hidrógeno como posible culpable de ello.

Tras esto, las mediciones en el volcán Mauna Loa pudieron llevarse a cabo gracias a los fondos federales, pero la industria del petróleo siguió negando los efectos negativos del dióxido de carbono durante años. De hecho, en los años 80, miembros de la Air Pollution Foundation (que contaba con fabricantes de coches y empresas petroleras como Chevron y BP) crearon una campaña al respecto.

Entonces esta fundación lanzó un mensaje contrario a las políticas climáticas pensadas para frenar el calentamiento global y negó los efectos del CO2, pese a haber sido advertidos sobre ello hace décadas. Sin duda, una postura muy diferente a la actual, si bien ahora nos encontramos en un momento más crítico a raíz de la falta de actuación mucho tiempo atrás.

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